La experiencia de conocer Salta sin ver

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Pilar, una joven de 24 años ciega, visitó los Museos de Alta Montaña, el Museo Güemes. Además de visitar otros rincones que descubrió con los sonidos, el tacto y el sabor.

Pilar tiene 24 años y es ciega, pero eso no impidió que se sorprendiera al conocer los museos de Alta Montaña y de Güemes, de Salta, que cuentan con una guía especializada, audios y escritura en braille. Además, vivió la experiencia del Anfiteatro y la Garganta del Diablo de Cafayate. Y degustó los vinos de altura.

Pilar Mazzino contó que en el recorrido del Museo de Arqueología de Alta Montaña con los audios comenzó a comprender la historia de la ofrenda Inca en el volcán de Llullaillaco y que Fernanda (guía especializada en discapacidad) la recibió y guio hasta las réplicas que pudo ver con el tacto.

Y es que el Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM) revalidó las directrices de Turismo Accesible a través de la oficina de calidad de servicios, con diferentes propuestas de inclusión para acercar el ritual incaico del que formaron parte hace más de 500 años los niños del Llullaillaco.

Feliz de compartir esta experiencia Pilar se animó a más y fue al Museo de Güemes, que tiene además inscripciones en braille. Orgullosa relata “conocí la casa de Martín Miguel de Güemes”, allí Romina (guía capacitada en la Escuela Corina Lona para ciegos), no solo la llevó por el material interactivo que incluye el audio del Héroe Nacional hablando, escribiendo, discutiendo y agonizando, además la ayudó a descubrir con el tacto las armas de los gauchos de Güemes.

La belleza natural de Salta también deslumbró a Pilar, en el anfiteatro natural de Cafayate, una bóveda natural de rocas de más de 20 metros de altura de rocas sedimentarias rojizas, con una acústica perfecta, donde se animó a cantar con músicos que conoció en el lugar. Además, subió a una de las lajas de la Garganta del Diablo, formada hace millones de años cuando cascadas de agua dulce erosionaron la piedra, dejando su asombrosa configuración.

Como no podía ser de otra manera el vino, dejó en el paladar de Pilar las notas distintivas de los viñedos de altura.  Conocer Salta para Pilar fue “una experiencia muy linda”, que descubrió con los sonidos, el tacto y el sabor.

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