Pablo Ochoa entre el fútbol, arte y antepasado huarpe, lucha desde su mundo con artrogriposis múltiple

Historias para contar Slider costado

Es un agradecido de la vida. Técnico de la escuelita Fournier. River Plate y Godoy Cruz su pasión. Pinta cuadros con la boca. Abel Pintos lo quiere conocer. Perdió un hermano por coronavius.

Artrogriposis Múltiple Congénita, una enfermedad que entre un millón de personas, solo una lo puede padecer, y ese es Pablo Ochoa, que con 28 años se convirtió en un símbolo de lucha, amistad, y entrega al prójimo.

Pablo padece Artrogriposis Múltiple, una enfermedad que le afecta la articulación de los pies, rodillas, caderas, manos, codos y hombros, pero no es impedimento para que camine por el mundo del fútbol y el arte, como es pintar con la boca, cuadros que son admirados.

El entrenador de la Escuela de Fútbol Fournier, sin gambetas, fue directo “yo estoy para ayudar a las personas, a los chicos y chicas, y no hay impedimento que me detenga”. Su primer gol en la conversación, y aunque uno espera un remate fuerte, no hay quien detenga semejante definición.

Su acción social tiene diversas facetas pero la Escuela de Fútbol Fournier es todo. “Vi muchos chicos de mi barrio en la calle, los conozco desde chicos y el fútbol, siempre me marcó y fue cuando comencé a entrenarlos”.

“‘¿Qué está haciendo este loco?’, decían muchos de mi, pero con el tiempo les fuimos demostrando de lo que era capaz de generar este proyecto, los chicos mismos”, sonrió Pablo al recordar esos momentos. “Jugamos en todos lados, Liga de Campeones, torneos en Las Heras, Guaymallén, pero llegó la muerte de Diego y todo pareció derrumbarse”. Su hermano, la mano derecha y apoyo incondicional de Pablo, el coronavirus se lo había quitado.

En la Escuela Fournier lo ayudan su padre Sergio Ochoa, Gastón un amigo y Victoria, “es incansable”, sentenció Pablo. River Plate es un símbolo dentro del fútbol para Pablo, es hinchas de Godoy Cruz, y San Lorenzo la otra enorme alegría.

Pablo Ochoa perdió a su hermano Diego, pero sigue delante. Los chicos lloran su ausencia.

Con raíces huarpe cargadas de arte y música

Su árbol genealógico tiene raíces huerpes, y Pablo no reniega, ni oculta nada, por el contrario hace resaltar con orgullo su antepasados indígenas.

“Vi fotos de mis abuelos que eran indígenas. Y uno analiza esos momentos con la actualidad, y recapacita sobre su pobreza. No tenían nada, estaban en el campo, pero defendían la tierra”, destacó Pablo, como si tuviera ahí, entre sus manos, esa foto en blanco y negro, dejando un mensaje en defensa del medio ambiente. Y desde esas raíces, aparece el arte, debido a que su madre Gertrudis, lleva el apellido Talquenca, que inmediatamente uno asocia con música, letras, guitarras.

Hay muchos familiares Talquenca en Mendoza, pero la mayoría está en Caucete, San Juan, otros en San Luis”, reconoce Pablo que dibuja con la boca cuadros que comenzaron como una alternativa económica, pero que se transformó en un arte visible, hoy reconocido por la sociedad.

“No me gustaban los colores, pero un día desperté y todo cambió”

Aprendí a escribir con la boca, y luego a pintar. En este último punto descubrí lo que estaba oculto en mi interior”, subraya Pablo que en el 2018 no encontraba trabajo.

No encontraba trabajo, me sentí inútil. Estaba muy quieto y comencé a dibujar caricaturas, hacer dibujos. Lo interesante es que nunca me gustaron los colores y un día me desperté con ganas de pintar, compré un par de témperas, no me alcazaba el dinero para mucho, y así apareció el primer cuadro”, recuerda orgulloso Pablo.

Pablo Ochoa y el técnico de River Plate, Marcelo Gallardo estuvieron mano a mano y el técnico de la Escuela Fournier le regaló una gorra del club.

Diseña tatuajes a pedido. En 2019 comenzaron a pedirles cuadros y tuvo que perfeccionar técnicas de pinturas.

“Vendía esos cuadros en 200 pesos, no era mucho pero ayudaba a mi familia, ya que mi padres tampoco tenía trabajo en la construcción. Esos cuadros me abrieron puertas”, enfatizó con coraje y superación.

El retrato del Abel Pintos, realizado por Pablo Ochoa que el cantante y músico le agradeció.

 “Fui a una escuela, pero después dejé de ir debido a que me molestaba que me sacaran fotos mientras pintaba. Yo estaba ahí para aprender, y nada más. La profe me enseñó muchas técnicas, pinturas en tela, aunque lo hago sobre cartón prensado por los costos, es más abarato”.

Su esfuerzo, creatividad y calidad de dibujo y pintura es otra parte de su mundo “pintar me hace sentir de todo, solo es mi mundo, mi interior que durante cuatro horas, es lo más lindo que me pasa”, reconoció el artista lasherino.

Todo el mundo pide uno de sus cuadros, pero hubo un retrato que produjo una sensación especial en el cantante y compositor Abel Pintos.

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