El milagroso rescate de los perros argentinos en el terremoto de Turquía

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En la madrugada del 14 de febrero, las personas que los rescatistas de la misión humanitaria argentina hallaron vivos podrían ser, según le dijo a Infobae el comisario Daniel Iglesias -a cargo de la Brigada USAR Argentina 12- una madre junto a sus dos hijos. El detalle del rescate, el rol de los valientes perros que buscan sobrevivientes y el testimonio de sus guías

Orgullo. Eso es lo que sienten el comisario Daniel Iglesias, jefe de la Brigada Especial de Rescate USAR Argentina 12, el cabo 1ero. Daniel Oliva y su compañero, el sargento 1ero. Gerardo Gómez. Los tres forman parte de la misión humanitaria argentina que se encuentra en Turquía, también integran los Cascos Blancos de nuestro país y fueron protagonistas de un día milagroso. Este 14 de febrero, en la madrugada de Argentina, los 34 integrantes del equipo celebraron hallar y rescatar con vida a tres personas entre los escombros de un edificio en la localidad de Antioquía, en la provincia de Hatay y muy cerca de la frontera con Siria, el otro país golpeado por el terremoto ocurrido el lunes 6 de febrero. Y guardaron un respetuoso silencio por los 27 cuerpos de fallecidos que pudieron recuperar.

Los hallazgos se hicieron en un edificio compuesto por “un subsuelo y tres pisos hacia arriba”, describe el comisario Iglesias a Infobae. Un escenario parecido al del estallido de un bomba en medio de una guerra. Sólo que esta vez, el disparo llegó desde las entrañas de la tierra. Añade Iglesias: “Tenía un colapso de apilamiento. Eso significa que había una losa sobre otra y un espacio de vida mínimos. Pero esos espacios existen y en uno de ellos, entre la planta baja y el primer piso, encontramos a los sobrevivientes”.

La misión argentina, que se ubica en el terreno según las indicaciones que recibe de la Agencia Turca de Manejo de Desastres (AFAD), fue moviéndose de lugar desde su llegada el sábado 11 de febrero, hasta hoy. “Los primeros días no pudimos tener los resultados esperados porque la coordinación nos mandaba a hacer búsquedas a zonas descampadas. Está perfecto, porque hay que cubrir todo, pero estábamos lejos del epicentro. Para hoy solicitamos estar en el epicentro, en la zona más devastada, en una ciudad hecha escombros y los resultados fueron excelentes”, cuenta.

Akira sobre los escombros. Ambos perros de la misión argentina son especialistas en hallar personas con vida en situaciones de catástrofe

Relato de un milagro

Lo increíble del hallazgo del equipo argentino es que pasaron más de 200 horas desde que la tierra tembló como nunca, con dos sismos casi simultáneos de 7.8 y 7.6 puntos en la escala de Richter, que ya dejaron más de 35 mil muertos, una cifra que lamentablemente aumenta cada minuto. “Fue un milagro. Uno puede esperar encontrar tres sobrevivientes a los dos, tres o cuatro días, pero después de 10 días, la posibilidad de vida es mínima. Esperamos el milagro y se produjo. Fuimos la única brigada en todo el país que hoy encontró sobrevivientes. El equipo estaba más que feliz. Lo festejamos y lloramos. Era inexplicable”, relata Iglesias, todavía emocionado.

Cerca del mediodía, Juan Yarte y Lourdes Domínguez Melchor, dos de los miembros de la delegación, habían contado en un video su participación en el hallazgo: “Pasó una moto pidiendo ayuda y nos desplazamos hasta el lugar, y efectivamente había gente debajo de los escombros. Ya había un equipo de rescate trabajando así que nos acoplamos a las tareas que estaban haciendo ellos y logramos extraer dos víctimas con vida y trasladarlas hasta la ambulancia”.

Su compañera añadió: “La sensación que tenemos en el cuerpo la verdad es que no la podemos explicar, porque la verdad es que es un milagro en medio de tanto caos. Es tanto personal como para nosotros dos y el equipo completo porque es algo que venimos practicando y poniéndole esfuerzo y tiempo para poder lograrlo y lo hemos logrado. Entonces, no es nuestro logro, sino es de todo nuestro equipo. Esta situación nos da esperanza para los futuros días que nos quedan. Con todas las fuerzas vamos a seguir dando lo mejor de nosotros”.

