Josefina Delgado: “Haber creado la Biblioteca de la Mujer Alfonsina Storni es uno de mis orgullos”

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POR SEBASTIÁN SAAVEDRA

Profesora en letras, ex subsecretaria de Cultura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, dirigió bibliotecas, fue jurado de Premios Konex, y la nota podría seguir enumerando la cantidad de cargos, reconocimientos y logros que ha conseguido Josefina Delgado en su carrera. Hablar de ella, es hablar de cultura, y qué mejor que sentarnos a leer este tiempo que nos brindó para conversar del tema, en el mismísimo día de la cultura nacional.

-Hoy es el día de la cultura, ¿qué significa esto en tu vida?

La palabra cultura encierra un significado muy amplio, y creo que hay que destacar aquello que circula más cotidianamente y que engloba a las bellas artes, el cine, la literatura y la música. Debo a mis padres el haber crecido insertada en un clima cultural donde todo esto era importante para la familia, y haber tenido acceso a libros y música, desde muy chica. A los siete años empecé a estudiar piano en un conservatorio de prestigio, el Conservatorio Williams, que había sido fundado por el músico argentino Alberto Williams. Si bien puede parecer algo de mucha exigencia para una chica de tan corta edad, tengo que decir que lo disfrutaba y cumplía con todas las exigencias de esta tarea.

En cuanto a la lectura, tuve a mi alcance los libros de mi casa, una biblioteca de la que todavía guardo ejemplares, y a los que podía acceder sin ningún tipo de control. Mis padres eran españoles y los autores españoles estaban allí muy bien representados: Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Salvador de Madariaga, Quevedo, Calderón, Lope de Vega. Y no dudaba en abrir estos volúmenes y aunque no leyera quizás durante mucho tiempo, me permitía entrar y salir por sus páginas.

Mi madre, amante de la ópera, me llevó al Teatro Colón cuando yo tenía apenas siete años, nunca voy a olvidarme: platea fila 3, a escuchar La Traviata de Verdi, con la soprano argentina Delia Rigal.

-¿Cuáles fueron los libros que más te marcaron de los que hayas leído?

Muchos libros me marcaron, y pienso en los libros a los que no dejaría nunca de volver. Sin dudas el primero es el Quijote, no solamente por su lengua extraordinaria sino también por aquello que Cervantes inaugura y que aún hasta hoy sigue influyendo en la narrativa, que es el hecho de contar una historia que ha sido encontrada en los papeles de otro. Escribí un prólogo para una edición del Quijote publicada por el Centro Editor de América Latina, y cada vez que vuelvo a leerlo es como si para mí la novela naciera de nuevo. Otra novela que me marcó es Fortunata y Jacinta, de Benito Pérez Galdós, del siglo XIX, pero quizás un escritor que supo entender el alma femenina como pocos. Y digo con orgullo que leí este libro a los catorce años, en una edición de Obras Completas de la editorial Aguilar. Años más tarde trabajaría en los manuscritos de dos novelas de Galdós, La incógnita y Realidad, desde el punto de vista de lo que se llama la Genética del texto.

Y añadiría una novela del chileno José Donoso, del que luego sería amiga: El obsceno pájaro de la noche. Me marcó por la originalidad de su trama, y por mostrar estratos de la sociedad chilena que desnudan lo que no siempre se muestra, y lo hace como nadie.

– Y de los que escribiste, ¿cuál es el qué más te marcó?

Escribir la biografía de Alfonsina Storni fue intenso porque era la primera vez que me proponía una tarea a largo alcance, es que si bien ya había publicado El bosque de los libros, en Alfonsina pude introducirme en la investigación de una vida en torno de la cual había muchos mitos. Tuve la suerte de poder conversar con su hijo, que moriría poco después, y con algunas personas que la habían conocido y que me dieron de ella una imagen que poco tenía que ver con la maestrita suicida. Entonces me propuse mostrarla en toda su grandeza espiritual; y aprendí muchas cosas.

– ¿Qué ganaste y qué perdiste durante tu paso por la administración pública?

En la gestión pública pude llevar adelante proyectos que creía que podían aportar a la vida de las personas que comparten mi amor por la cultura. Tanto como directora de bibliotecas, como subdirectora de la Biblioteca Nacional, o en el área de patrimonio como subsecretaria, siempre valoré la apertura de nuevos espacios y el acceso a los bienes culturales, así como la conservación patrimonial de aquello que nos define como sociedad: libros, archivos, edificios, espacios… Y también fomentar el espíritu crítico y la libertad de expresión. Haber creado la Biblioteca de la Mujer Alfonsina Storni es uno de mis orgullos. Y las bibliotecas infantiles, sin duda.

No siento haber perdido nada por haber incursionado en la gestión pública, aunque sí puede haber sido motivo de postergación de proyectos personales, pero eso siempre se recupera.

¿Qué crees que debe tener el libro perfecto?

No sé si existe el libro perfecto pero lo más cercano sería en todo caso un libro que pudiera despertar curiosidad, dar placer a través de la palabra, un libro que su lector quisiera compartir no bien leída la última página.

-¿Alguna reflexión que quieras dejar?

Una última reflexión: como le escuché alguna vez decir a Borges, la cultura existe aunque ningún gobierno se ocupe de ella, pero también es cierto que dado que ya existen organismos dedicados especialmente a la gestión cultural, es importante que se entienda que hay necesidades básicas de los públicos y que estas deben ser atendidas sin pensar en respuestas políticas o de adhesión partidaria. Nada más lejos de la cultura que imponer estructuras de pensamiento. Un pueblo al que se manipula, tarde o temprano buscará en la cultura un refugio y un camino para reaccionar y romper estos límites.

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