Se unieron para dar una segunda oportunidad: fabrican zapatillas con neumáticos usados en un penal

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Nazareno, Alejandro y Ezequiel son amigos y con Xinca decidieron cambiar la forma de hacer negocios para generar impacto social y ambiental. “Una empresa tiene que cuidar la comunidad donde está”, dijeron.

Nazareno El Hom, Alejandro Malgor y Ezequiel Gatti son amigos que se enfrentaron al dilema de cumplir con el mandato social de ser exitosos en el mundo corporativo o sostener el trabajo que hacían en organizaciones sociales y ambientales. Tras mucho debate concluyeron que no había contradicción y decidieron crear una empresa con impacto social y ambiental. Así nació Xinca.

Les gusta definirse como emprendedores que dan segundas oportunidades. En Xinca fabrican zapatillas a partir del caucho de neumáticos usados que se tiran a la basura, pero el doble impacto es que las hacen los presos del Penal San Felipe, de Mendoza. “Una empresa tiene que cuidar la comunidad donde está, ayudar a que crezca y mejore, y también debe cuidar el planeta”, dijo Alejandro Malgor.

Xinca, un granito de arena que busca contagiar el cuidado de la comunidad y del planeta

En 2013, los tres amigos mendocinos se encontraron en la misma situación de sus vidas. “Buscábamos un lugar donde poder ser todo el tiempo la misma persona. No queríamos elegir entre las opciones que teníamos, que, por un lado, era trabajar en el mundo corporativo y ganar plata, y, por otro, lo que nos gustaba hacer en nuestro tiempo libre, que era trabajar en organizaciones sociales o ambientales”, contó Malgor.

“Nos sentíamos partidos al medio con esa errónea idea de creer que uno tiene que ser una persona cuando trabaja y otra cuando quiere ayudar a los demás, y conocimos este nuevo concepto de empresa, que es una empresa social y de impacto, y definitivamente era el lugar en el que queríamos estar”, agregó.

En ese camino, comenzaron a estudiar problemáticas ambientales y se acercaron al problema de la basura, particularmente de los neumáticos usados. Malgor explicó que se trata de “una gran amenazada ambiental” y cuestionó que “se reciclan muy poco”. Se calcula que más de 120.000 toneladas de neumáticos se tiran por año en la Argentina.

Ante esta situación, se preguntaron qué producto podían desarrollar, utilizándolos como materia prima, y decidieron fabricar zapatillas, un artículo de uso esencial. “Mientras más suelas podamos hacer para esas zapatillas, más neumáticos vamos a poder reciclar”, pensaron. Ese 2013 hicieron una inversión de $700.000 y comenzaron con el emprendimiento.

Si bien reconocen que Xinca no soluciona el problema ambiental de los neumáticos, saben que el impacto es de mayor alcance y el objetivo es difundir los valores a otros emprendedores. “Sumamos nuestro granito de arena y buscamos contagiar a otros, que seguramente lo van a hacer mucho mejor”, dijo Malgor.

A los neumáticos usados -con alto impacto ambiental- Nazareno El Hom, Alejandro Malgor y Ezequiel Gatti, los convierten en zapatillas. Reciclaje con impacto social (Foto: Gentileza: Xinca)

Cómo se fabrican las zapatillas Xinca, con neumáticos usados

El eslogan de Xinca es que lo que para unos es basura puede convertirse en un artículo de primera necesidad: “Nuestras zapatillas son basura y estamos orgullosos”, dice la frase que emplean para definirse. El emprendimiento es lo que se conoce como economía circular con una menor carga ambiental, porque demanda menos materia prima proveniente de la naturaleza.

Los neumáticos llegan todos los días a una cooperativa que tiene su propia planta recicladora y convierte el caucho en una especie de aserrín; lo embolsa y lo envía a Xinca, que lo convierte en suelas para zapatillas. “En un barrio cualquiera se desechan entre 150 y 200 neumáticos por semana”, precisó Malgor.

El proceso sigue en el Penal San Felipe. Allí, Nazareno, Alejandro y Ezequiel capacitaron a unos 80 internos para trabajar en el taller de calzado, en donde fabrican la parte de arriba y completan el ensamblado.

“Trabajamos con internos del penal, con alguna mujer liberada, con gente con alguna discapacidad. En estos ocho o nueve años han pasado personas con diferentes problemáticas y nosotros les damos una segunda oportunidad”, explicó Malgor, y contó que, incluso, una persona que ya obtuvo su libertad vuelve todos los días a trabajar al penal.

“Para muchos presos, tener una oportunidad es un montón”

Eligieron trabajar con un penal después de conocer a una persona que estaba presa, que arreglaba los zapatos de otros internos, porque su padre había sido zapatero. “Vimos una oportunidad de hacer algo más grande y de aprovechar esa experiencia”, contó Malgor.

Así llegaron al Penal San Felipe, en donde se encontraron con un taller muy pequeño que, para aumentar su capacidad productiva, requirió de nuevas máquinas y de la capacitación de los nuevos internos. El penal les dio un ala nueva, que acondicionaron y pintaron los mismos internos y allí empezaron a fabricar. Por el trabajo que hacen les pagan “lo mismo que se paga un producto terminado en el mercado de afuera” del penal, aseguró Alejandro.

 “Buscamos darles herramientas para que el día de mañana, cuando salgan, tomen mejores decisiones. Para muchos de ellos ya tener una oportunidad es un montón, porque ni siquiera han tenido una oportunidad en la vida, porque han nacido en contextos muy difíciles y nosotros les enseñamos a trabajar, a cumplir, a generarles hábitos”, explicó.

Además, mucho de lo que fueron ganando lo fueron reinvirtiendo en el penal: hicieron un gimnasio y compraron nuevas máquinas, para ir “reinvirtiendo en impacto social”. “Seguramente estamos cambiando vidas y, sobre todo, desde el lado de poder contagiar, animar a otras empresas a que se animen a dar segundas oportunidades”, completó Malgo.

Dónde se venden las zapatillas Xinca y cuánto valen

El 80% de las ventas de Xinca es online y el resto en tiendas multimarca, porque el objetivo es eliminar los intermediarios para ofrecerlas a un mejor precio. “Hoy unas zapatillas salen arriba de $15.000 o $20.000 y las nuestras están entre $6000 y $10.000, porque entendemos que si no la sustentabilidad es para ricos y queríamos romper ese paradigma”, explicó Alejandro.

También se puede comprar indumentaria (camisas, remeras, buzos, pantalones, gorras) que, aunque no está fabricada con material reciclado, se hace en cooperativas y talleres rurales. “Buscamos que cualquier producto que hagamos tenga impacto social o ambiental a veces tienen los dos, a veces no lo conseguimos”, reconoció el emprendedor. Para mantener el sistema andando, el fuerte de Xinca son las redes sociales, especialmente Instagram, en donde se pueden ver todos los productos entrando a xinca_eco_shoes.

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