Es cierto: para llegar a las tres personas que finalmente rescataron, intervino todo el equipo. En el caso de la Brigada USAR Argentina 12 (Urban Search and Rescue según la sigla internacional), son 28 sus integrantes. “Cuando las máquinas hacen desescombramientos y hallan un espacio grande, donde puede caber una persona, el ingeniero estructural evalúa si es estable para la entrada de rescatistas. Si observan que no lo es, se apuntala el lugar, y ahi ingresan los perros primero. En este caso, los dos que trajimos son especialistas en rescate de personas vivas. A través del olfato las detectan. Empiezan a ladrar y nos indican que hay una persona en el interior”, retoma Iglesias. La búsqueda de sobrevivientes, explica, también se establece a través de equipos con cámara térmica y fibra óptica.

Además, la misión está integrada -continúa Iglesias con la descripción- por “personal de materiales peligrosos, por si llegamos a detectar alguna sustancia. Es un equipo interdisciplinario. Cada uno cumple su función. Hay un médico, un enfermero, una odontóloga, personal de la Superintendencia de Comunicaciones, fundamentales porque nos hacen de enlace entre los integrantes del grupo. Y también gente de logística para armar las carpas, limpiar los baños y preparar la comida. Entre todos hay una convivencia armoniosa”.

Indio y su guía Gerardo Gómez, en medio de la devastación que provocó el terremoto en Turquía

Según interpretó el comisario, las personas rescatadas eran una madre y sus dos hijos. “La señora tendría unos treinta y pico de años, el chico unos 15 o 16 y la nena entre 8 y 10. A pesar del tiempo que llevaban atrapados, estaban en muy buenas condiciones de salud. Tal vez con un poco de deshidratación. Pero bien el contexto en que los encontramos. Tanto, que querían irse caminando, pero los pusimos sobre una camilla de inmediato y los enviaron a un hospital”.

Lo que a Iglesias le llamó la atención es la presencia constante y silenciosa de los familiares de los desaparecidos a un costado de los escombros. A pesar del frío están allí y esperan un milagro que a veces no llega. “Hacen guardia, encienden fogatas frente a los edificios esperando, aunque sea, que alguien les entregue el cuerpo de sus seres queridos para darle sepultura. Y nos agradecen mucho”.

En el devenir de la tarea de la misión, todos destacan la tarea fundamental que llevan a cabo los integrantes más mimados del equipo: Akira, la ovejero belga Malinois que tiene 4 años; e Indio, el border collie que cuenta con 5. Ambos perros son especialistas en el rescate de personas con vida. Y provienen de la Unidad de Canes de Bomberos de la Policía Federal Argentina que se encuentra en el predio 29 de Abril de Villa Lugano, donde los entrenan. Sus guías son el cabo 1ero. Oliva y el sargento 1ero. Gómez.

Oliva explica que comienzan a entrenar a los perros “desde sus 45 días de edad, en forma simultánea con el destete de la madre. Allí empezamos con la estimulación, la obediencia y el juego. Se los habitúa a los terrenos y escenarios donde van a trabajar, con escombros y pastos. Mucho del entrenamiento sucede en estructuras colapsadas. Es importante que no tengan miedo de trepar sobre mampostería”.

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La confianza entre el perro y su guía es fundamental. Por eso, Oliva y Akira llegan a trabajar juntos y después del entrenamiento se van a la casa del Cabo 1ero, donde vive la ovejero belga desde su destete. “En las horas que tenemos franco sigo formando un vínculo con ella, es importantísimo generarlo para el momento de actuar en una crisis como esta”.

Akira junto a su guía Daniel Oliva en la ciudad de Antioquía, provincia de Hatay

Para un viaje tan largo, Akira e Indio fueron preparados en forma especial. Ambos volaron en un canil de transporte, una caja con una frazada que es su lugar de refugio y descanso. “El viaje fue extenso, pero en las escalas pudimos bajar y darles alimento y agua, y un poco de paseo también”, cuenta Oliva.

Ahora, en Hatay, ambos viven en la base de operaciones. Comen alimento balanceado según la ración que les indica una veterinaria que los pesa y hace control sanitario. Y continúan viviendo junto a sus guías en las carpas calefaccionadas de color naranja. Aunque la confianza no llega a tanto para subirse a la cama como cualquier perro doméstico. “Ellos elijen dormir en el mismo canil que los transportamos. Así son entrenados desde chicos”, aclara Oliva.

Indio junto a su guía Gerardo Gómez en el canil donde fue transportado

Cuando esta nota sea publicada en el anochecer argentino, Indio y Akira estarán próximos a amanecer en Turquía junto a Daniel Oliva y Gerardo Gómez. Para seguir buscando un nuevo milagro. Un sobreviviente más de la tragedia.

FUENTE: INFOBAE

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