La mujer santafesina adoptó a Lola hace siete años y ambas se volvieron inseparables, razón por la cual decidió inmortalizarla en su brazo derecho.
Tita aseguró que dolió pero valió la pena. Que sintió los pinchazos constantes y soportó la aguja sobre su piel por el solo hecho de pensar que el rostro en su brazo la acompañaría en esta y en otras vidas.
La mujer de 85 años, nacida en Arequito, provincia de Santa Fe, es la protagonista de una historia singular: a su edad, y sin que nadie la incentivara ni se lo propusiera, decidió hacerse un tatuaje, el primero de su vida, para inmortalizar a su perra Lola.
Conocida en su pueblo como Tita, nació el 25 de febrero de 1937 y vivió hasta sus 19 años junto a seis hermanas y dos hermanos en una casa frente al río Carcarañá. “Una infancia de campo, muy linda, la disfruté muchísimo”, recordó.
“Fui modista casi 40 años, cosí ropa de madrina, de novias, de todo. Y ahora a lo mejor me podría ser algo para mi pero no veo, veo muy poco. Tuve un ACV que me complicó la vista”, dijo Tita.
Conoció a Adolfo, su marido, cuando tenía 20 años. Vivieron un intenso noviazgo que duró más de una década, hasta que él le propuso casamiento y una soñada luna de miel en la provincia de Córdoba. Permanecieron casados durante 28 años hasta que él falleció.
Tras su muerte, Tita se aferró al amor de un perro que la acompañó 14 años. La pérdida de su mascota causó una profunda depresión en ella.
La llegada de Lola a la vida de Tita
“Con mi hermano la dejamos un mes o dos sin perro y después pensamos qué hacer, porque no salía y estaba muy mal. Intentamos conseguir uno chiquito y encontramos a Lola, una perrita que fuimos a buscar a Rosario”, relató Sofía, sobrina nieta de Tita, que la visita y cuida a diario junto a su hermano Franco.
El primer contacto entre ambas marcó el futuro de la relación: una química inmediata y un apego con mañas que solo Tita sabe cumplir.
Sofía agregó: “Tiene días buenos y malos. Cuando tocan los malos habla de que tiene miedo de morirse mañana, entonces nos agarra y explica las cosas que hace Lola, por si se muere y se queda sola”. Sofía aseguró que “a las horas se le pasa” y que su abuela -así la siente- “está en muy buen estado de salud”.
“Ella vio mi tatuaje de una perra fallecida y pensó que era una buena idea tener a Lola con ella para siempre”, sostuvo Sofía. Tita confirmó la idea inicial: “La idea del tatuaje nació porque me quería llevar a Lola en el brazo. Quiero que esté conmigo cuando me muera”.
“La piel a veces se atreve a contar historias que el lenguaje no puede”, escribió en Instagram la fotógrafa santafesina Barby Massei, autora de los retratos de Tita y Lola, que cumplió años el 29 de septiembre.
Luego de compartir las imágenes, la fotógrafa agregó: “Como toda familia, humana y perruna, Tita y Lola tienen rutinas que respetan y también, un poco, desoyen. El amor toma muchas formas y las mascotas tienen un lugar privilegiado a través de su lealtad”.
“Me gusta levantarme tarde, desayunar a las 11.30 y almorzar recién a las 15.30. ¿Qué hago en el medio? Duermo la siesta con Lola, en mi cama. Alrededor de las 14 ella solita se acuesta y empieza a hacer sonidos para reclamar que vaya. No le puedo decir que no a nada”, completó Tita.
FUENTE: TN