La historia del primer laboratorio de cannabis de la Argentina

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Abrió en Mar del Plata el primer espacio dedicado exclusivamente para analizar la calidad de los cultivos y aceites de la planta de marihuana

La artrosis en la cadera, o mejor dicho, el dolor por momentos insoportable que se le impregnó por esa enfermedad, llevó a Any a buscar en la planta de cannabis la calma que necesitaba y a sus hijos Agustín y Pilar, a una aventura. Él médico, ella ingeniera química, primero quisieron saber exactamente qué tenía el aceite que a su madre le daba un cultivador solidario.

Así nació el que terminó siendo el primer laboratorio de control de calidad y certificación exclusivamente de cannabis de la historia del país. Pilar Díaz y su hermano lo pensaron en 2019 y finalmente lo inauguraron días atrás en Mar del Plata. Lo que nació como una idea hija de la necesidad se convirtió en un proyecto pionero que se anticipa al desarrollo exponencial de esta nueva industria en Argentina, donde ya hay una decena de proyectos de cultivo y desarrollo de la planta para los usos medicinal e industrial.

En el laboratorio se analizan los cannabinoides y los terpenos de la flor de cannabis, entre otros servicios (Gentileza Hemp Lab)

Y a esos clientes apunta la idea de Díaz, bautizada como Hemp Lab y nacida gracias a una inversión de 1.300.000 millón de dólares, especialmente en equipamiento con tecnología de punta traído de Japón: cuatro máquinas Shimadzu fabricadas especialmente para el análisis de materia vegetal y aceite de cannabis.

“Entendí que podía hacer un gran aporte para la industria democratizando el acceso al análisis de alta tecnología para acompañar a mejorar los procesos de cultivadores y productores de manera directa”, comentó Díaz en uno de los tres boxes de su laboratorio, un espacio de más de 300 metros cuadrados ubicado en la zona industrial marplatense. Díaz y su equipo, siete personas incluido el personal administrativo, comenzaron con trabajos en acuerdo con el Conicet, empresa de genética de semillas y productores del sur bonaerense como la agrupación Plantar Ciencia, de La Plata.

Díaz sabe que en todos los países que ya cuentan con una ley de producción de cannabis se exige que los productos estén certificados y analizados por un laboratorio independiente, validado bajo métodos rigurosos y normas que siguen los estándares de calidad internacional. Por eso se adelantó y preparó el terreno para lo que se espera sea -cuando Diputados sancione la legislación que ya aprobó el Senado- una matriz productiva que genere al menos 10 mil puestos de trabajo en los próximo tres años en Argentina.

El laboratorio está habilitado por ANMAT y se ubica en la zona industrial marplatense (Gentileza Hemp Lab)

No es el único laboratorio, existen otros, en la ciudades de Buenos Aires, Santa Fe o La Plata, e incluso uno en la Universidad de Mar del Plata, pero Hemp Lab además de ser el único dedicado a cannabis exclusivamente cuenta con tecnología para testear diversos aspectos de la planta, no sólo los cannabinoides (móleculas como el THC o el CBD, las más conocidas de una paleta de cientos). También puede analizar los terpenos (metabolitos que dan perfume y sabor a las flores, fundamentales para la producción de alimentos o cosméticos) y los metales pesados o pesticidas y el contenido de humedad, que sirve para evitar la proliferación de bacterias.

El laboratorio está habilitado por ANMAT, la legislatura bonaerense y por el Municipio de General Pueyrredón. En los primeros días de trabajo se acercaron especialmente emprendedores con proyectos de bancos de semilla, productores medianos de Provincia de Buenos Aires, Córdoba, San Luis y Mendoza con grandes cantidades de plantas.

Los análisis no sólo permiten conocer la trazabilidad del producto o la calidad, si no también son clave para la eventual inscripción de nuevas genéticas en el Instituto Nacional de Semillas (Inase). “Podemos determinar el porcentaje de THC o de CBD y otros ocho cannabinoides importantes, pero también la presencia de metales pesados como arsenio, cadmio, mercurio o plomo”, detalló Díaz.

Rocío Díaz en la máquina que identifica cantidad y proporciones de hasta nueve cannabinoides por cada muestra (Gentileza Hemp Lab)

En su laboratorio cualquier cultivador particular o ONG inscriptos en el Reprocann del Ministerio de Salud puede pedir un análisis de su producción. La identificación de cannabinoides para un cultivador sale $ 6.000. Los cultivadores deben mandar menos de media docena de muestras y en una semana obtienen los resultados. Para productores, Hemp Lab ofrece diferentes packs. El objetivo, según anticipó Fernández Viñas, es generar a mediano plazo una estandarización de los productos para que levante la categoría del productor y ofrezca sustancias de mejor calidad a los usuarios. “Es como mínimo lo que va a pedir ANMAT apenas salga la ley de producción de cannabis industrial”, consideró.

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