La mujer que lucha con 30 kilos de armadura como en la Edad Media

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De chica la obligaban a hacer deportes y hoy, Salomé Gamboa, es capitana de Huargos de Vanguard, un equipo mendocino que practica Combate Medieval. Desde hace cinco años se inició en esta disciplina que, asegura, modificó todas las esferas de su vida. Es técnica en duelo y armoreo. Su armadura, la hizo ella y es una réplica de una original de las que existieron en los campos de batalla. El diseño medieval la deslumbra y esta práctica le dio el poder de la confianza

Podría ser un capitulo de ficción de Vikingos o de Game of thrones, pero para Salome Gamboa el Combate Medieval es parte importante de su vida desde hace cinco años. A ese deporte de lucha cuerpo a cuerpo, llegó casi de casualidad por su amor a la historia, pero sin darse cuenta se apoderó de ella. Desde hace 4 meses es la capitana del equipo Huargos de Vanguard, en Mendoza.

Con esa nueva familia, deja salir todo su talento con la espada (hecha a mano y especialmente para que ella use en combate) y como preparadora técnica en duelo y armoreo. Antes de comenzar a practicar esta disciplina, cuenta, huía de cualquier tipo de actividad física y deportiva, pero al ver una competencia -invitada por una amiga- sintió algo que jamás había sentido: pasión por una disciplina.

Pese al primer sesgo de temor, se animó a tomar por primera vez una espada entre sus manos y, como si fuera la mismísima Excálibur, le otorgó un poder especial: confianza. No hubo vuelta atrás. Hoy es una de las tres mujeres del país que comanda un equipo de Combate Medieval, una actividad a la que la historia no hizo lugar para el género.

Salomé trabaja en una librería y en los tiempos libres se convierte en una luchadora de la Edad Media

Salome tiene 34 años y hasta los 29 su vida era el trabajo en la librería y las Artes Plásticas; su familia (mamá, papá, hermanos y sobrinos). Pero una tarde acompañó a una de sus mejores amigas a ver “de qué se trataba” el Combate Medieval y regresó sintiéndose un poco como el Rey Arturo. Quiso ser parte de ese mundo que conocía por los libros. “Practicar este deporte me hace sentir bien. Siento que me probé a mí misma que puedo ser fuerte, que puedo sentirme más segura en la calle porque, lamentablemente, como mujer a veces se viven situaciones incómodas o inseguras. Me hace sentir segura, fuerte y que soy capaz de hacer lo que hace un hombre. Esto me ha ayudado mucho”, asegura Salome, comerciante en una librería de Mendoza.

El deporte es full contact y tiene reglamentación tanto deportiva como histórica. Todas las armaduras que utilizan son réplicas de las que han existido de verdad en los campos de batallas y cuando un competidor se presenta en un torneo debe justificar a qué época perteneció la espada y la armadura, para que haya relación entre el equipo y la historia.

Esa armadura se completa con la espada, el escudo (que varía según el tipo de espada) y el yelmo (en la cabeza). El traje de armadura hecho a medida puede pesar más de 25 kilos —el de Salome pesa 30—; la espada es sin filo, ni punta y tiene un peso reglamentario que oscila entre el 1,200 y los 2 kilos (la de ella es de 1,400 kg) y el yelmo o caso pesa otros 5 kilos. Debajo de todo ese metal, usarán un gambeson o un traje acolchado a medida que sirve para soportar los golpes contundentes.

Salomé, la de armadura. lidera el equipo de Combate Medieval "Huargos de Vanguard", de Mendoza (@huargos_de_vanguard)

 “Mi espada es recta y mi armadura tiene cierta característica de capas que se realizan para proteger el cuerpo, que son la de los trajes de finales del siglo XIV, dentro de la Edad Media. Todo es muy pesado porque el traje es completamente de metal y cubre la totalidad del cuerpo, hasta los pies”, cuenta.

Lo que primero le llamó la atención del traje fueron los colores de las ropas, detalle que su faceta de artista plástica no pudo dejar pasar. “El diseño de la Edad Media me parece maravilloso, los escudos y creo que eso fue lo primero que le llamó la atención cuando empecé a estudiar diseño, así comencé a meterme en la historia medieval y a comprenderla más”, asegura.

“No puedo creer que cuando era chica me obligaban a hacer deporte y ahora este deporte me atrapó tanto, más allá del esfuerzo físico. Hay muchas cosas que apenas las vi sentí que era por ahí como que sea un deporte que de verdad se practicó en la Edad Media, el simbolismo de los colores, el hacerte la armadura es algo que me fascina porque a la mía la hice yo. Entonces, hay muchas aristas que encuentro fascinantes y que hicieron que me quedara 100% en el deporte, que como tal implica mucho esfuerzo físico porque hay que pelear con todo ese peso encima”.

Salome se describe como “una persona muy tranquila, no soy de pelear ni generar conflictos, para nada, entonces este deporte hace que me esfuerce para ser combativa porque además de ejercer la defensa implica ser atacantes y eso me saca de mi zona de confort, pero no como una actitud violenta sino ciento por ciento deportiva”.

Para ella, esto también aporta desde lo psicológico: “Siento que me aporta desde lo personal, no sé si a todos les pasa igual, sí a mis compañeros con los que hace años compartimos la disciplina de combate”, asegura y cuenta que la competencia se divide en categoría y por género.

Los Huargos en pleno combate

“La categoría femenina es más técnica, sobre todo en la parte de duelo, es lo que hago. Esta es mucho más técnico con las chicas, pero después de competir tenemos la mejor de las ondas, nos abrazamos por haber dado pelea. Además, es chico el grupo en la provincia y nos conocemos todos”, agrega. ”Aunque tenemos diferentes motivaciones, nos une la pasión que genera el deporte de medieval. Y lo que más destaco es que también entendés el esfuerzo del otro, el desgaste físico propio hace entender el del rival, sé que si hace calor y carga con un equipo de 30 kilos, que es muy caliente además de pesado, hace ese esfuerzo”.

Respecto a la técnica, se entrenan con las técnicas de esgrima y de pelea, en la parte de contacto físico. “Lo que enseñamos en la parte técnica, después de hacer un fortalecimiento muscular, también es memoria muscular, que es súper importante: la repetición de esos movimientos hasta que salgan naturalmente tanto ofensivo como defensivo. Entonces, levantar el escudo, protegerse de la cabeza con el arma, apuntar a la cabeza del rival, tratar de enganchar la parte que no se cubre el opuesto y que sea un golpe válido para que el desgaste valga la pena es lo imprescindible para tener un punto porque el deporte en la parte de duelos es por puntaje. La idea es hacer algo técnico para que se desgaste el otro, cumpla la función del punto, si no es un desgaste sin sentido”, explica.

Como capitana siente que tiene una misión (aparte de la del cargo y que pasa prácticamente por encargarse de todos los detales del equipo y competencias) y esa es la de reivindicar el rol de la mujer en el deporte que la historia hizo a un lado.

“Que me hayan nombrado capitana fue una grata sorpresa. Somos tres mujeres en este grupo que apenas tiene cuatro meses. En la historia de este deporte, la mujer mucho no figura, por eso ahora tratamos de fomentar el deporte a la parte femenina. Siempre tratamos de que se animen más chicas y buscamos que deje de ser visto como un deporte agresivo y relacionado con lo masculino. La realidad demuestra que las mujeres podemos ser ofensivas y atacar, entonces siempre tratamos de motivar a las chicas a que se unan al equipo donde hombres y mujeres entrenamos por igual, no hacemos diferencia de género”.

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