Turismo aventura que apuesta a la inclusividad

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Un recorrido por todas las actividades adaptadas que se pueden hacer en el país.

Alejandro Piccione fundó la Red de Turismo Accesible junto a Alejandro López, presidente del organismo, y desde allí trabajan para todos los puntos cardinales del país. “Para nosotros es una pasión, es combustible el hecho de ser parte de transformación y de las experiencias, y de lo que viven en este caso las personas con discapacidad”, contó. “Nosotros somos unos loquitos con un motor que no tiene punto muerto. Avanzamos siempre”, sumó Daniel Zuber, fundador de Buceo sin barreras.

Daniel Zuber es presidente de “Buceo Sin Barreras”, una iniciativa sin fines de lucro que ofrece la posibilidad de que, tanto adultos como niños con o sin discapacidad, puedan adentrarse en el mundo acuático.

Su relación con el buceo comenzó en Medio Oriente en 1993, y estuvo ligada a la ciencia: era buzo científico. “Un día llegó una minivan con veteranos de guerra israelíes y pidieron voluntarios. De repente entré a bucear con una persona doble amputada y abajo del agua nos pusimos a llorar”, contó.

El mundo del buceo inclusivo lo atrapó y no lo volvió a soltar. A fines de los 90´ vino al país para liderar una jornada de capacitación de profesionales en buceo adaptado y la experiencia fue tan gratificante que le pidieron más capacitaciones. En 2010 decidió radicarse en la Argentina para dejar su huella.

Así fue como nació Buceo sin Barreras, una organización que, para Zuber, “posibilita que personas con y sin discapacidad compartan el entorno mágico e ingrávido de bucear”. “Le abrimos los ojos a mucha gente. El objetivo final es compartir experiencias”, señaló el fundador de la ONG.

La emoción es uno de los protagonistas de cada jornada. La experiencia es compartida y todos participan en igualdad de condiciones. “Lo más lindo es que un padre con un hijo que está en silla de ruedas puedan sumergirse juntos en un mismo momento. Pasan cosas increíbles. Los familiares se contagian y todos terminan llorando”, relata Daniel Zuber. Al momento lleva 13 años realizando estas actividades y más de 7000 personas bucearon con Daniel. “Eso da confianza”.

Para desterrar miedos, el especialista explica que el agua es un aliado para las personas discapacitadas: “Sostiene el peso del cuerpo y eso ayuda al equilibrio. La gente queda tan contenta que he tenido alumnos que se sumaron a cursos”. Buceo sin Barreras atravesó fronteras y es reconocido en España, Colombia y demás países de América Latina.

Sin embargo, Zuber remarcó que aún hace falta mucho acompañamiento estatal para mejorar las posibilidades de las personas con discapacidad: “El apoyo en la difusión del turismo aventura accesible es el camino. Y exigencia en el cupo de turistas con discapacidad de bajos recursos. Que ellos puedan acceder a todas las bellezas que tienen nuestro país con un tipo de atención económica”.

Las jornadas tienen que tener una cantidad mínima de 60 alumnos.

Cómo hacer para bucear

¿Cómo funciona Buceo sin Barreras? La ONG realiza jornadas de buceo de 60 personas como mínimo, en distintos municipios y provincias. Cualquier persona mayor de 12 años puede acceder. “Tenemos adultos mayores, personas de 82 años”, aclararon en la ONG. La actividad es gratuita.

“Nosotros hacemos contacto con el area de inclusión social de Tigre, o de Deporte Adaptado. Buceo sin barreras funciona como nexo entre un instructor y una persona que quiera bucear. La propuesta es que inviten a personas con y sin discapacidad”, explicó Daniel Zuber. San Juan, Córdoba, La Plata y Tigre son algunos de los municipios donde se organizaron jornadas. En enero de 2016, en la ciudad neuquina de El Bolsón, un grupo de amigos aficionados al parapente decidió abrir una puerta única en el país: volar en silla de ruedas.

“Al principio era totalmente impensado, pero fue increíble la respuesta de la gente. Ahí mismo dijimos que teníamos que llevar esto a todos lados”, contó Matías Ruiz Liota, instructor de vuelo en parapente y fundador de Vuelo Semilla, una asociación que se dedica a volar en parapente con personas con discapacidad. “Le damos la posibilidad de que sí, cuando siempre reciben un no”.

Pero el recorrido de Vuelo Semilla tuvo varias estaciones antes de llegar a la parada final. Con el éxito que tuvieron en El Bolsón, el grupo de amigos decidió irse a Brasil. Desde 2017 a 2019 el tour recorrió Brasil y Uruguay. La pandemia los frenó, pero los dio una perspectiva nacional. Y así van ofreciendo jornadas, provincia por provincia.

