Se quedó sin trabajo, su hija le hizo un dibujo, se difundió y cambió su suerte: la historia de Gustavo Díaz

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El 2020 le pegó duro a la familia Díaz. Gustavo y su mujer, Noelia, se quedaron sin trabajo. Él se desempeñaba en una cooperativa de La Matanza limpiando zanjas, mientras que ella, en tres casas como empleada doméstica. La familia tuvo que hacer lo imposible para sobrevivir con un sueldo de $5.000 (que ganaba Noelia por tener uno de esos empleos en blanco). Gustavo decidió probar suerte con la jardinería, pero no ganaba lo suficiente para subsistir.

Salía todas las mañanas a caminar por el barrio de Gregorio de Laferrere a tocar timbre para ofrecer mis servicios. Pero como mucha de esa gente no me conocía, le daba miedo y ni siquiera me atendía. Me pasó de estar todo el día buscando trabajo y no poder traer ni un peso para darle de comer a mis hijas”, recordó Gustavo Díaz a Infobae, papá de Mailén (9) y Ambar (5). Incluso, contó que en una oportunidad se encontró con un hombre mayor que estaba en una peor situación que él y decidió regalarle los únicos $100 pesos que había ganado porque consideró que los necesitaba más. “Siempre hay que darle una mano al que más necesita. Por más pobre que sea uno siempre tenemos algo para dar; ya sea un abrazo, una palabra de aliento o una cortada de pasto, como fue mi caso. Todo sirve. Y si esos gestos se hacen con amor, siempre vuelven cuando uno menos lo espera”.

Y allí apareció el amor de una de sus hijas. “Escuché hablar a mi papá y a mi mamá y decían que tenían que juntar 500 pesos para comprarle una desmalezadora a nafta que vendía un vecino y se me ocurrió hacer un dibujo para promocionar el trabajo de mi papá, como se hace con esos panfletos que se reparten en la calle”, contó Maitén, en diálogo con Infobae. Ella optó por utilizar una hoja de carpeta A4 apaisada, donde se lee “Corto pasto Gustavo”, con letras bien coloridas y flores a su alrededor. Lo más sorprendente y emotivo fue la dedicatoria: “Suerte Papi”, le deseó la nena.

“Cuando me regaló el dibujo sentí una satisfacción enorme. Fue el 29 de diciembre al mediodía. Se me ocurrió compartirlo en mi Facebook y subirlo a otros grupos donde la gente del barrio ofrece su trabajo o vende productos sin saber todo lo que vendría después. Me contactó hasta gente de Tucumán, Santa Fe y Santiago del Estero… fue una locura lo pasó”, admitió Gustavo, que pasó de estar casi desempleado a hacer hasta cinco jardines al día siguiente. La publicación tuvo una repercusión enorme y hasta se compartió hasta en otras redes sociales, como Linkedin y Twitter.

El celular no paraba de sonar. Lo convocaron de Lomas de Zamora, Monte Grande, Cañuelas, Avellaneda, Quilmes, Ezpeleta, San Martín y Caseros. “Imaginate que ahora estoy enojado con mi nena porque estoy desbordado de trabajo y no llego a cumplir con todos”, bromeó Gustavo desbordado de felicidad.

Incluso, contó que cuando llegó a la casa de una señora se encontró con que el pasto estaba muy bien cortado y el jardín súper prolijo. “Pensé que me había pasado mal la dirección y cuando salió la mujer me dijo: ‘Te contraté porque quería conocerte y felicitarte en persona por la hija que tenés’ y me pagó igual sin haberle hecho el trabajo”, recordó el jardinero. Y agregó: “No pude contenerme y se me llenaron los ojos de lágrimas. No podía creer todo lo que me estaba pasando”.

Las tarifas que maneja Gustavo son muy accesibles. El corte de pasto en las veredas cotiza a $150 cuando sus competidores lo hacen por $350, según él mismo explica, y los jardines grandes los hace por $800 cuando su valor es de $2.000 aproximadamente.

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