La activista de la liberación animal que tiene en su casa un santuario de mascotas

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Florencia di Matteo convive con 23 perros y 14 gatos rescatados. Cuando uno lleva la motivación, no hay obstáculo que lo pueda derribar, afirma.

Rescata gallos de ser sacrificados en macumbas y recupera cabras maltratadas. Desde muy chica, Florencia di Matteo siente una conexión muy especial con los animales, lo que la llevó a crear en Ramos Mejía “el santuario de Florcita”, un espacio autogestionado en donde las especies que son víctimas de explotación animal tienen la oportunidad de una vida mejor.

Los “rescataditos” son de todo tipo, desde caballos y ovejas hasta gatos y perros. En un principio su sueño era convivir con todos ellos, pero al día de hoy su ex marido está a cargo de los animales “más grandes” en un campo en Exaltación de la Cruz, mientras que ella se encarga principalmente del tránsito de perros y gatos en Ramos Mejía.

Di Matteo hace de todo. Trabaja en un jardín de infantes, rescata animales, los da en adopción y hace activismo por la liberación. Actualmente convive con 23 perros, y por año les consigue un hogar a aproximadamente 100 mascotas. Aunque el cuidado de las especies es un trabajo de todos los días y eso a veces le resulta agotador, sabe que puede cambiar vidas.

Lograr que “un animal que estaba por morir en la calle termine siendo parte de una familia maravillosa”, y que incluso a veces “los lleven a conocer la playa o les compren ropa”. En este sentido, la activista destaca el rol fundamental de los adoptantes, ya que sin ellos, jamás hubiese podido rescatar a tantas especies.

Mucha gente le dijo que es un desperdicio tener tantos animales en una casa tan grande. Para ella, “no hay mejor manera de aprovechar el espacio que salvando vidas”.

En 2009 empezó a usar Facebook y a ver muchos videos. Así llegó a informarse sobre los procesos de obtención de alimentos a partir del sufrimiento animal. Fue entonces cuando decidió hacer un cambio “de raíz” y convertirse al veganismo. Sobre esto, aunque no cualquiera puede poner su casa a disposición de los animales rescatados, remarcó la importancia del activismo para la liberación animal.

La pelea por la feria de Moreno

Dos meses atrás, Florencia fue protagonista de la denuncia y cierre de una feria clandestina de comercio de mascotas que según ella, “funcionaba desde hace más de 12 años” en el municipio de Moreno. “Todos los fines de semana, se vendían al costado de la ruta y a pleno sol de verano decenas de perros y gatos no vacunados, en jaulas, sin comida y sin agua”.

“Cada perrito sale como mínimo $100.000”. Para ella, la parte más injusta es “ver a los animales en condiciones deplorables y saber que los criadores se llenan de plata explotándolos”.

Si bien ya se habían hecho denuncias previas en conjunto con agrupaciones y proteccionistas independientes, nunca recibieron una solución concreta. A lo sumo “se cerraba por un fin de semana y al otro volvían”.

Un día, buscando pasturas para una cabra recién rescatada, di Matteo llegó por casualidad a “la feria del terror”. Al ver el estado de los animales, decidió “mandarse sola” para filmar el lugar y alertar en sus redes sociales.

El resultado fue un video de aproximadamente 15 minutos en donde, entre insultos y agresiones, se puede ver el pésimo estado de los animales. “En una hora llamamos cinco veces a la policía y no venían, mientras la situación se agravaba cada vez más. Son una mafia de verdad”, explicó la activista.

Sobre esto, contó que efectivamente terminó siendo agredida: “Me tiraron al piso, me dieron patadas y se robaron mis documentos”. Según explicó, los criadores le exigían que borrara el video y les pidiera perdón para devolver sus cosas. “Ni loca borro el video”, les contestó Florencia.

Aunque la situación escaló con mucha violencia, fue gracias a esos videos (con más de 2 millones de reproducciones) que “no les quedó otra que cerrar la feria”, porque “un montón de gente, desde sus lugarcitos del mundo, se solidarizaron con la causa y la denunciaron”.

Sin embargo, Florencia descubrió al poco tiempo que los mismos comerciantes clandestinos se habían trasladado a Merlo. En ese sentido, se cuestionó: “¿Somos nosotros (los activistas) quienes tenemos que ir a investigar estos casos o es responsabilidad del Municipio al que le corresponda hacer una causa con el paso a paso legal como se debe?”.

Cómo ayudar

“Me metí en cosas muy delicadas con tal de salvar a un animal. Muchas veces implica un sacrificio enorme tenerlos en un estado de bienestar a todos. Yo lo hago porque lo amo, pero tendría que haber un respaldo estatal en estas causas”, reflexionó di Matteo. 

Su cuenta de instagram es @elsantuariodeflorcita. En principio, para Florencia son bienvenidas las colaboraciones de todo tipo. Le resulta crucial la difusión de casos de animales que necesiten un hogar -sea permanente o transitorio-. Además, también son valiosos los “traslados solidarios”, es decir, colaborar con los traslados en auto a las visitas al veterinario, o a un nuevo hogar. 

Fuente: Clarín

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