Es artista callejero y hace maquetas de canchas

Historias para contar Slider costado

Tiene 32 años y cuando no pudo salir a trabajar por la pandemia de coronavirus, se reinventó y recurrió a su oficio para salir adelante. Hoy sus creaciones despiertan admiración y los hinchas de distintos clubes le piden que haga cada vez más estadios

Ezequiel Di Fulvio, apodado El Duende por sus amigos, tiene 37 años, y trabaja en su taller en la localidad William C. Morris, partido de Hurlingham. Es santafecino, nacido en Alcorta, a 80 kilómetros de la ciudad de Rosario, pero desde que cumplió la mayoría de edad fue un verdadero trotamundos. Fue mochilero hasta los 26, volvió a Buenos Aires y formó una familia. Pasó por muchas etapas y oficios, hasta que encontró la pasión por la madera, las herramientas de precisión y se animó a seguir su instinto. Empezó con un estadio de Racing Club en miniatura, y siguió con La BomboneraEl MonumentalEl Ciclón, y muchos más. Con otras cinco maquetas en marcha, frena su jornada laboral para hablar con Infobae, y demuestra que es un hombre que no teme admitir sus batallas.

Dejó su casa materna a los 19 con una mochila, y pasó por varios trabajos: verdulero, vidriero, albañil, electricista, y tatuador. Le inculcaron que en la vida hay que ser laburante por sobre todas las cosas, y de la forma que pudo, le hizo honor a esa enseñanza buscando siempre salir adelante. “A mi viejo no lo tuve, mi mamá tenía que salir a trabajar todos los días, y me crió mi abuela”, revela sobre su infancia. “Anduve por todos lados, siempre sin rumbo,y me sirvió como experiencia, pero después volví, me casé, y soy papá de dos nenes”, cuenta, sobre los niños de 8 y 10 años que juegan a hacer castillos y pistas de autos con los recortes de madera de sus obras.Ezequiel junto a una de las maquetas de La Bombonera (Instagram @maquetas_ezequiel)Ezequiel junto a una de las maquetas de La Bombonera (Instagram @maquetas_ezequiel)

Considera que ser artista callejero fue lo que más lo forjó, y en definitiva fue el puntapié para dejar fluir su creatividad. “Me llevaba el paño, cargaba la mochila y salía a vender a recitales, cuadros, llaveros, réplicas de instrumentos, y algunas pipas”, recuerda sobre su agitada rutina, y también todo lo que implicaba trasladarse de un lugar al otro. “En la calle estás expuesto a un montón de factores y no es fácil, desde el tema climático que si llueve no se vende, la seguridad, porque puede pasar cualquier cosa en cualquier momento, y la portabilidad de tus cosas, que por eso la mayoría vende cosas chiquitas”, explica. El miedo de que no le compren nada, siempre estaba, y la presión de llevar plata a su casa aumentaba cuando había malas rachas.

Todavía no tenía taller en su casa, tampoco muchas herramientas, pero se dio maña para hacer una maqueta del escenario de Los Redondos, y la llevaba como amuleto, sin pensar que alguien la querría tener en su casa. “Me duró menos de cinco fechas, porque me la compraron, y ahí me cayó la ficha; una vez cuando íbamos para Gualeguaychú en un micro para otro recital, le dije al chofer: ‘Loco, voy a hacer un estadio’”, comenta. Salvando las distancias, asegura que hay similitudes en el fanatismo que se percibe en el ambiente musical, en comparación con el fervor de los hinchas de fútbol. La emoción, la admiración y la sensación de sueños cumplidos, las sintió tanto en los conciertos como en la cancha, y siguió ese impulso para proponerse una meta.Más de cerca, los detalles del estadio azul y oro: "Los hinchas de Boca se saben de memoria el palco, y hay sectores que no pueden faltar"Más de cerca, los detalles del estadio azul y oro: “Los hinchas de Boca se saben de memoria el palco, y hay sectores que no pueden faltar”

“Que la gente te lo valore, que te lo pague, es mucho, demasiado”, expresa. Cuando analiza su vocación artística no encuentra un punto de inicio, es algo que nació con él, y la cualidad que más le gusta es que “no hay techo en el aprendizaje”, porque cada día descubre algo nuevo para aplicar. En un mundo con tutoriales, mucha información disponible, tips, consejos, cursos, y muchos referentes, tanto a nivel nacional como internacional, está dispuesto a seguir capacitándose todo lo que pueda.

Estuve muy enfermo, caí en la adicción con la cocaína en esos tiempos, y me costó mucho salir”, revela. Tuvo la intención de estudiar para perfeccionarse, pero el sueño de seguir tatuando quedó trunco cuando lo poco que tenía lo vendía para seguir consumiendo. “Un amigo me habló una vez, me dijo toda la posta en la cara, de lo que me estaba pasando, todo lo que me iba a quitar la droga, lo que iba a perder, y aunque en ese momento no pude dejar, al poco tiempo tuve una sobredosis, estuve internado y me acordé de sus palabras, y ese día dije: ‘No tomo más’”, recuerda, y celebra que pudo cumplir con su palabra.

“Creo que sino me hubiera pasado lo que me pasó, quizás hubiera seguido tatuando, pero pude retomarlo de otra manera”, sostiene. Y agrega: “No deja de ser una enfermedad a la que todos los días se le da batalla, porque al poco tiempo de dejar tenía que subirme a un micro donde sabía que muchos me iban a ofrecer, y en medio de la adicción cuesta un montón decir que no, pero lo hice, y me acordaba todo el tiempo de cómo estaba yo, súper flaco, mal de salud, casi pierdo a mi familia, trabajos, y no quiero volver nunca más a eso”, sentencia. Piensa en sus hijos, que cuentan con un papá en condiciones totalmente distintas, decidido a brindarles valores, y tratar de educar desde el ejemplo.El artista junto a la maqueta más grande que hizo de El Monumental El artista junto a la maqueta más grande que hizo de El Monumental

Como todo trabajo artesanal, admite que lo más difícil es afrontar los costos y encontrar un precio justo, que sea acorde a las horas de trabajo invertidas, y resulte posible de abonar para el cliente. Por eso brinda la posibilidad de pagos parciales hasta la finalización del trabajo. “Para poder arrancar suelo pedir una seña, porque es lo que uso para la compra de los materiales, el precio queda congelado; y el resto se puede ir pagando en el transcurso o directamente el día de la entrega”, asegura.

A futuro, está analizando otras estructuras, porque sabe que muchos quisieran tener una réplica de su estadio favorito en sus casa. “Estoy buscando con tiempo, probando el material indicado, el tipo de madera para que se noten los detalles en una proporción más chica, así también la puede comprar más gente, y podría llegar a un público más masivo”, proyecta.

FUENTE INFOBAE

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