Daniela Luber: “Ojalá el mensaje de los sobrevivientes contra la discriminación llegue a cada joven y niño”

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POR SEBASTIÁN SAAVEDRA

Recordar lo que pasó en nuestra historia no debe quedar solamente en los libros, debe ser un hecho diario para poder aprender de lo que sucedió y así trabajar en un futuro mejor. Este año se cumplieron 8 décadas del levantamiento del Gueto de Varsovia, un hecho que marcó la historia.

Justamente, el testimonio de los sobrevivientes del Holocausto es algo que debemos escuchar, analizar, pensar y no olvidar para mirar hacia adelante. Daniela Luber, directora del Programa de Sobrevivientes de Tzedaká, charló con Optimism para explicarnos el por qué es tan importante lo que los sobrevivientes nos pueden decir.

¿Querés contarnos el camino recorrido hasta ser la directora del Programa de Sobrevivientes de Tzedaká?

Hace 19 años que soy parte del equipo profesional de la Fundación Tzedaká. Entré a la Fundación como asistente administrativa en un centro de atención social mientras estudiaba psicología. De ahí pasé como asistente administrativa al Programa de Ayuda a Sobrevivientes del Holocausto. Con el correr de los años, ya recibida, fui ocupando distintos roles dentro de la organización, en distintas áreas de intervención. Finalmente volví al programa, primero como coordinadora, luego como coordinadora general y luego me llegó este honor y privilegio de dirigirlo. Y también una enorme responsabilidad, incluso con la historia.

¿Qué significa el Levantamiento del Gueto de Varsovia?

Hay que tener en cuenta que es una fecha enormemente significativa. El Levantamiento del Gueto de Varsovia fue el más grande de los actos de resistencia judía ante los horrores del nazismo. Ante la persecución, la opresión, la humillación, la deshumanización, los judíos del Gueto de Varsovia lucharon durante muchos días, por sus vidas a sabiendas que no podrían salvar a todos. Fue un símbolo de la lucha de una minoría por la libertad y la dignidad humana.

Trabajando aquí en el programa tuve la oportunidad de conocer a muchas personas que pasaron por la tremenda experiencia de la vida en el gueto. Tan duro como quienes vivieron escondidos o en otros guetos o en los campos de exterminio. Conozco el horror por sus relatos directos y por eso también puedo entender el enorme valor de la lucha. Era nuevamente David vs Goliat, la gomera contra el tanque. No lograron matar al gigante, pero dejaron una huella de heroísmo que a mí me llena de orgullo.

En lo personal y en mi rol de directora del programa y en nombre también de la Fundación Tzedaká, esto significa un compromiso profundo y una vocación por trabajar cada día para brindarles a los sobrevivientes lo que no recibieron: dignidad. Aquella por la que lucharon los héroes del gueto. Recordamos y conmemoramos a las víctimas del Holocausto, honramos la memoria de los seis millones de judíos asesinados y homenajeamos cada día a quienes sobrevivieron. Cuidarlos es también cuidar su historia y sus memorias para que asumamos el compromiso de la transmisión y el legado para que la historia no se repita.

El programa de sobreviviente es ejemplo en el mundo, ¿por qué?

En la Argentina es el único programa que trabaja única y directamente con, y para, los sobrevivientes de la Shoá.  El objetivo principal es mejorar la calidad de vida a partir de un modelo de gestión integral considerando las necesidades básicas y sociales de cada uno, fomentando las redes entre pares para evitar el aislamiento y trabajando a partir de la singularidad de sus historias. Según la evaluación de las necesidades de cada caso, los sobrevivientes reciben a través del programa ayuda monetaria para cubrir sus gastos de alimentos, medicamentos, inclusión y pago de sistemas de salud, tratamientos gerontológicos, psicológicos y psiquiátricos; cuidadores domiciliarios, ayuda para la vivienda y traslado.

Las profesionales acompañan a cada uno de los sobrevivientes, haciendo un importante trabajo de orientación social relacionado con el fortalecimiento y la autonomía de cada uno. Trabajamos con toda la red, familiar, con profesionales de la salud, con acompañantes y cuidadores como así también con otras instituciones de referencia que cada uno tenga.

Un buen ejemplo de hasta dónde llegamos en estas redes de contención es como durante la pandemia y cuando los sobrevivientes no podían salir de sus casas y sus familiares no podían visitarlos, nos contactamos con los porteros de sus edificios para asegurarnos que tengan la ayuda que pudieran necesitar. 

