Luis Federico Leloir fue un profesional que llenó de orgullo al país. Médico, bioquímico y farmacéutico, recibió hace 50 años el Premio Nobel de Química por el trabajo de toda una vida. Hoy, recordamos su fallecimiento -2 de diciembre de 1987- repasando sus mayores logros en el ámbito profesional.
Leloir nació en París, en 196, luego de que su familia viajara a Francia para que su padre fuera operado del corazón. Los médicos no pudieron salvarlo, y lamentablemente falleció una semana antes del nacimiento de su hijo. Siempre interesado por la lectura y naturaleza de su alrededor, estudió Arquitectura -aunque luego la abandonó- y luego inició Medicina, que le permitió obtener en 1970 el Premio Nobel de Química por una investigación más que compleja: la atención de Leloir giró en torno a los nucleótidos de azúcar, y el rol que estos cumplen en la fabricación de los hidratos de carbono. Así, Leloir descubrió la enfermedad congénita galactosemia.
Leloir falleció producto de un ataque cardíaco a los 81 años. En aquel entonces, se supo que donó todos los sueldos y premios que ganó durante su actividad como investigador al Instituto que hoy lleva su nombre, centro de investigación Bioquímica, Farmacia y Biología celular y molecular.