Un parador de Mar del Plata incorporó burbujas bailables

Iniciativas

Se trata del parador Mute, que construyó 108 espacios donde la gente puede disfrutar de los atardeceres con música con protocolo y distanciamiento social.

El parador Mute, uno de los más concurridos y exclusivos de Mar del Plata, en conjunto con la Municipalidad de la ciudad, diseñaron 108 cercos de madera con una mesa y dos sillones por unidad, con una capacidad máxima de 10 personas.

En diálogo con Infobae, Matías Iriarte, dueño del lugar, comentó que “Se proyectaron burbujas en donde entren solo 2.000. Venía todo bárbaro pero desde la gobernación no quisieron saber nada. Tuvimos que suspender artistas, reprogramar fechas y desarmar el escenario”, haciendo referencia a las clásicas aglomeraciones de hasta 20 mil personas que solían concentrarse allí.

Sobre la dinámica del lugar, Iriarte detalló: “Cuando no hay ninguna fiesta importante cobramos $2.500 por persona y tienen $1.250 en consumo. Ese monto lo pueden gastar en alcohol, comidas, lo que deseen. Si es un día especial porque hay un artista internacional invitado, cobramos $50.000 por burbuja y tienen el 30% de ese valor en consumo. Cuentan con un mayordomo que los atiende, dos lugares para estacionar y 10 entradas”.

El empresario, dueño de otros emprendimientos en Mar del Plata, indicó que cada burbuja se completa con personas del mismo grupo. Es decir que si llegan cuatro amigos, la unidad es para ellos cuatro y nadie de afuera puede incorporarse. “En Mute hay mucha seguridad controlando que eso no suceda. Es muy difícil que pase algo porque están separadas y el control es eficiente. Quienes pagan para estar en las burbujas tienen acceso al restaurante del parador y a los food trucks que están ubicados a un costado. No pueden usar ni carpas, ni sombrillas ni la pileta”, remarcó.

“Hoy ves dónde están los pibes en las redes sociales. Si no le das un marco legal, habilitado, con medidas, se van a las clandestinas. El joven no respeta el virus porque sabe que no le hace nada. Sabían de antemano que ellos iban a salir y no lo frenaron en ningún lado”, añadió, haciendo referencia a la serie de fiestas clandestinas que se vienen dando.

“La realidad es que es una temporada en la que apuntamos a sobrevivir, con todo lo que nos pasó es imposible ganar plata, ahora estamos viendo cuánto es lo menos que podemos llegar a perder. Nosotros habíamos tomado 500 personas para este verano y a 360 tuvimos que llamarlos para darles de baja. Para muchos era su primer trabajo”, concluyó Iriarte.

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