Es un artista que se especializa en pintar a gran escala y que tuvo que vencer al vértigo. Sus obras pueden verse en edificios del Conurbano, la Ciudad de Buenos Aires y varios países.
Martín Ron nació hace 40 años en Caseros, actualmente vive en Almagro pero va para donde lo lleve el pincel. De su casa natal viajó por el mundo para mostrar su arte: pintar murales en altura. Sus obras pueden encontrarse en Moscú, Australia, Estados Unidos, Alemania y Tailandia. Pero como el barrio tira y no se olvida de sus raíces, sus pinturas también se ven en el Conurbano.
Su historia
Siempre fue bueno en dibujo, quizás la clase que más le gustaba y disfrutaba en el colegio. Sus padres descubrieron ese talento y lo incentivaron. Así empezó, pintando su habitación y recibiendo el aplauso de sus familiares y amigos, hasta convertirse hoy en un muralista reconocido en todo el mundo.
Actualmente, sus obras están inspiradas en chicos. “En sus gestos, en verlos jugar. Son hijos y sobrinos de amigos a los que fotografiamos y después replico las imágenes en escala. Algunos están acompañados por globos y en la última obra que estoy haciendo la nena tiene un globo en forma de estrella”, contó Martín que está en San Nicolás de los Arroyos pintando dos murales con un mensaje ecológico.
“De las figuras humanas con las que mejor me llevo son con los chicos. Me gusta jugar con ese antagonismo de chicos de cinco y siete años en un edificio de 15 pisos. Los niños se llaman Faustino y Olivia. Las fotos que les sacamos la intervengo y después los pinto”.
La altura, un obstáculo que debió vencer
Martín no se lleva bien con la altura, pero logró vencer el miedo y convertirlo en su aliado. El mural más grande que pintó está en Moscú y el más alto, de 65 metros, en Banfield. Cuenta con la ayuda de Mariana Parra y Nico Dicianno, dos amigos que junto a él desafían el vértigo y se suben a un andamio o una grúa para mostrar su arte.
Al arrancar cada obra aparece el mensaje “hola mamá” y estas dos palabras esconden una anécdota familiar. “Como no le avisé que me iba a Moscú, se me ocurrió escribir eso en la pared. Me sacaron muchas fotos, se viralizó y fue una manera metafórica de decirle ‘acá estoy’. Ahora lo escribo cada vez que empiezo a pintar”. Norma es esa mujer que junto a Guillermo, estuvo acompañando el crecimiento de su hijo que ya tiene varios proyectos a futuro.
En San Nicolás está haciendo dos murales con vistas al río Paraná que sufre una bajante histórica y sus obras representan este drama con la necesidad de volver al origen. Cuando las termine viajará hacia el barrio Observatorio de Córdoba, donde lo esperan paredes opacas para que él las convierta en obras de arte.
Martín es un artista especialista en la gran escala. “Cuando pinto le doy la espalda a la ciudad, después es la obra la que se manifiesta, le crecen alas”, comentó con la cabeza puesta en su nueva creación.