Versova, el grupo de voluntarios que los sábados limpia la basura en la costa de San Isidro

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Metidos en el barro y armados con botas, bolsas, guantes, barbijos y unas ganas enormes, alrededor de 50 jóvenes se toman la mañana para limpiar las costas de San Isidro. Predomina el verde, pero también las latas de aluminio, las bolsas de nylon, las botellas de plástico y el telgopor que flotan por el Río de la Plata y se depositan en la costa. Eso que nada tiene que ver con el paisaje natural ribereño es lo que buscan combatir los voluntarios de Versova, una organización que nació en 2020, en plena pandemia. Desde hace cuatro meses, se organizan para ir todos los sábados a levantar los desechos que contaminan el agua y ya llevan juntadas 10 toneladas de basura.

Los chicos y chicas voluntarios de Versova recolectan residuos y separan todo lo que es material reciclable

Se inspiraron, y de allí tomaron su nombre, en Versova Beach, una playa en Mumbai, India, donde voluntarios limpiaron 5,3 millones de kilogramos de residuos y lograron transformar un basural en el nuevo hábitat de centenares de tortugas. “La idea surgió una tarde de cuarentena, cuando me senté frente al río con una amiga, Luz, con la cual compartí voluntariado en la India, y vimos la contaminación enorme que había”, cuenta Lucas Zothner (24), uno de los tres fundadores junto a Luz Estol (24) y Tomás Beccar Varela (22). Buscaron que no sea un encuentro esporádico de amigos y vecinos sino asumir un verdadero compromiso con la naturaleza y con la comunidad: por eso, se asesoraron, armaron el grupo y se pusieron como objetivo limpiar toda la costa del Río de la Plata de San Isidro para fines de este año. “Queríamos un proyecto sustentable y sostenible en el tiempo, con metas claras”, agrega Lucas. Hasta ahora se sumaron 290 voluntarios, de los cuales 50 lograron transformar las limpiezas en un hábito fijo semanal. “La gran mayoría son jóvenes, pero vienen de edades muy diversas y también familias enteras”, destaca.

Los voluntarios llegan puntuales, chocan los puños; otros, los codos. “Feliz año para todos”, dice Lucas. Arman una ronda. Todos atentos a las indicaciones que él da junto a Luz. Se dividen en subgrupos, cada uno tiene la responsabilidad de limpiar una zona. Ese día, la caravana salió de Paraná y el Río, en Olivos, la idea es cubrir toda la ribera sanidrense. Entre risas se motivan y empieza el trabajo. A la altura de la orilla hay residuos de todos los tamaños y colores. “Me parece muy terapéutico. Estar metida en el barro sacando bolsas y ver a muchos jóvenes haciendo lo mismo, me emociona”, cuenta Luz, con su sonrisa contagiosa. “Se está formando una comunidad muy linda. Siempre espero que lleguen los sábados. Lo hacemos con muchas ganas”, dice y agarra dos bolsas llenas de basura. Camina, se embarra, se moja, limpia.

Natalia Aga Milovic es estudiante de Biología Marina y es una de las voluntarias que va todos los sábados

Los guantes se empiezan a llenar de barro y las bolsas, con desechos que contaminan las aguas y aniquilan los ecosistemas. Los materiales que se reciclan van en bolsas blancas y los que no, en amarillas. La municipalidad las recoge y las lleva a tratamiento o al Ceamse, según corresponda. “Limpiar el río es devolverle un poco todo lo que le echamos. Hay que ser más consciente de qué manera nos afectan los desechos que están tirados”, dice Natalia Aga Milovic (26), voluntaria, estudiante de Biología Marina, mientras recoge todo tipo de basura entre medio de los juncos. Son las 11. Algunos se hidratan, otros estiran la espalda. A unos metros hay un grupo haciendo yoga y ejercicios. Van llegando más voluntarios. Saludan y rápidamente se colocan los guantes, agarran bolsas vacías, las llenan, siguen. Las pilas blancas y amarillas, crecen. “Una mañana estaba corriendo por la costa y vi a unos chicos juntando basura. Me acerqué y ahora vengo todos los sábados con toda mi familia”, dice Gustavo Biasoti, con dos bolsas llenas en la mano. “Se va sumando gente, se contagian las ganas. Si todos aportamos nuestro granito de arena, esto va a estar mucho más limpio”, asegura. En la zona se ven todos los fines de semanas a windsurfistas, kayakistas, practicantes de kitesurf y otros deportes náuticos. También un gran número de pescadores, que se traen las sillas y pasan todo el día con su caña de pescar. Muchos jóvenes caminando, pasean en bicicletas; algunas familias tomando mate. “El río lo es todo: tomo mates acá, leo libros; me reúno con mis amigos. Es el lugar que más utilizo, verlo sucio, me pone mal. Tenerlo limpio es como limpiar mi casa”, asegura Lucas, con sus palabras cargadas de emoción. Se acomoda el barbijo, hace calor, pero hay que cumplir con las reglas del protocolo. Remueve las ramas, encuentra un sapo.

Plásticos y bolsas plásticas son el principal tipo de residuo encontrado

Luz camina segura con sus botas negras, un piluso gris gastado en la cabeza, la frente transpirada y el barbijo que molesta. Agarra el teléfono, saca un par de fotos y graba unos videos para subirlo al Instagram de Versova. “La primera limpieza se realizó con gente cercana, éramos 24 personas. Después empezamos a subir fotos en las redes, y todos los sábados se suman cada vez más”, dice. Ella se encarga del manejo de las redes, de la organización, y también de limpiar. Como sucedió con el vasto movimiento de jóvenes preocupados por el planeta, las redes se volvieron una herramienta fundamental de difusión y llamado a la acción. Lucas y Luz coinciden en que al principio les costó adaptarse a la rutina de limpieza y tratar de sistematizar las cosas que realizaban. “Dos meses antes de arrancar con el proyecto nos juntamos con una ingeniera Medio Ambiental quien nos explicó un poco todo”, declara Luz. “A medida que esto fue creciendo, todas las preguntas terminaban en nosotros y decidimos poner líderes de limpieza, que se encargan de orientar a diferentes grupos”, detalla Lucas.

Los tres fundadores de Versova: Tomás Beccar Varela, Lucas Zothner y Luz Estol

Los juncos se extienden por toda la costa. Sus raíces contribuyen a fijar el suelo y, además, sus tallos retienen los sedimentos arrastrados por el río. “Esto verde que se puede ver ahora, hace unos meses estaba lleno de basura. Ahora está repleto de frescura y muchas flores, y eso nos pone supercontentos”, afirma Lucas y asegura que falta mucho por hacer. Saben que las limpiezas no son una solución definitiva, pero sí una experiencia que acerca a la población y a los vecinos al problema.

Siguiendo protocolos de cuidados, la pandemia no frenó el trabajo de limpieza de los jóvenes

¿Cómo sumarse?

Todos los sábados a las 10 de la mañana, Versova invita a quienes quieran sumarse a sus limpiezas de las costas de San Isidro. Contacto: @somosversova para conocer el punto de encuentro.  

FUENTE: LA NACIÓN

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andrea

me gustaria hacer lo mismo en vicente lopez