La ruta del peregrino: la historia del viajero que recorre pueblos desconocidos

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Iván Eguens creó hace 6 años una página de Facebook para mostrar todos los rincones de la Provincia de Buenos Aires

POR ALEXANDRA BARRETO

‘Viajando por los pueblos de Buenos Aires’ esa es la guía online imperdible para todos aquellos que quieran adentrarse en el mundo de nuevos destinos. Más allá de inculcar conocimientos, Iván Eguens, de 43 años nacido en Quilmes y creador del proyecto, invita a recorrer de manera didáctica a través de fotografías, videos y relatos de sus recorridos.

El 11 de septiembre del 2015 armó su cuenta de Facebook con el objetivo que familiares y amigos observaran el material fotográfico, pero tuvo tanta llegada que se fue multiplicando el número de visitantes que elogian cada posteo.

Desde muy niño sintió el gusto por descubrir, comenta que al salir de vacaciones con su familia quedaba extasiado de mirar los caminos de tierra al costado de la ruta que se perdían en el horizonte; esas casitas pequeñas a lo lejos, preguntándose quiénes vivirían ahí y qué encontraría más allá de esos caminos.

Adoptó la fotografía como propia y ejerce sin querer un oficio de cronista gráfico. Reafirma que en sus travesías no pueden faltar el mate, la cámara y los alfajores Capitán del Espacio que hasta el Papa Francisco se ha deleitado con ellos.

“Manejo desde los 18 años, cuando compré mi primer auto me dedique a viajar pero a lugares chiquitos cercanos”, sostiene.

La suerte estuvo de su lado porque desde hace 15 trabaja en telefonía rural en la Provincia de Buenos Aires, actividad laboral que lo favoreció para realizar su pasatiempo.

En su haber tiene más de 950 pueblos recorridos y 800.000 kilómetros transitados.

“Disfruto de intercambiar opiniones con la gente. Muchos dicen que al no tener la posibilidad de viajar por problemas de salud o económicos, agradecen porque mi labor permite que se trasladen a esos lugares. La cuestión de viajar,  nutrirme de historias que contaban los pobladores, me llevó a hacer un curso de fotografía y de periodismo para poder redactar las notas que armaba”.

Admite que su estadía generalmente es de 3 o 4 días, lo que implica muchos caminos de tierras y horas de manejo intensas. “Salgo de casa a las 5 de la mañana y hasta que no baje el sol, no paro. Recorro 20 a 30 localidades. Tengo que ir a algunos pueblos puntuales que asigna la empresa pero implica pasar antes por otros sitios y así conocí todo tipo de lugares”.

¿Qué hace una sola persona viviendo en un pueblo? Es la gran pregunta que le hacen habitualmente.

“Encontré que una persona se dedica a su almacén, pero a la vez a los animales porque tiene un campo y mucha gente que trabaja en la zona cuando termina la jornada laboral pasa por ahí para comprar algo para llevar a su casa, o para jugar a las cartas, charlar, tomar un trago, esa costumbre no se pierde”, detalla.

Una de las entrevistas más importantes fue la que hizo a Pablo Novak (80) quien vivió en Villa Epecuén, partido de Adolfo Alsina. El pueblo en 1985 fue evacuado hasta Carhué por una gran inundación de la que sólo quedaron ruinas. “Me impacto su historia, de un escenario melancólico, atrapante para los fotógrafos”.

Su gran pasión conlleva muchas horas de dedicación: subir fotos, editarlas, armar los textos. Aclara que no tiene ningún beneficio económico, lo que motiva es su amor por lo que recorre, para que la gente conozca el día a día de los rincones de la Provincia de Buenos Aires.

La pandemia fue chocante para los pueblos y su mirada es clara: “Al ser trabajador esencial, en abril estaba viajando con protocolos que pedían para ingresar, querían invitarme a comer, implicaba entrar a sus  casas o querían saludarme con un beso, apretón de manos, me negué porque desconocían el riesgo.  Mis viajes convocan explorar lugares solitarios, retratar cada uno de estos rincones con mi cámara, volver a la urbe, mostrarlos”.