Eso es lo que hace que este programa sea distinto a otros similares en otras partes del mundo. Otro aspecto que desde la Claims Conference ponderan de manera especial es el fuerte trabajo en los espacios de integración social y comunitaria fortaleciendo la socialización que si bien es de suma importancia en el trabajo con las personas mayores, en esta población tiene un valor agregado, poder brindar un marco de pertenencia donde comparten valores culturales e historias de vida. Se generan espacios de pertenencia, lazos afectivos, y sobre todo se construyen nuevas redes sociales entre pares. Esto lo promovemos a través de las actividades sociales, recreativas y culturales. Tenemos una propuesta de 16 talleres permanentes con las temáticas más diversas que los estimulan a mantenerse activos y productivos potenciando sus habilidades o adquiriendo nuevos conocimientos. Desde el taller de literatura, que ya editó 3 libros, al de inglés, surgido por la inquietud de aprender el idioma de varios de ellos pasando por varios de alfabetización digital y un poco más allá: tecnología. Este año vamos a iniciar uno de ajedrez, también respondiendo a la inquietud de los mismos sobrevivientes que todavía quieren aprender cosas nuevas. Y nuestro trabajo es ofrecerles los marcos para que eso suceda.

La pandemia fue, nuevamente, un buen ejemplo de los alcances del programa. Verificamos la posibilidad de conectividad de todos los sobrevivientes. Aquellos que no tenían recursos tecnológicos recibieron un celular o una tablet para mantenerse conectados y les enseñamos cómo usarlo, o buscábamos un vecino, un portero que los ayudara al comienzo. De ese modo no sólo les facilitamos seguir participando en los talleres y actividades sino también poder mantenerse cerca de sus propios hijos y nietos.

El resultado increíble de esta acción fue un crecimiento de los participantes en las actividades y el nacimiento de otras propuestas. Este es justamente uno de los resultados que a nivel internacional llaman la atención de nuestro programa.

¿Como nació?

El programa nace en el mes de diciembre del año 2000, cuando el gobierno francés destina fondos únicos y no renovables a DAIA para una línea de asistencia. DAIA elije a la Fundación como institución idónea para la implementación de un programa de asistencia social a los sobrevivientes del Holocausto en estado de riesgo y vulnerabilidad social.  Es así como en los comienzos del programa, en un contexto de crisis económica muy fuerte y con fondos finitos, los objetivos del programa se centraron en el otorgamiento de asistencia económica que permita cubrir las necesidades básicas a quien más lo necesitaba.

En el año 2002, The Conference on Jewish Material Claims Against Germany (la Claims Conference) comienza a financiar el programa, permitiendo repensarlo a mediano y largo plazo, evaluando las distintas dimensiones que impactan en el bienestar y planificar el abordaje. Esto fue evolucionando con el correr de los años y las nuevas investigaciones que fueron surgiendo en relación con longevidad positiva y sobre todo después de la aprobación de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las personas mayores. Todo eso permitió ir desarrollando este modelo de trabajo que tenemos hoy, que como te decía, es un orgullo enorme para nosotros.

¿Qué alcance tiene el programa?

El programa tiene un alcance nacional. Hay participantes del programa que viven en las distintas provincias de nuestro país y que hoy, gracias a la tecnología, participan activamente de algunos talleres vía zoom. La verdad es que con todo lo malo que implicó la pandemia, para el programa significó la posibilidad de que puedan participar de las actividades personas de distintas provincias como sucede por ejemplo en el taller de alemán.

¿Qué impacto produce en los demás?

Este es un programa de muy alto impacto en cada sobreviviente. Lea Novera, sobreviviente de Auschwitz y una de las participantes más activas en nuestras propuestas, suele decir que Tzedaká y el programa “le agregan vida a los años”. Eso es para nosotros decir “misión cumplida”.

El segundo impacto fuerte es para los hijos, nietos y otras familias de los sobrevivientes que encuentran un espacio de escucha, acompañamiento y alivio. No sólo de quienes viven en Argentina sino de quienes tienen a sus familias fuera del país, y sienten el alivio de saber que siempre hay alguien cuidado a su familiar.

Para todos los que formamos parte del programa y la fundación, el impacto es también enorme porque el cuidado de los sobrevivientes es un compromiso con ellos, con la historia y con la humanidad toda. Solemos decir que no podemos cambiar sus historias tan terribles, pero nos aseguramos de que su presente sea de la mayor plenitud posible.

Y en un sentido más general, este programa es una reparación histórica y moral que la humanidad toda le debe a quienes sufrieron las atrocidades del nazismo. Ojalá el mensaje que los sobrevivientes y el programa sostienen contra toda forma de discriminación o de odio por cualquier razón pueda llegar a cada joven y a cada niño para que el futuro sea mejor. Para no repetir los errores del pasado.

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