“Estoy muy feliz. Hacía tiempo que venía esperando este momento. El hidrogenerador estuvo en el agua cerca de seis horas y las mediciones que realizamos superaron la producción de energía que esperábamos”, comenta con alegría e intensidad Carlos Lucchese, el director de la empresa Hydro Patagonia. Es que, durante sus últimos cinco años de su vida, le dedicó mucho tiempo al proyecto que finalmente pudieron dar a luz, junto a Enrique Sebök, Julio Comparada, Eduardo Martino y Federico Gietz. Los argentinos inventaron un hidrogenerador que produce grandes cantidades de energía limpia, que aprovecha casi al 100% el movimiento de los ríos.
“El equipo mide doce por doce y es ciento por ciento argentino. Todos los materiales los fabricamos y desarrollamos en el país. A nivel funcionamiento, para que pueda entenderlo cualquier persona, diría que lo comparen con un molino eólico. En este caso, en vez del viento, aprovechamos la corriente del agua del río, que hace girar unos rodillos, y así generamos energía”, manifestó Lucchese, en diálogo con el medio Infobae, contando cómo funciona el aparato. “Si tiene éxito, podría dar trabajo a miles de argentinos. No hace falta que lo maneje ningún Gobierno. Sí, lógicamente, tiene que conceder el recurso natural, pero también puede contratarlo una fábrica, una minera o un pueblo. Hay pueblos en el norte del país, en las zonas cercanas a la cordillera de los Andes o a la cuenca del río Pilcomayo que podrían beneficiarse con esto”, agregó Sebok, inventor y arquitecto del hidrogenerador.
Un futuro prometedor. No solo por la innovación y la calidad de lo creado, sino también por el empleo que podría generar y la premisa que mantiene el aparato: no contaminar el medio ambiente. “No produce impacto ni en la flora ni en la fauna marina. Incluso, hasta podría incorporar oxígeno al agua. Sería una especie de probiótico”, explicó el arquitecto. Los días pasan y los argentinos continúan innovando para cuidar el planeta.