¿Cómo funciona el parapente adaptado? “Cuando la persona no puede correr se puede suplentar de dos maneras: con asistencia física (personas que ayuden al despegue) o con el arnés adaptado”. Hasta hace algunos años esta última opción no existía, pero llegó de una manera inesperada.

“El arnés lo conseguimos con un instructor de Francia que es muy bueno a nivel mundial. Él nos dio un curso para que sepamos cómo trabajar, y a raíz de ese curso nos donó un arnés”. Pero la inventiva de estas personas no tiene límite, y Alejandro Piccione -director de Turismo Accesible de Argentina- se animó a copiar el modelo.

Por lo general las jornadas de vuelo son a última hora porque el aire está calmo. Los especialistas nacionales explican que es como un vuelo convencional, con la diferencia de que la persona viene en silla de ruedas y allí le incorporan un arnés adaptado con unas ruedas extra. Con eso atan la silla de ruedas al parapente y no es necesario que nadie colabore para el despegue. Al igual que en cualquier otra clase de parapente, el instructor vuela con la persona.

La experiencia, cuentan los que lo vivieron, es impagable. “Una jornada de Vuelo Semilla es tremenda. Todos estamos para lo mismo, para que las personas lo disfruten. Es una jornada que no se le olvida nunca. Ya volar es alucinante, imaginate para una persona postrada. Es el sueño de la humanidad”, expresó Camila, una de las personas que se animó a volar en silla de ruedas.

Del otro lado de la vivencia se esconde Matías, con una visión distinta pero la misma emoción: “Me escondo atrás de las gafas para no llorar. Lo que estamos haciendo es increíble y lo estamos haciendo a pulmón. Nuestras iniciativas son propias”.

En una oportunidad, le tocó volar con una mujer ciega, y así lo vivió: “Fue raro porque mis instrucciones eran visuales, pero ella me contó que sintió el cambio de luminosidad en el rostro porque despegamos con sol y aterrizamos en sombra”.

Como hacer para volar en parapente adaptado

La asociación realiza jornadas en distintos puntos del país cada quince días. Lo cierto es que los pocos recursos -como en casi todas las actividades de turismo accesible- no les permite satisfacer la demanda. “En Córdoba había 50 personas pero es imposible hacerlo en un día. De esas 50 quedaron 5. Si hubieran 100 arneses podríamos hacerlos”, advirtió Matías.

Los vuelos en parapente funcionan como financiación para las jornadas de vuelo adaptado. Según cuentan las autoridades de la organización, en la Patagonia “costaría entre $20.000 y $50.000″.

Para poder acceder a una jornada de vuelo adaptado, las personas deben contactarse con Vuelo Semilla y ofrecer algunos datos personales que van a ser de utilidad en el vuelo. “Necesitamos saber el peso, la edad y la discapacidad. No es lo mismo un amputado, que un lesionado medular u otro. Depende de todo eso, y ahí armamos una imagen mental”, explicó Matías.

Germán Vega es un caso único en todo el mundo: es el primer instructor profesional de esquí en silla de ruedas. Hace 12 años sufrió un accidente que lo dejó en silla de ruedas. Asimilar el golpe le duró un año, en el que siguió trabajando, y luego se hizo cargo del área de Discapacidad de Bariloche.

“Aprendí a esquiar de manera independiente, me entrené para correr y después de 12 años me dijeron que estaba en condiciones de hacer el curso de instructor. Hice el curso de ingreso, y entré. Una vez que estaba embalado me dijeron que era el primero en el mundo en recibirme de instructor. No caía en que era el primero en el mundo”, relató German.

Al año siguiente empezó en una escuela de esquí de Bariloche a trabajar. “Me embarraba las botas como si fuese el que recién se recibe”, contó. Las críticas no tardaron en llegar: varios instructores le dijeron que estaba loco, pero él juntó firmas y lo dejaron hacer el curso: “Demostré que podía dar clases como cualquier instructor”, dijo.

El inicio de todo fue en 2008, cuando hicieron una jornada de turismo accesible. “¿Por qué no le doy clases a todo el grupo, incluido el chico en silla de ruedas?”, se preguntó. Y así fue como empezó a enseñar esquí adaptado. “Lo miro 10 años atrás y no lo puedo creer”, dice Germán, reflexivo.

La experiencia, de acuerdo a lo que él relata, “es increíble”. “Es impresionante porque terminan esquiando con su familia y amigos. Personas que en su vida se imaginaron esquiar con sus amigas. No lo podemos creer y ellos tampoco”, expresó.

