Gabriel Salvia: “Hay que asumir un mayor compromiso en la defensa de la democracia como derecho humano universal”

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Cada 16 de noviembre desde 1995 el mundo conmemora el Día Internacional para la Tolerancia, fecha establecida por Naciones Unidas a favor del respeto a las creencias, cultura y opiniones

En el marco de esta jornada tan importante dialogamos con Gabriel C. Salvia, director general de CADAL, Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina.

– Desde 1995 por resolución de las Naciones Unidas tenemos un día dedicado a la Tolerancia. Te pido una primera reflexión sobre este día.

La tolerancia es un aspecto esencial de la democracia, es decir, la convivencia pacífica entre quienes piensan diferente. Desde que se creó este día, el mundo no es más democrático porque la mayor parte de los Estados que conforman la ONU no lo son. Hoy el mundo vive una trágica guerra, principalmente por la agresión militar iniciada por una autocracia. Mi reflexión entonces es que para honrar este día hay que asumir un mayor compromiso en la defensa de la democracia como derecho humano universal.

– Sos un defensor de los derechos humanos y al igual que CADAL, ¿cómo ves el mundo desde ese lugar? ¿Cuáles son los más y cuáles los menos de nuestro tiempo?

Los más son la posibilidad de contar con mayor información sobre las distintas realidades del mundo a través de Internet y las redes sociales; el tomar conciencia de que hay personas víctimas de la intolerancia por sus ideas, raza, religión o preferencias sexuales, y ponernos en su lugar para exigir que se respeten sus derechos y valorar quienes vivimos en democracia las libertades que tenemos para defenderlas y ampliarlas. Los menos siguen siendo la complicidad y la indiferencia de quienes viven en democracia hacia quienes sufren el hostigamiento y la intolerancia en contextos autoritarios. Por ejemplo, en la propia Argentina los distintos sectores políticos ven a China, la mayor dictadura del mundo, como una oportunidad para el intercambio comercial y las inversiones, en lugar de sensibilizarse por las terribles violaciones a los derechos humanos que allí se producen.

– ¿Es más correcto y acertado hablar de respeto y reconocimiento mutuo en lugar de tolerancia? Desde tu perspectiva institucional, ¿con qué herramientas trabajan para lograr que estos conceptos se hagan carne en la gente en la vida diaria?

Desde CADAL promovemos la globalización de la democracia, pues las libertades civiles y políticas son derechos humanos, y éstos son universales. Por ende, la democracia es un derecho universal. Y la democracia es el único sistema político que se basa en el respeto y reconocimiento mutuo, que permite a las personas expresarse libremente y convivir con sus diferencias de manera pacífica. Las herramientas entonces son el contribuir en la promoción y educación sobre derechos humanos, empezando por la historia sobre cómo se gestó la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que en 2023 cumplirá 75 años de su adopción. Poca gente, entre quienes deberían conocerlo, están al tanto de que la Declaración Universal se nutrió de aportes desde distintas culturas y regiones, o que hubo un chino, un cubano, un chileno y un libanés entre quienes influyeron en su redacción.

– ¿Cuáles son los desafíos y amenazas que debemos enfrentar hoy decididamente para lograr una sociedad pacífica, de valores y en armonía?

El mayor desafío es que los países democráticos asuman un mayor compromiso internacional sobre la situación en contextos autoritarios que a su vez son la mayor amenaza a la paz. Yo me pregunté siempre respecto al G20, que tanta importancia se le asigna, ¿qué mundo mejor se puede tener con estados con gobiernos autoritarios como Arabia Saudita, China y Rusia? ¿Qué sentirán los ciudadanos y las ciudadanas de esos países al ver que sus verdugos son reconocidos y halagados, brindándoles una igualdad de trato que no merecen? Por otra parte, países democráticos como los de América Latina, una región bastante pacífica, deberían tener un liderazgo global en materia de desarme y en abrirles las puertas a refugiados de distintos lugares del mundo.

– ¿Cómo construimos una sociedad de encuentro?

Siempre hubo intolerancia, violencia y guerras, y como ideal hay que trabajar para que a través del tiempo sean excepciones. Una forma es lo que ya se mencionó, asumir un mayor compromiso global en defender y promover la democracia, el único sistema que se basa en la convivencia respetuosa y pacífica entre las personas. Y trabajar sobre la memoria. Todavía no hace cien años que el mundo vivió una guerra mundial y los horrores criminales provocados por el nazismo, de esa tragedia se hizo necesaria la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos a lo cual siguió el desarrollo de un sistema universal de protección. En el mundo siguen sucediendo cosas terribles, pero se han producido avances y hay condiciones para aspirar a un mundo mejor.

– Un mensaje para este día.

No seamos indiferentes y mucho menos cómplices frente al silencio que buscan quienes se sostienen políticamente en base a la intolerancia, y siempre pensemos que en distintos lugares del mundo hay personas que podríamos ser nosotros mismos que son víctimas de la persecución por sus ideas, su raza, su religión u orientación sexual y que hoy existen mayores posibilidades de alertar sobre esas injusticias.

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