Gran corazón: todos los días, Gloria alimenta a personas que no tienen para comer

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En una pequeña mesa a la entrada de su casa, la señora Gloria Hurtado sirve entre 90 y 120 porciones de comida al día sin costo y solamente por ayudar a quienes no tienen para comer. Lleva casi un año con su comedor comunitario que se ha sostenido solamente con ayuda de la ciudadanía. Desde las siete de la mañana está lista para empezar a cocinar. No lo hace sola, ya se ha hecho un ejército constante de mujeres que le ayudan con la preparación. Hoy son 7, pero fueron 15, cuando la pandemia encerró a todos.

El comedor tiene los guisos listos a las 11:00 de la mañana y está abierto hasta la 1:00 de la tarde. La gente llega y se puede sentar en una pequeña mesa a comer. Después de la 1:00 hay que recoger, limpiar y dejar todo listo para el día siguiente. Así, de lunes a viernes.

Gloria compartió que se quedó meditando cómo era posible que una persona mayor, que ya fue productiva muchos años, hoy no tenga para comer, “cuando estábamos comiendo en familia siempre me preguntaba de las personas que no tenían para co mer y ya tenía tiempo diciendo ¿y si pongo una mesa en la calle con un arroz, unos frijoles y un chicharrón con chile para el que llegue a comer?”.

Dijo que finalmente un domingo se animó, fue a ver a su mamá y a su hermana para que le ayudaran, compró los insumos y entre ellas le ayudaron a cocinar. “Para darnos a conocer hablé a la radio y sí, ahí dijeron dónde estábamos y qué hacíamos. Así llegó la gente, vinieron como 50 personas”.

Visiblemente orgullosa, Gloria Hurtado señaló que desde el primer día hubo gente que le ayudó con los ingredientes y con la preparación “nos hemos sostenido con la ayuda de los ciudadanos de Dolores Hidalgo y por eso todavía funciona el comedor. El 6 de abril vamos a cumplir un año”.

Recordó que el año pasado, cuando todo paró, su comedor seguía funcionando “y todo es por los ciudadanos. A lo mejor yo doy la cara, pero hay mucha gente que está aquí, que hace posible esto, hasta donadores anónimos tenemos”. “Ven y come” es el nombre del único comedor en la ciudad que no recibe apoyo de ninguna instancia oficial o asociación civil. “Yo me siento contenta de saber que una persona que no tiene para comer, por lo menos ya tuvo un día. Me gusta y no lo veo como un compromiso; me gusta saber que la gente se va satisfecha”, dijo.

Incluso dijo que no ve esta actividad como algo que le quite el tiempo “mis hijos ya están grandes; yo me siento útil y no desperdicio el tiempo”, dijo sonriente pese a que al terminar de limpiar el comedor comunitario, tiene que volver a sus actividades como ama de casa.

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