Pedaleó 180 kilómetros hasta la base del Aconcagua, llegó a la cumbre sin asistencia y regresó a su casa 54 horas después

Historias para contar Slider costado

Martín Erroz, geólogo y andinista de 47 años, cumplió un objetivo que le parecía imposible al tocar el pico más alto del continente americano. “Siento que salí a comprar pan y regresé 54 horas después. Fue una aventura increíble, una experiencia que me quedará grabada para siempre”, relató

"Me encontré solo en mi hermoso mundo cumpliendo una meta que me parecía imposible y acá estoy, pudiendo decir que lo logré", manifestó

No es la primera vez que Martín Oscar Erroz, mendocino de pura cepa, alcanzó la cumbre del Aconcagua. Este geólogo de 47 años lo hizo en veinte oportunidades: la primera vez que subió al pico más alto del continente americano era un adolescente de 18. La experiencia que cumplió el jueves 9 de febrero superó todas las expectativas: propias y ajenas.

Es que, casi sin quererlo -porque asegura que no suele ir detrás de récords sino de desafíos personales- se convirtió en el primer montañista en salir de su casa pedaleando 180 kilómetros sin parar, llegar a la base, subir hacia la cumbre y luego emprender el regreso cumpliendo el mismo recorrido. Todo lo pudo hacer en 54 horas, sin asistencia y habiendo llevado los elementos mínimos e indispensables. Su mochila pesaba 25 kilogramos.

“Sí, lo logré y estoy feliz. Siento una gran satisfacción por el hecho de haber emprendido este desafío en la más absoluta soledad, porque es allí cuando uno se conoce de verdad. Toda mi vida amé la montaña y vengo de una familia deportista y aventurera, pero siempre que pensaba en algo así lo veía lejano, casi imposible. Por eso mi mensaje es que hay que fijarse objetivos e ir hacia adelante. Simplemente, los sueños se pueden lograr”, dijo Martín Erroz.

Martín Erroz partió de su casa el jueves a las cuatro de la mañana: volvió 54 horas y una cumbra en el Aconcagua después

Papá de Agustín, de 17 años, y de Lucía, de 14, en enero sorteó la prueba piloto cuando subió el cerro El Plata, el pico más alto del cordón montañoso homónimo ubicado en la provincia de Mendoza, de 6 mil metros de altura. En esa oportunidad demoró 21 horas y también hizo parte del trayecto en bicicleta. “Lo hice y me dije a mí mismo que el paso siguiente sería el Aconcagua llegando a la base también a pedal. Insisto, no fue para ser primero en realizar una proeza de este tipo sino porque sentí la necesidad de superarme, de experimentar realmente el significado de la autosuficiencia. Soy un amante de la geología y del deporte y esto es, ni más ni menos, que la combinación perfecta entre ambos”, reflexionó.

Martín armó su equipaje el pasado miércoles 8 por la noche y partió el jueves a las cuatro de la mañana. Era de noche. Llevaba una mochila pequeña, ropa deportiva, comida necesaria y zapatillas con alforjas. Había estado atento al pronóstico del tiempo y todo parecía fluir sin mayores inconvenientes. Recién en medio de la ruta oscura y repleta de camiones, sintió el peligro en carne propia. Para evitar un accidente, Gendarmería se ofreció a acompañarlo hasta la base del Aconcagua.

“Hoy la oferta para subir una montaña es enorme, por eso estas experiencias se masificaron y muchísima gente sin mucha experiencia lo hace ya que hay una gran cantidad de servicios que permiten cumplirlo: campamentos, acompañantes, hasta helicópteros. No estoy en contra, pero quise reivindicar el pasado, cuando nada de esto existía. Me encontré solo en mi hermoso mundo cumpliendo una meta que me parecía imposible y acá estoy, pudiendo decir que lo logré”, expresó.

