Elda Harrington: “La imagen que toque el alma, es la mejor foto”

Historias para contar Slider costado

POR ALEXANDRA BARRETO

Elda Harrington es una mujer camaleónica que a sus 72 años goza de una vitalidad que le permite ser,  desde 1987, directora de la Escuela Argentina de Fotografía. Además es docente, curadora y gestora artística.

Desde su infancia, cuando tan solo tenía 11 años, nació su interés por dibujar la luz cuando su padre le regaló una cámara manual Voigtlander, la cual todavía está en la familia ya que la posee su hija mayor.

Cuando recibió aquel presente no sabía que ese objeto le daría un rumbo a su vida. Su hermano fue quien le enseñó a usarla. “Desde ese momento siempre tuve una cámara conmigo”, recuerda.

Desde siempre le gustó hacer fotos, y aunque estudió, se recibió y ejerció abogacía durante 5 años, “no era lo que me gustaba”, cuenta.

“Luego me casé, tuve tres hijas y recién cuando ellas entraron a la doble escolaridad me dediqué de lleno a la fotografía”, reconoce.

En 1987 fundó la Escuela Argentina de Fotografía (EAF) convirtiéndola en el primer centro de enseñanza del país; tuvo sucursales en Pilar, Córdoba, Mendoza, Salta y Ushuaia.

La curadora se instruyó mucho para lograr erigir el centro educativo, y asegura que en aquellos años no había tantos sitios para estudiar. “Tomé clases con Pedro Luis Raota, Baravino Devoto, Alfredo Wollimburgh, Rafael Navarro, Lucien Clergue, Ralph Gibson, Mario Crevo Neto, posteriormente con otros especialistas y maestros internacionales”.

Tras la muerte de su maestro Pedro Raota se le ocurrió con dos compañeros, Gustavo Ramallo y Alejandro Montes de Oca, formar una academia: alquilaron una casa en el barrio de Núñez (Campos Salles 2155), y allí continúan desde hace 34 años.

“Al inicio no fue tan fácil pero cuando una está dispuesta, llega el momento correcto y se dan las cosas”, destaca.

Un amigo publicista tenía la cuenta de la empresa Fuji y le comentó que estaban por lanzar una película para profesionales. La marca cubrió toda la publicidad de la escuela en los principales medios de comunicación, logrando un éxito rotundo.

Posteriormente sus socios se retiraron. Ramallo se dedicó a su profesión de contador, y desde el 2011 Montes de Oca se radicó en la Patagonia.

Un gran desafío le esperaba a Harrington. “Me quedé sola con la escuela, y fui docente; ya lo había sido en la Universidad de Buenos Aires como abogada en Derecho Penal”.

Actualmente no dicta clases, pues “contamos con grandes profesionales que imparten sus conocimientos”.

“Comenzamos con 30 alumnos, hoy llegamos a 250, ofrecemos una carrera oficial que son 3 años, es una tecnicatura avalada por el Ministerio de Educación con reconocimiento a nivel nacional y tenemos intercambio con escuelas y universidades de Europa y Latinoamérica”, detalla.

Para la experta, no existe un fotógrafo si no tiene algo para decir. “Hay que saber mirar con el compromiso de mostrarlo, para lo cual hay que tener un conocimiento técnico. La fotografía es un medio de expresión. Uno lo puede hacer con una cámara fabricada por uno mismo, de cartón, o con la mejor del mundo o con el Smartphone que tiene a mano, pero si no tiene algo para contar, esa fotografía no transmitirá nada”.

Como fotógrafa participó en numerosas muestras colectivas y de manera individual expuso en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA) y en el Centro Cultural Recoleta, salas nacionales de exposición como Palais de Glace, Museo Sívori, Centro Cultural San Martín. En el interior del país, expuso en 21 ciudades y también en Brasil, Bélgica, Corea, Chile, España, entre otros países.

Obras suyas se encuentran en la colección permanente del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y Houston, y en la Biblioteca Nacional de París y más sitios de renombre.