LOS PUEBLOS HABLAN

Historias de romance abundan en estos rincones. Iván conoció a Olinda y Santos, se pusieron de novios hace 62 años y llevan, 53 de casados.

“Son dueños del hermoso almacén Sol de Mayo en el partido de Dolores situado a unos 6 kilómetros de la ciudad cabecera sobre la ruta 63 que une la autovía 2 con la ruta 11, compraron el boliche hace 46 años”.

Sol de Mayo data del año 1888, cuando no había nada a su alrededor. Cuando Santos era joven solía ir al negocio a caballo, no había luz eléctrica, pasaban 5 autos por día, el ferrocarril que pasada por Dolores traía mercadería y cartas. Había una diligencia llamada la Galera de Dávila que se encargaba de llevar encomiendas desde el pueblo hasta General Lavalle, la cual tardaba días en llegar por los difíciles caminos, también llevaba pasajeros que solían parar a tomar unos tragos.

“Dolores era una parrilla obligada para los viajantes que decidían veranear en el partido de la Costa. Hace unos 15 años la ruta 63 se convirtió en autovía, muchas parrillas tuvieron que cerrar, a esto se sumó la pandemia. Nunca bajaron los brazos, algunos de los vecinos se acercaban y los atendían afuera”, cuenta.

“Actualmente, sólo piensan seguir con la tradición de mantener viva el alma del almacén por muchos años más”.

TRADICIÓN PANADERA

También recibió varias invitaciones de Juan Pablo Miguel, dueño del Museo de la Planificación, para ver la elaboración de una de las mejores galletas de la Provincia.

“Dentro del pueblo se encuentra esta panadería de 108 años que adoptó el mismo nombre del pueblo La Larga en el partido de Daireaux. El fundador fue Aquilino Ayude, un español, tuvo en Carhué otra panadería con sus hermanos. Desde el 2006 y hasta hoy, Juan Pablo Miguel junto a los panaderos Sebastián Vásquez y su esposa Fernanda Cufre mantienen intacta la tradición panadera elaborando las mejores galletas y pepas entre otras delicias. Una experiencia única de una labor que no vemos, pero sabemos que tiene un gran esfuerzo, por la pasión que le ponen a cada bollito de masa”, describe en una de las tantas historias que conoció en sus visitas.

LA PEQUEÑA SIRIA

Lo de Hasna es un comercio que cambió el turismo de una localidad, les dicen: Los Gauchos musulmanes.

“La Angelita es un pueblo del partido de General Arenales con 300 habitantes, la conocen como La pequeña Siria. Es el único lugar de la Argentina donde el 70% de sus pobladores son de origen árabe musulmán. Aquí las raíces nunca se perdieron. Hablan el idioma, hacen las cinco oraciones diarias que dicta el Corán, consumen alimentos Halal.  Sus antepasados llegaron para dedicarse a las actividades agrícolas y el sitio se armó fundándose en esa cultura. Tuve el placer de visitarlo, hay un hermoso restaurante de comidas típicas. Marta Pepe, nativa del pueblo, junto a su hermana, decidieron emprender este comercio de comidas árabes. La construcción data del año 1940, primero funcionó como la escuela del pueblo, luego sus abuelos y sus padres pusieron un almacén y posteriormente una sodería. Marta también tuvo un jardín de infantes y enseñó el idioma.  En el 2019 ambas abrieron este negocio, el cual cambió notablemente el turismo de La Angelita. Hasna era el nombre de su madre, significa mujer bella, fuerte”.

Recuerda con mucha alegría que cuando estaba por irse, Marta le dijo que no podía hacerlo sin probar nada. “Trajo unas riquísimas tortas de trigo que no pude evitar probarlas”.

La vida de Iván pasa de pueblo en pueblo, de historia en historia. Cada rincón tiene algo fascinante para mostrar. Él, con su cámara y sus charlas con los habitantes lo plasma en Viajando por los pueblos de Buenos Aires. Y la pregunta que todos sus seguidores se hacen ¿cuál será el próximo lugar a descubrir?

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