Una fábrica de sillones que surgió gracias a segundas oportunidades

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FOTO: Paola y dos modelos de sillones con material reciclado

FOTO: Cooperativa Victoria, un lugar que emprende desde las segundas oportunidades
FOTO: Cooperativa Victoria, un lugar que emprende desde las segundas oportunidades

Paola Albarracín es una de las fundadoras de Cooperativa Victoria, una fábrica de sillones en barrio Ciudad de Los Cuartetos, en Córdoba Capital, donde trabajan personas que recuperaron su libertad o familiares de quienes están privados de ella.

FOTO: El equipo de Cooperativa Victoria

Paola tuvo una adolescencia dura y por diferentes situaciones estuvo presa varias veces, la última en la ex cárcel de mujeres del Buen Pastor, cuando tenía 19 años y se había convertido en madre. Su hija estuvo con ella un año y luego continuó cumpliendo condena mientras la pequeña quedaba a cuidado de familiares. Al salir en 2003 se propuso jamás volver a perder su libertad.

Al principio trabajaba vendiendo empanadas y se la rebuscaba como podía ante las dificultades que se le presentaban para conseguir un trabajo debido a que no contaba con certificado de buena conducta, por su pasado en prisión.

En 2010 comenzó junto a otro grupo de liberados a fabricar sillones y retapizar viejos juegos de living. Llegaron a ser un grupo de 16 personas con ventas por todo Córdoba, pero durante la pandemia el negocio se tuvo que achicar. Aún así Paola resistió y continuó trabajando para mantener el negocio en pie.

El emprendimiento le demandaba mucho tiempo y trabajo, lo era todo. Pero conoció el Programa Winay de la Fundación Gen que acompaña, mediante un proceso holístico e integral de fortalecimiento, a emprendedores provenientes de contextos vulnerables que impulsan proyectos que contribuyen a la creación de empleo y al desarrollo de su comunidad. 

En este programa de mentorías aprendió cómo visibilizar y vincular su emprendimiento con nuevos sectores de la sociedad y es así que desde septiembre se constituyeron oficialmente en cooperativa, con la esperanza de acceder a un mayor mercado y formalidad de negocios.

El equipo recibió capacitación en temas de administración y finanzas, y en cómo fortalecer y organizar las ventas, así cómo en hacer rendir los materiales.

Cooperativa Victoria cuenta hoy con seis personas trabajando. “Para nuestro emprendimiento Winay fue un antes y después, nos guiaron y formaron. Antes no tenía vida, yo que soy la que maneja casi todas las cosas, el emprendimiento era todo y fui aprendiendo y viendo. Estoy feliz por esto”, destacó.

Paola asegura que es difícil para una persona que estuvo presa conseguir trabajo. “Piden certificado de buena conducta y no lo tenemos”, explicó. Por eso, junto a otras personas que estuvieron en prisión y recuperaron su libertad, decidió emprender y dedicarse a este proyecto. “Es difícil, pero se puede salir”, afirmó.

“Ahora estamos constituidos legalmente, somos una empresa y esto nos va a abrir nuevas oportunidades. Hay mucha demanda, y queremos enseñarles a las personas que recuperan su libertad que se puede salir adelante”, contó entusiasmada.

Paola también hizo un llamado a la sociedad para que apoyen a los emprendedores chicos, como ella y sus compañeros. “Comemos, vivimos y estamos en esta sociedad también”, agregó. Su cooperativa es un ejemplo de cómo el emprendimiento puede cambiar la vida de las personas y ayudarlas a construir un futuro mejor.

FUENTE DIVERSIDAD

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