Pablo Ortubia, jefe del Parque Provincial Aconcagua, aclaró que Martín Erroz ingresó al área situada en la Ruta Nacional Nº 7, a 185 km de Mendoza Capital, debidamente registrado. “De ninguna manera una persona puede ascender sin estar autorizada ya que la responsabilidad corre por cuenta del Parque”, indicó la autoridad, para confirmar que el desafío fue sin asistencia. “De todos modos siempre estamos atentos a cualquier emergencia que pueda suscitarse. Para eso existe un plan”, aclaró.

Martín Erroz tiene 47 años y la primera vez que hizo cumbre en el Aconcagua era un adolescente con dos décadas de vida

Cuando Martín alcanzó la meta sintió una sensación única de felicidad y satisfacción. La misma que, aquella vez, en los años 90, cuando obtuvo el primer récord junto a su hermano Matías “Matoco” Erroz por ser los montañistas más jóvenes en subir el Aconcagua. Él tenía 19 años y su hermano –que escaló el Everest y se convirtió en uno de los mejores montañistas del mundo– apenas 16.

Le esperaba, para el regreso, un tramo difícil. Mientras estaba haciendo cumbre en su Mendoza natal con la piel de la gallina y recordaba la gesta compartida con su hermano, sabía que debía atravesar el sector denominado “la canaleta”, una gran pendiente cargada de hielo resbaladizo, con la triste fama de haber provocado la muerte de varios montañistas.

 “Fue una parte muy dura y difícil, sobre todo por mi calzado, zapatillas con grampones, es decir, puntas muy chiquititas, nada de botas ni esas cosas. Sin embargo, seguía pensando en mi objetivo y en todo el trayecto miré la mitad del vaso lleno. Nunca me dejé vencer. Recuerdo la hermosa sensación de descubrirme a mí mismo, de evocar el proceso, el entrenamiento riguroso y de tratar de no pensar en todo lo que faltaba. Regresé convencido de que los sueños son el motor de la vida”, puntualizó.

La modalidad que llevó a cabo este andinista experimentado se denomina “nonstop”: nunca se detuvo en el camino y tampoco contó con colaboración para llevar su equipaje. Un andinista ya había intentado, tiempo atrás, hacer ese trayecto sin asistencia pero no logró llegar a la meta.

El año pasado, para conmemorar el aniversario de la Gesta de Malvinas, Mariano Vázquez, también mendocino, de 40 años y deportista de élite llevó a cabo su proyecto de recorrer en bici desde la ciudad capital hasta Horcones, para luego emprender una caminata y escalada a la cima del Coloso de América. Posteriormente cumplió con el regreso hasta el kilómetro cero, una travesía de 50 horas sin parar. La diferencia con Martín es que éste último lo hizo sin ningún tipo de asistencia.

 “No depender de nadie, no recibir asistencia ni ayuda de los servicios que hoy existen y están a disposición de los montañistas representaba lo más desafiante. Por eso para probar que era posible el 4 de enero pasado preparé mi cargamento y recorrí en bici hasta el cerro El Plata, en Vallecitos. Esa prueba resultó una antesala. Pensaba en el Aconcagua, era algo que me rondaba en la cabeza, no era fácil, pero dije: ‘¿Por qué no?”, rememoró, para reiterar que lo más riesgoso fue pensar en los camiones en la ruta. Fue el único tramo que contó con ayuda.

Ortubia, por su parte, sostuvo que un plan de ascenso convencional demanda entre doce y catorce días. “Por eso comprendo que es difícil para cualquiera que no esté en ésto pensar que alguien pudo concretarlo en tan poco tiempo. Erroz es un andinista muy conocido y estaba adecuadamente entrenado y preparado. Previamente había subido el cerro El Plata y cuenta con una gran trayectoria como montañista”, explicó, para luego agregar que “justamente fue lo que hizo que su experiencia fuera valorable, quiso hacerlo solo y lo logró”.

Todavía sin poder quitarse la sonrisa de su rostro, repasa la experiencia con la satisfacción del “deber cumplido”: “En algún punto siento que salí a comprar pan y regresé 54 horas después. Fue una aventura increíble, una experiencia que me quedará grabada para siempre”.

FUENTE: INFOBAE

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