En Argentina solo hay dos arnés adaptados para practicar parapente inclusivo.

La emoción es de padres, hijos y amigos. Hace poco lo pudo ratificar: “Estuve con un chico que tenía 21 años. Cuando vi que empezó a esquiar, los padres estaban muy felices. Verlo esquiar de ambos lados. Esas cosas no tienen precio”.

Pero los más emocionados siempre son los alumnos que, según Vega, llegan serios al primer día y cuando empiezan a aprender ya se alegran. “Al tercer o cuarto día se les caen las lágrimas. Cuando veo que esquian con la familia, que los vienen aguantando toda la semana, y aprenden, se me caen las lágrimas a mí”. cuenta.

Su felicidad es inagotable y cada experiencia es una nueva aventura. Así lo viven las personas que van a sus clases: “Me han dicho ´doy gracias a dios de que me cruzaron en la vida con vos´. Esto es algo que me apasiona y me encanta”.

Cómo aprender a esquiar en silla de ruedas

La técnica es la misma para el sentado que para el parado, dice Vega, que así lo explica: “En vez de mover las piernas, las personas tienen que mover los cachetes de la cola. El peso hay que moverlo para no caerse”.

La disciplina creció tanto en los últimos años que lo que los alumnos aprendían en cuatro o cinco temporadas hoy lo aprenden en cuatro o cinco días. “Tenemos el punto de equilibrio ya incorporado”, explica.

Para Germán, es muy importante la proactividad y las ganas de aprender: “Si te llevan a la silla y haces un esfuerzo vas a aprender. Si vienen con ganas a mi me motiva mucho a enseñar”.

Vuelo Semilla recorrió Argentina, Brasil y Uruguay.

Cómo hacer para aprender esquí adaptado

Para aprender esquí adaptado en Bariloche es necesario tener una charla con German Vega. “Hay que ver si tuvo lesiones en la piel, si hace deporte, si su cuerpo es más corto o más largo. Todo sirve para poder trabajar mejor”.

“Yo enseño esquí adaptado, pero no a todos. Yo enseño a chicos con lesión medular baja. Con un techo de enseñanza”, cuenta Vega. Lo que sí hay que tener en cuenta es que la enseñanza se cobra, aunque Germán a veces hace excepciones: “Los que no pueden pagar tanto y me dicen que se les complica no les pido nada”.

Así los invita Germán Vega, director de la Fundación Challenge y primer instructor de esquí en silla de ruedas del mundo: “Se sumaron actividades, más cosas y más prestadores. Este año fue increíble la cantidad de personas en sillas de ruedas que vinieron.

El balneario Noctiluca ofrece sillas anfibias para que las personas discapacitadas puedan meterse al mar.

Marcelo Santurión es el creador de uno de los lugares más apasionantes para personas con discapacidad: el balneario Noctiluca. De viaje por España, se sorprendió con las playas accesibles y adaptadas y decidió replicarlo en Villa Gesell. “Lo que quise hacer fue devolver algo, generar un espacio que fuera para todos”, dijo.

El balneario está ubicado en Paseo 125 y Playa y su ingreso es a través de una rampa de madera de unos 20 metros de largo, con 10% de pendiente. 30 de las 97 carpas con las que cuenta Noctiluca son para personas con discapacidad y de uso gratuito, y otras cinco tienen un toma corriente para la provisión de energía para personas en condición de electrodependencia.

Los baños son adaptados, amplios y con duchadores de mano, y en el restaurante el menú está traducido a escritura Braille y con pictogramas. A su vez, ofrece un menú apto para celíacos: en época de alta demanda, acuden a soportes externos para la producción de comida con el fin de evitar la contaminación cruzada.

El lugar también dispone de un estacionamiento exclusivo para los usuarios y el personal habla lenguaje de señas y se ocupa de la organización de distintas actividades recreativas adaptadas, como tejo, fútbol, batucada, zumba y surf, entre otras.

Germán Vega le enseña a esquiar a personas con discapacidades motrices.

Al margen de todas las actividades que ofrece, las principales atracciones son dos: las sillas anfibias y las bicicletas adaptadas. Las primeras son utilizadas para que las personas puedan meterse al mar con sus familias, y las segundas son una actividad más de todas las que ofrece Noctiluca.

Marcelo recuerda cientos de historias de personas que pudieron ingresar al mar por primera vez o volver a hacerlo después de mucho tiempo. Dice que son muchos para nombrarlos a todos pero que cada uno le dejó una vivencia conmovedora, única e imborrable. “Soy un millonario emocional”, se definió.

FUENTE: TN

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