Entre los cerros puneños, San Francisco de Alfarcito trabaja con el turismo rural comunitario y pone de relieve el valor histórico y cultural. Debe su nombre a que históricamente se practicó el cultivo de la alfalfa
El norte argentino es un abanico de destinos espectaculares, visitados por miles de turistas año a año. Sin embargo, también existen joyas ocultas que resisten al cambio y se convierten en verdaderas joyas históricas. Tal es el caso de San Francisco de Alfarcito, una localidad de origen prehispano, perdida en el tiempo, en el interior de la provincia de Jujuy.
Este pueblo pintoresco huye del turismo tradicional y mantiene entre sus pequeñas calles y senderos una belleza única y sencillez. Está ubicado al sur del departamento Cochinoca, sobre la ruta provincial 11, en la margen occidental del sistema natural formado por la laguna Guayatayoc y las Salinas Grandes.
Cómo es el Alfarcito
En esta pequeña comunidad aún se mantiene el estilo de vida que llevaban los kollas hace cientos de años. Su nombre se debe a que históricamente se practicó el cultivo de la alfalfa. Actualmente, los pobladores trabajan la tierra sembrando habas, maíz y variedades de papas, que es base de muchas ancestrales, crían ovejas y llamas.
La comunidad de Alfarcito realiza sus actividades de campo según el calendario agropastoril y cultural ancestral, así por ejemplo para la elaboración de tejidos en lana de llama las esquilas se realizan en verano. El sincretismo religioso amalgama lo católico y lo ancestral, sus fiestas patronales cada 4 de octubre y los fieles danzan cuarteadas de corderos.
Cómo llegar
Luego de recorrer 170 km desde la ciudad de San Salvador de Jujuy. Optar por la RN 9 hasta Purmamarca y luego por la RN 52 hasta Salinas Grandes donde se encuentra la intersección de la RP 11. Luego, continuar 22 km por ruta consolidada de tierra. Otra opción es tomando la RN 9 hasta la localidad de Abra Pampa y luego por RP 11 hasta el pueblo que se encuentra a 3363 m s. n. m.