Es francés, fue a vivir a Misiones y cuenta el secreto de la felicidad

Historias para contar Slider costado

“Tengo ganas de cambiar de país, de continente y de idioma. ¿Me acompañas?”, le preguntó un día Frederic Boulay a su hija de 10 años en 2009. “Si papi, te sigo”, respondió la pequeña y con ese empujoncito ambos dejaron su vida en Francia para instalarse en Misiones.

La decisión no era fácil porque había que empezar de cero en un lugar completamente diferente a lo que estaban acostumbrados, pero era algo que tenía rondando en su cabeza desde hacía mucho tiempo. Solo restaba llevarlo adelante.

“Le agradezco hoy en día, me permitió vivir este sueño. Si ella me hubiera dicho que no, estaría viviendo en Francia todavía”, dijo.

Hace 14 años llegó al país y recorrió varias provincias, pero fueron los rincones misioneros los que lo cautivaron. Boulay recordó: “Sin saber por qué, Argentina estaba inscripta en mi memoria, pero recién en septiembre de 2009 tuve la salida económica para viajar. Quemé la plata de una camioneta en Buenos Aires a modo de obligar a quedarme. Estuve en todo el norte pero elegí Misiones por una corazonada”.

Desde aquel momento, buscó la manera de apostar en nuestro territorio porque tenía un objetivo: “Venir a disfrutar la vida trabajando en algo”. No sabía exactamente en qué, pero lo descubrió investigando y escuchando consejos de los lugareños.

A fines de 2010, comenzó a sembrar mamón (papaya) en Oberá y no fue lo que esperaba: “Fueron dos años de sufrimiento. No tenía afinidad con el producto”, admitió entre risas. Para el 2012, decidió volcarse al maracuyá y esta vez sí funcionó. Trabajó con la fruta durante varios años hasta que una misionera conquistó su corazón y se casó. Como la mujer trabajaba en Posadas, vendió la chacra que tenía y buscó una zona cercana para mudarse juntos.

En su chacra en Santa Ana, Frederic cría cabras y cerdos libres. (Foto: Gentileza Frederic Boulay)
En su chacra en Santa Ana, Frederic cría cabras y cerdos libres. (Foto: Gentileza Frederic Boulay)

Finalmente, se ubicaron en Santa Ana. Allí, el hombre que hoy tiene 60 años cambió el rumbo porque frente suyo había otro panorama y decidió lanzarse a criar cerdos y cabras para comercializar productos derivados de ellos.

Según su testimonio, en la nueva chacra había gente que maltrataba a los cerdos. Ante esta situación, propuso comenzar de nuevo con otros animales para que tengan una crianza mejor. Para ello, tomó cerca de dos años preparar el lugar, plantar el alimento y determinar las zonas antes de traerlos.

En 2019, llegaron los primeros cerdos y se comenzó a vender carne cruda envasada al vacío, carne curada, chorizos y ahumados. Recién en 2021 consiguieron las cabras con cuya leche producen quesos de receta francesa, dulce de leche y otros derivados.

La crianza de cerdos y cabras: “Queremos que vivan como reyes”

Una de las cosas que más puntualiza Boulay es el bienestar de los animales que cría. Para él y su familia, es primordial “que vivan libres”.

“Empezamos con cerdos pero tuvimos la posibilidad de tener cabras, que era lo que teníamos ganas de hacer, y en ambos casos el bienestar es esencial. Queremos que vivan como reyes, que la pasen bien acá”, explicó y agregó que andan por todo el espacio verde sin restricciones.

(Foto: Gentileza Frederic Boulay)
(Foto: Gentileza Frederic Boulay)

En ese sentido, reconoce que esa interacción y específicamente la actividad que llevan hace que el animal sea diferente. “Lo que nos dicen los clientes es una alegría compartida. Muchos quieren venir a verlos. Incluso, tener un cabrito en brazos es una experiencia que se queda en la memoria”.

Asimismo, planteó: “Nuestros animales viven en el campo, donde están felices. Un cerdo que vive en el cemento es totalmente infeliz y pienso en la concentración que planea China con millones y millones de cerdos encerrados. Eso se siente en el sabor del producto. Acá los cerdos no tiene miedo y tampoco estrés. Justamente cómo vivió, lo que comió y cómo murió es importante y ese es compromiso”.

Frederic se instaló junto a su familia en Santa Ana para criar cerdos y cabras. (Foto: Gentileza Frederic Boulay)
Frederic se instaló junto a su familia en Santa Ana para criar cerdos y cabras. (Foto: Gentileza Frederic Boulay)

Su percepción de la situación en la Argentina

Frederic se midió antes de dar su opinión y aseguró que no quiere herir susceptibilidades. Sin embargo, expresó que la Argentina es un país complicado, pero sobre todo que los ciudadanos somos muy sufridos.

“Tienen algo histórico de sufrimiento. Es como que el argentino tiene que sufrir, como en el Mundial Qatar 2022 cuando jugaron contra Francia. En el fondo hay cierto masoquismo en eso”, marcó.

De todas formas, entiende que la realidad del país es compleja por varios factores y sostuvo: “Soy bastante pesimista. No veo las semillas de lo que permitiría cambiar la situación actual. En sí, los argentinos me parecen fantásticos, pero es complicado ver un futuro cuando la gente está tan dividida. Creo que para cambiar esto se necesita un tiempo que los políticos no tienen para dar”.

Por otro lado, desde su perspectiva, afirmó que falta gente con oficio y que emprenda cosas nuevas: “Mis padres entraron en una empresa y permanecieron en ella toda su vida. Cambiar de trabajo allá era muy mal visto, por eso me criaron para que yo hiciera lo que a mí me pareciera bien y por eso me gusta buscar otras cosas. Pero acá veo que la mayoría solo busca asegurarse un salario sin ser uno mismo. Las autoridades deberían incentivar a los jóvenes a despertar la curiosidad para emprender”.

Aunque entiende que el contexto no ayuda para que todos puedan seguir sus sueños y tengan que trabajar para sobrevivir, remarcó que es necesario replantearse algunas cuestiones: “Las empresas familiares tendrían que crecer, eso crea empleos porque son quienes pelean día a día y se convierten en la riqueza del país. Así, el dinero se gasta en lo local y la riqueza se queda en el país”.

Algunos de los productos que comercializa. (Foto: Gentileza Frederic Boulay)
Algunos de los productos que comercializa. (Foto: Gentileza Frederic Boulay)

En esa línea, agregó: “Las multinacionales invierten y cuando les va mal o no les sirve, se van. Las familias son las que quedan. A su vez, siempre se piensan en exportar, pero deberían hacerlo una vez que el tejido social esté fuerte, no al revés. Hoy hay mucha gente pobre que necesita alimentar a sus hijos, entonces hay que empezar por alimentar a los nuestros antes de pensar en exportar”.

“Me encanta este país. Critico porque me gusta mucho y porque merecen estar mejor. Habría que dejar de copiar y compararse con los países desarrollados y buscar otro camino”, manifestó.

“Fred”, como le dicen sus allegados, desea que otros vengan a probar suerte y a apostar, tal como lo hizo él. “Me gustaría que otros lo puedan hacer, que mi historia aliente a gente que esté por dar el paso. Migrar hoy es mucho más fácil y vale la pena”, cerró.

FUENTE: TN

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