Cuida La Bocha: el hockey que transforma la vida de las presas

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POR ALEXANDRA BARRETO

Nanci Herrera disfruta desde hace un año de su nueva vida, una libertad absoluta, lejos de la cárcel donde paradójicamente vivió momentos gratificantes siendo una de las primeras jugadoras de Las Lobas. Cumplió su condena y luego de reflexionar de todo lo positivo que le dio Cuida la Bocha, lo transmitió a la gente de su barrio.

Detrás de este bunker de contención están dos mujeres amigas que día a día lo dejan todo por sus alumnas, ellas son María Paz Rodríguez Senese, defensora oficial del Departamento Judicial de San Isidro, y Florencia Fernández Prato, especialista en neurociencia aplicada al deporte. Ambas fundaron del programa Cuida la Bocha, son jugadoras del Club Atlético de San Isidro (CASI), y promueven una cultura de paz dentro del encierro carcelario con el entrenamiento gratuito en la Unidad Penitenciaria Nº 46 de Mujeres de San Martín (Provincia de Buenos Aires).

Este emprendimiento nació el 27 de septiembre del 2019 y obtuvo la aprobación del director de UP 46, Antonio Pedrozo. Gracias a ello, alrededor de 80 mujeres desde los 18 años en adelante se unieron a este desafío.

¿Qué las motivó a crear el voluntariado?

MP: Somos un equipo de mujeres con ganas de cambiar la realidad a través del deporte. Con Flor hace un año nos sentamos a diagramar el proyecto.

Flor: Era un sueño que lo teníamos cada una por su lado, una se enteró de la otra y lo hicimos realidad.

¿Por qué con las mujeres de la cárcel?

Flor: Porque uno va encontrando caminos que te llevan a un lugar determinado y, en mi caso, nunca había ingresado a una cárcel pero era un tema pendiente porque trabajé en organizaciones sociales. Siempre el encierro me llamó mucho la atención. Me interesó meterme de la mano del hockey, y María Paz fue una pieza fundamental con su experiencia. De esa manera se hizo más fácil entrar al penal.

MP: Fui a San Martín porque tenía la defensa de un chico detenido, capitán del equipo de Rugby ‘Los Espartanos’ de la Unidad 48 del mismo complejo penitenciario, que había compartido su experiencia de cómo el deporte lo ayudaba a sobrellevar su vida en la cárcel, y al ingresar sentí que estaba en un club. Fuimos a la Unidad 46 donde no había cancha, dijimos que era una buena oportunidad de hacer los entrenamientos y ayudar a las mujeres porque son las más vulnerables de la sociedad dentro del encierro, no sólo tienen la sanción jurídica, sino social de sentirse malas madres que abandonaron a sus hijos.

Una vez que tuvieron la idea, ¿cómo fue el primer día cuando se lo comunicaron a las reclusas?

Flor: Fuimos como voluntarias, motivadas, con la idea de formar un equipo con todo el significado que tiene esta palabra. Ellas lo tomaron muy bien, se mostraron con ganas. Hay 120 detenidas, de las cuales 80 forman parte del programa.

¿Cómo se sintieron con su primer entrenamiento?

Flor: Nos encontramos con mujeres deseosas de pertenecer a un equipo y les gustó nuestra forma de hablarles, compartir el deporte, los valores y nunca nos interesó saber por qué estaban en la cárcel.

MP: Veíamos que empezaban a disfrutar el deporte al sentir el movimiento y eso se ve reflejado en sus caras, las llamamos por el nombre y no por el apellido. Cuando sabemos que confían en nosotras es porque nos entregamos y sabemos que pueden dar lo mejor, se sorprenden que nosotras podemos confiar en ellas.

En la cuarentena ¿cómo pudieron realizar los entrenamientos?

MP: Todo por zoom. Fue difícil porque donde estaban la conexión no era buena y tenían que trasladarlas desde las celdas a un sitio especial para que nos vieran online, era una movida importante pero fue un compromiso de todos lados.

¿Cuál ha sido la transformación de las reclusas?

Flor: Es asombrosa porque no es un programa creado por el Gobierno, es un voluntariado. A los pocos meses jugaron en un club deportivo donde se pusieron todos los valores que hablamos. El beneficio para ellas es que muchas dejaron de fumar. Creamos el “Área Extramuros”, para seguir acompañando y dando sostén a las “Lobas” que salieron en arresto domiciliario y en libertad. Tramitamos el DNI, Tarjeta Alimentar, y los beneficios sociales. Además, tenemos un proyecto que se llama “Liderar” el cual consiste en poder replicar el deporte y los valores de “Cuida la Bocha” en su comunidad. Nos contactamos con un club de barrio y una loba lidera la enseñanza del hockey con nuestro acompañamiento. Llevamos las donaciones de palos, bochas y conos para poder empezar la actividad. 

