Era albañil y ahora hace obras de arte admiradas por sus vecinos: la historia de Sergio

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Hace 10 años comenzó a hacer enormes esculturas de hierro que ahora se pueden ver en una plaza de Ramos Mejía. Arte y sustentabilidad en una sola historia.

Sergio Leguizamón tiene muy claro lo que quiere hacer en su vida: transmitir arte. Con eso, él resume su pasión: crear grandes esculturas con chatarra. El arte que hace Sergio en Ramos Mejía, La Matanza no es típico, ya que lleva tiempo y mucha técnica, la cual lo hizo ser reconocido entre los vecinos de la zona, quienes le donan materiales. Incluso, para su ultima creación, una legión de fanáticos ricoteros le envió a su casa piezas de metal que él transformó en la primera estatua en honor al Indio Solari, el legendario cantante de Los Redondos. ​

Cómo nació su pasión

Dicen que uno tiene que salir de su zona de confort para encontrar nuevos desafíos y objetivos. Sergio no tenía acercamientos con el arte, sus conocimientos venían de la construcción, oficio al cual se dedica hasta el día de hoy. Pero algo innato venía en él, así es como hace 10 años, mientras trabajaba manejando una grúa para la Municipalidad de Morón, se le ocurrió transformar aquellos coches abandonados o prendidos fuego que levantaba cada día, en arte. “La idea surgió muy espontanea, quería darles otro uso a los materiales que ya no tenían vida, para algo tenían que servir, no solo para ser desechados y fundidos”, reflexionó el artista.

El trabajo es absolutamente minucioso, ya que los detalles llevan mucha atención, gracias a esto es que sus obras como la escultura en honor a Sixto Fajardo, matancero que perdió la vida en Malvinas -mide 12 metros de alto- resaltan en la Plaza Etcheverry de Ramos Mejía, único espacio que tiene sus esculturas en Buenos Aires y fue elegido por el artista ya que creció jugando ahí.

Cómo trabaja

Sergio no crea un boceto, sino que analiza dos semanas antes como sera el proceso para crear la obra, que elige motivado por gusto personal. El primer paso es hacer los pozos, que generalmente tienen un metro de profundidad y una vez hechos, se encarga de rellenarlos con piedras. En ellos, coloca de forma vertical los hierros que usará y a partir de ahí se pueden armar las columnas que serán el soporte de la escultura. Una vez que todo esta posicionado, sigue rellenando los espacios con arena, de manera que al reafirmarlos los vientos no puedan tirarlos.

Sus esculturas son de gran tamaño. Una de ellas representa a un elefante hecho con pedazos de autos y hasta partes de bicicletas, pesa 3 toneladas, por eso es prioridad del artista asegurar la obra para evitar cualquier tipo de riesgo.

Tengo en cuenta hasta lo más mínimo, esta todo bien pensando”, comenta Sergio. Las piezas son superpuestas, como una especie de rompecabezas, donde entre los pedazos de chatarra que los vecinos le acercan al lugar de trabajo, él elige cual es el mas conveniente de usar para que al momento de ser colocado le pueda dar la forma que busca y una vez que termina ese trabajo procede a soldarlos.

A Sergio lo mueve la pasión y lo reconforta el reconocimiento de la gente, que es de tal magnitud que hasta fue convocado por autoridades gubernamentales de otras provincias para crear obras con chatarra, pero el artista reconoce que hay partes duras de su trabajo. Es por esto que él sueña con ser “artista reconocido como en Buenos Aires“, donde la visibilidad por parte de las autoridades le facilitaría concretar uno de sus objetivos: crear un paseo del arte en la plaza de Ramos Mejía. Los materiales de Sergio muchas veces -la mayoría- provienen de la contribución de la gente. “Me llaman al 11-5333-6225 y me pueden dar cosas que a ellos no les sirvan y para mí son el punto de partida de una escultura”.

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