Conocé el mural de Maradona con una pelota en 3D

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Las fotos del proceso de creación de una de las obras de arte callejero más originales sobre Diego. Habla el artista y el dueño de la casa.

De fondo suena el disco Octubre de los Redonditos de Ricota y en el cuarto de una casa de Merlo, un adolescente Santiago Mansilla tararea un tema del Indio mientras dibuja en forma frenética todas las hojas en blanco que se le ponen adelante. Tiene unos 17 años, está por terminar el secundario y ya sueña con ser artista. Todavía no imagina que en poco tiempo se va a convertir en muralista y a vivir de su trabajo. Unos 150 muros del oeste del conurbano llevan su firma: “Santi, el Negro”.

Apenas terminó el secundario, Santiago entró a la Universidad Nacional de las Artes (UNA) para sumar conocimientos a su vocación. El chico seguía dibujando en su casa y se animó con las paredes de su pieza. Con el disco de Divididos Acariciando lo áspero en loop, el artista completó todas las paredes de su pequeño mundo de Merlo.

Los muros recuerdan al Diego

Entre todos los murales que pintó, Mansilla también se subió a la ola de homenajes tras la muerte de Maradona, el 20 de noviembre del 2020. “Ya me pidieron unos 35 murales del Diego de todas sus épocas”, relata entusiasmado Santiago en diálogo con Infobae. De todas esas obras, hay una que sobresale y hasta fue muy comentada en las redes sociales.

Así se comenzaba a preparar la pelota sobre la cabeza de Maradona
Santiago Mansilla en pleno proceso de pintado del mural de Maradona de Merlo

En la imagen de unos 2 metros de alto por 2.50 de ancho se ve a un Maradona del Mundial 86 con camiseta azul de entrenamiento y su cara sonriente de siempre cuando jugaba a la pelota. Hasta ahí es un mural más de los miles de Diego que nacieron como hongos después de la lluvia el día posterior a su muerte. Pero esta obra rompe con las dos dimensiones. En la cabeza del Diez se ve una pelota de fútbol de material con la que Maradona está haciendo sus malabares tradicionales.

Está ubicado en Chile y Primera junta, justo en la esquina, en el barrio Villa Amelia de Libertad, partido de Merlo. “Se le ocurrió al dueño de la casa hacerle una pelota en la cabeza de material –explica Santiago-. Se lo encargó a un albañil amigo, que es un gran escultor en potencia”.

Fernando es bombero, no quiere más dato de su identidad, y vive en la esquina de Merlo en la que sobresale Diego con la pelota en su cabeza. “Siempre pensé que esa esquina era para un mural y cuando murió Maradona, nos miramos con mi pareja y dijimos: si tiene que ser él”.

Luego de afianzar la idea de la pintura, Fernando sabía que tenía que ser Santiago el que lo concrete. “Él ya había pintado a un Maradona en el club El Zorzal, donde yo juego en el equipo de la clase master”, cuenta orgulloso el bombero.

El dueño de la casa no se define como maradoniano, pero cuenta que el Mundial 86 fue el primero del que tiene memoria, tenía 12 años. “Verlo jugar me daba una alegría muy grande. Nunca volví a vivir algo parecido con un jugador –se emociona Fernando-. Por eso, la idea de homenajearlo de esta manera. Igual no me esperaba tanta repercusión”.

Tras la finalización de la pared con la cara de Diego con el gesto de su cara clásico cuando hacía equilibrio con algo en su cabeza, faltaba la pelota para romper con la pared y pasar a las tres dimensiones. “Creo que fue una obra colectiva del barrio. Yo hice la pintura, el albañil la pelota en tres dimensiones y el dueño de la casa la pintó para terminar el proyecto”, explica el muralista.

Entonces, el albañil-escultor hizo dos semicírculos de acero, los cubrió con un tejido de alambre, los unió y luego los revocó por fuera para formar una esfera blanca perfecta. Ahora, durante noviembre, antes del segundo aniversario de la muerte de Maradona, se terminó de pintar la pelota y el mural quedó terminado.

Fernando cuenta cómo nació el mural del que todos hablan en el barrio. “Mi vecino Alejando es albañil. Le dije mi idea de la pelota y me contestó es ‘fácil’ –recuerda el dueño de la pared-. Me habló de un montón de cosas técnicas que nunca entendí, lo dejé hacer y el resultado fue genial”. Ahora, el dueño de la casa abrió un Facebook “La esquina del Diego” y se sumó a la aplicación para recolectar dinero para sus próximos proyectos.

Los inicios del artista

Tras estudiar en la UNA, Mansilla se volcó a la pintura. “Me alucinó poder llenar de color mis dibujos con las técnicas que aprendí en la universidad. Eso me cambió la cabeza para siempre”, recuerda Santiago.

La pelota empezaba a tomar forma y hacer equilibrio sobre la cabeza del Diez

En muy poco tiempo, el joven, hoy tiene 30 años, pasó de comprar todas sus pinturas y pedir permiso para pintar alguna pared en el oeste del conurbano a trabajar y poder vivir del muralismo.

El primer mural que realizó fue en una pared perdida de un baldío entre San Antonio de Padua y Merlo, por el que no tuvieron que pedirle permiso a nadie. “Pinté un búho como de un metro y medio con los ojos muy grandes. No podía dejar de mirarlo”, recuerda Santiago de su primera experiencia.

“En los primeros tiempos a muchos vecinos teníamos que convencerlos porque no sabía cómo iba a quedar el mural –recuerda Santiago con una sonrisa-. Era como un riesgo que corría el que nos prestaba la pared de su casa. Con el tiempo, aprendimos las técnicas de tratado de la pared y de proporciones para mejorar mi obra”.

El artista pinta en donde lo convoquen, pero le genera mucho placer cuando le toca las paredes de su pago chico en Merlo. “Es una forma de devolverle al barrio algo de todo lo que me dio –cuenta Mansilla-. El objetivo es demostrar que pese a las carencias, el arte puede estar al alcance de todos los sectores”.

En la actualidad, con la salida de la pandemia, Mansilla pinta un promedio de hasta dos murales por semana. Mansilla no se imagina haciendo otra actividad. “La felicidad que siento al pintar es única –cuenta el artista-. No me imagino haciendo otra cosa. Cuando esté viejo o si me llegara a pasar algo me gustaría seguir subiendo a los andamios y escaleras para pintar”.

Fernando le da el color definitivo a la pelota, la misma que Diego acariciaba durante el Mundial 86

A Santiago le encargan muchos murales de jóvenes y hasta nenes muertos. Las familias le alcanzan la mejor foto del ser querido para que lo pinte en un muro de la casa y el recuerdo quede para siempre. “Me da mucha angustia ver a esas familias sufrir por la muerte de un ser querido y más cuando es muy joven –explica el muralista-. Intento que con la pintura puedan mantener el recuerdo de esa persona en un lindo momento de su vida”.

El mural de Diego, en tanto, atrajo a muchos curiosos hasta la esquina del barrio de Merlo. Se acercan en moto, bici o autos para sacarse una selfie con el Diez. Por eso, Fernando va por más. Tiene planeado un mural con Diego y Messi, pero no quiere adelantar el diseño por cábala. Si tendrá otro objeto en 3 dimensiones. Ojalá lo pueda concretar.

FUENTE: INFOBAE

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