La historia de Josecito, un nene con parálisis cerebral que inspiró a sus papás para abrir un comedor en Chaco

Infancia Slider costado

Los médicos siempre les dijeron a los padres que el nene de 10 años no caminaría, pero su perseverancia pudo más que los pronósticos.

Josecito vive en el barrio Villa Gonzalito, en Resistencia, en la provincia del Chaco. Nació hace 10 años con parálisis cerebral, por una mala praxis médica. Tiene un hermano mellizo y es el más chico de la familia Gomila.

Hasta la llegada de la pandemia, la vida de Josecito se repartía entre la escuela, lo médicos y las rehabilitaciones. Con 10 años, no caminaba y todos les decían que no iba a poder hacerlo.

En 2020, con la llegada de la pandemia, tuvo que dejar todos los tratamientos de un día para el otro. Ahí comenzó el milagro de Josecito. Gracias a la paciencia y el amor de sus papás, José y Soledad, comenzó a caminar.

“Ese día fue como tocar el cielo, es difícil cuando te dicen ‘tu hijo no va a poder, tu hijo no va a poder caminar, tu hijo no va a hablar’ y nosotros dijimos no nos vamos a quedar con el no , vamos a ir por el si”, dice Sole emocionada y lo lograron.

Un poco imitando lo que veían en la rehabilitación, buscando información en Internet y dejándose llevar por la intuición, Sole y José encararon el desafío de hacer que Josecito caminara. Pasaban las horas estimulándolo hasta que un día dio sus primeros pasos, y poco a poco se largó con todo.

La perseverancia de Soledad y su esposo dio fruto y Josecito caminó por primera vez el 2020. (Foto: Captura Informe de Telenoche.)

Sus papás, que viven en un barrio muy humilde del gran Chaco, quisieron agradecer este milagro y viendo las necesidades que crecían en el barrio, abrieron un comedor.

Primero fue una ayuda para algunos, pero de a poco, y con la necesidad a flor de piel, la casa de los Gonila se llenó de gente que venía a buscar su plato de comidas, aunque no querían quedarse solo con darles de comer. Y cuando la situación sanitaria lo permitió, arrancaron las clases de mosaiquismo, la pasión de Sole, baile para los chicos y costura para las mamás.

Soledad tocó todas las puertas para recibir ayuda, pero después de presentar papeles y papeles en la municipalidad de Resistencia, nunca recibió ayuda. Son las compañeras del taller de mosaico de Sole las únicas que aportan algo cuando pueden.

“Yo les mando un mensaje y una me dona pollo, la otra verdura, la otra me dona verduras, o calzado”, describe esta mujer que busca ayuda cada vez que tiene la oportunidad. Si no la consigue, ese día nadie come.

Hoy, además de los alimentos sostenidos, necesitan un espacio cómodo donde los chicos puedan estar bien. Y especialmente Josecito necesita una habitación segura, porque duerme en un espacio lleno de humedad con los techos que amenazan con caerse.

“Estamos viviendo en un mundo muy individualista”, dice Soledad y agrega: “Necesitamos que la gente, las empresas y el estado se comprometan”. Más allá de la pobreza y las pocas oportunidades, los chicos del barrio sueñan con salir, con tener un futuro y Soledad los empuja a eso, a salir para adelante.

Para ayudar esta hermosa obra, se puede contactar a Soledad en Instagram @JosecitoGomila y en Facebook Merendero Josecito Gomila y hacer entre todos que esta obra siga adelante.

FUENTE: TN

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