¿Cuáles son los obstáculos que tienen que atravesar?

MP: Muchas cosas que tienen  que ver con prejuicios, un sistema verticalista desde los obstáculos mentales, cuestionar que llevar palos de hockey  pueden ser armas. El trabajo en las horas en que vamos nosotras implica una movida de trasladar a las mujeres de sus celdas o cuando llueve y no se puede entrenar tuvimos que hacerlo en uno de los pabellones.

Flor: Los hombres en la cárcel tienen más posibilidades de hacer un deporte, queremos revertir eso. No es que somos feministas, nos interesa la igualdad, pero ellos tienen una canchita donde entrenan fútbol, y las chicas tienen un pedazo pequeño para entrenar.

¿Reciben donaciones?

MP: Tenemos gente que nos da los palos, teclados, computadoras, televisores de tubo, entre otras cosas.

Ustedes y el hockey les devolvieron la sonrisa.

MP: Lo decimos siempre, llegan al entrenamiento con un rostro rígido, serias y se van con alegría, damos diversión, les enseñamos a que tienen que cumplir reglas, tener disciplina, por un rato se olvidan que están en la cárcel, su mente está en otro lado. La salud mental es enorme porque es un impacto de cómo se llevan con las otras y con ellas mismas.

¿Se han frustrado?

Flor: Con el sistema carcelario. Como rotan todo el tiempo. Queremos romper con ese sistema y esa es la frustración.

¿Cuál ha sido uno de los logros más importantes en la vida de Las Lobas?

MP: El 6 de diciembre del 2019 el equipo realizó su primer encuentro extra muros en el Buenos Aires Cricket & Rugby Club (BACRC). Jugaron un partido en contra de un equipo de hockey de voluntarias, generando así que se convierta en el primero en la historia de las cárceles en hacerlo en las instalaciones de una institución deportiva. El año pasado, cuando se reanudaron los entrenamientos,  Las Lobas no sólo estaba compuesta por el pabellón dos y tres, sino que también se sumó el pabellón uno. El segundo encuentro fuera de la Unidad Penitenciaria, y uno de los más relevantes, fue el 8 de marzo del 2020 en el Hurling Club con el objetivo de conmemorar el Día Internacional de la Mujer, se enfrentaron con la agrupación de Mami Hockey. Es por eso que el debido comportamiento que mantuvieron en la salida extraordinaria dio como resultado formar un equipo. La educación en valores y la motivación para el aprendizaje les reditúa tanto en lo personal como en el tratamiento penitenciario.

¿Cuáles son sus proyectos?

MP: A corto plazo es consolidar  a Las Lobas, poder empezar a salir a jugar, cambiar la mirada que se tienen a ellas mismas, que no vuelvan a reincidir, y que lleven estos valores a su comunidad.  Deseamos tener camisetas que las representen pero que no pueden salir de nuestro bolsillo, por lo que requerimos ayuda.

Flor: Tener un mundo mejor donde nos involucremos todos en la sociedad porque los Estados no tienen recursos para encargarse de toda la problemática. Invito a las personas que puedan ser voluntarias en la cárcel o en un barrio dando su grano de arena para construir una mirada mejor.

¿Por qué el nombre Las Lobas?

Flor: Lo sacamos del libro ‘Mujeres que corren con los lobos’,  de la psicóloga Clarissa Pinkola Estés. Habla del instinto de la mujer. Además nada es casualidad, una de las chicas tenía tatuada una loba y nos cerró perfectamente para dejar ese nombre.

Nanci Herrera

Tiene 39 años y vive en la Villa Carlos Gardel en Morón, está replicando la meta de “Cuida la Bocha” y plantó la semilla en su lugar. Cuenta que le encantó ser parte de esta actividad y destacó: “Siento mucha satisfacción de formar parte de este proyecto, primero desde adentro y ahora desde afuera. Es hermoso todo lo que el deporte puede hacer. Me ayudó mucho ya que soy la primera Loba en imitar este programa en mi barrio y les enseño a los niños y niñas todo lo lindo de éste deporte, y por sobre todo los valores que se aprenden día a día cuando entrenamos. Es una experiencia única y diferente para mí. Doy con humildad lo que recibí ya que todo es muy nuevo para ellos. Agradezco a las personas que nos dan una mano con donaciones y a las profesoras María Paz y Flor”.

Para contactar a Cuida la Bocha:

Instagram @cuidalabocha_hockey
Facebook: Cuida la Bocha

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