La curaduría es una de sus grandes pasiones. “Es un placer hacerlo, nosotros desde el Festival de la Luz que creé en 1989, quisimos hermanar con los distintos países que nos rodeaban y veíamos que en las convocatorias abiertas Chile nunca participaba. En el 2014 logramos que fuese país invitado, viajé a varias ciudades, invité a artistas y terminamos con una cantidad de trabajos con el auspicio de la Embajada de Chile”. Cuenta que fue tan positivo que en el 2016 dio una charla sobre gestión cultural y al concluir un joven chileno le dijo: “Quiero decirle que me encanta lo que hace y quiero hacerlo”.

“Respondí que era cuestión de ponerse a trabajar diez horas por día y después de 20 años iba a estar donde estoy yo parada”. A la semana siguiente el joven le escribió contándole que lanzaría el primer festival en la Patagonia chilena y Elda fue su primera invitada.

“Al año siguiente hicimos una exposición con artistas argentinos patagónicos y chilenos en la Embajada de Chile para el Festival de la Luz”, cuenta.

La retratista forma parte de la Fundación Austral junto con Silvia Mangialardi, Juan Travnik, Pelusa Borthwick, Pedro Iacono y Felipe Henestrosa. Esta es una organización sin fines de lucro dedicada a la difusión de la fotografía de argentinos en el mundo, para lo cual desde hace 30 años se organizan los encuentros abiertos denominados Festival de la Luz.

“Me gusta ser gestora, trabajo ad honorem porque disfruto ayudando a los artistas a mostrar sus obras. En mi rol de curadora en el último festival (2018) tuvimos 54 ciudades del país al mismo tiempo con el tema ‘Brindemos por la vida’”.

Su fotógrafo favorito es el italiano Cayetano Arcidiacono y respecto a sus trabajos, confiesa que “no tengo un ego tan grande para decir que amo mis fotos; eso sí, la imagen que toque el alma, es la mejor fotografía”.

En este momento la actividad de la escuela es virtual pero hay clases presenciales para la recuperación de  alumnos que no tuvieron las prácticas en el 2020, aunque explica que materias como laboratorio no se pueden hacer online. “Tengo un equipo maravilloso que trabaja conmigo y en 48 horas tras decretada la cuarentena preparó las clases online. Además el Ministerio de Educación facilitó las cosas y acompañó muy bien. Con mi edad no hubiese podido hacer sola porque la tecnología me supera. La pandemia la viví muy optimista porque estuve en casa todo el tiempo con mi marido, llevamos 50 años de casados”.

Otra de sus grandes facetas es como Jurado de concursos nacionales e internacionales. “Soy muy imparcial, no me comprometo con la autoría y siempre prefiero no saber de quiénes son los trabajos pero cuando las muestras son en Argentina, reconozco el estilo”.

Esa vitalidad que emana tiene el secreto mejor guardado. “Amo lo que hago, si hubiese sido abogada, no la tendría”.

Respecto a si le gusta ser fotografiada, responde con un rotundo no. “Odio que lo hagan y cuando lo hacen, pido que no las muestren y las borren”.

La ultima foto que tomó fue el domingo pasado mientras estaba en familia. “Mis modelos fueron mis nietas y una amiga, jugaban a caras de estar alegres, felices y tristes, hice fotos espontáneas, no me van las fotos posadas”.

¿Qué significa la foto en su vida?

“Un medio de expresión, profesional y el resto lo ocupa mi familia, por ahora estoy activa, siempre con proyectos que me mantienen viva y no me importa si estoy en cuarentena”.

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Helena Garcia Villamil

Felicitaciones!!!! a la fotógrafa, a la educadora, a la mujer!!!!!!! Que lindo es conocer gente como vos. Un cariñoso y afectuoso saludo

Silvia Mangialardi

Muy buen artículo. Describe a Elda muy bien. Es una luchadora que jamás se rinde !!!!
Una gran curadora. Una gestora cultural inigualable