Juegos con modalidad de que sean los menores quienes puedan ensamblar piezas y darle su impronta para impulsar su desarrollo cognitivo y la creatividad. ¡Mirá!
Emprendedores cordobeses idean, crean, producen y comercializan hace más de 10 años juegos didácticos para niños y niñas con material reciclado y con la modalidad de que sean los menores quienes puedan ensamblar las piezas y darle su impronta para lograr impulsar su propio desarrollo cognitivo y la creatividad.
“El juego viene plegado y es el consumidor final el que lo termina de armar, trabajamos fuertemente en el diseño para que no sea tan complejo ese armado, pero la verdad que no tuvimos problemas respecto a eso”, explicó Matías Portela, uno de los socios de Ondulé.
El emprendedor sostuvo que lo interesante de los productos que comercializan es la posibilidad que le dan a los niños y niñas para que desarrollen su creatividad, ya que consideró son “un lienzo en blanco”, donde los pequeños pueden darle el “toque” que prefieran.
“Más que juguetes decimos que son espacios de juegos inconclusos y que son los niños y las niñas quienes los tienen que terminar con su creatividad y su imaginación”, agregó Portela. “Los juegos giran en torno a buscar este desarrollo cognitivo en los más pequeños, donde por lo general viene el juguete con sticker con colores, algo para intervenirlo”
En ese sentido, comentó que son varias personas las que trabajan en el diseño y creación de los productos para lograr los resultados que le permiten llegar a sus clientes.
“Trabajamos con psicopedagoga, psicomotricista, hasta con una clown (payasa), tenemos muchos fundamentos de desarrollo de los productos, y en ese sentido el diseño nace de nosotros, pero tenemos un equipo interdisciplinario que aporta desde su expertise para mejorar el producto”, se extendió el emprendedor.
Contó que todos los juegos “giran en torno a buscar este desarrollo cognitivo en los más pequeños, donde por lo general viene el juguete con sticker con colores, algo para intervenirlo”. El producto que más se vende en Ondulé es una ‘casa grande’, donde los niños y las niñas pueden entrar adentro, tiene 1,15 metros de alto por 80 centímetros de ancho y largo, en la que un niño de cuatro, cinco y hasta seis años entra hasta parado.
“Es como el juego estrella y que nos representa más”, contó Portela, sobre esa casa grande, aunque también destacó la ‘línea mini’ que son casitas, castillos, cohetes, aviones, camiones, más tamaño estilo para jugar con muñecos y que rondan entre los 30 y 35 centímetros.
Esos juegos más pequeños “tienen mayor rotación, son un regalito muy bueno para el tema cumpleaños, es como bueno, bonito y barato”, consideró.
La empresa
Ondulé vende principalmente a comercios, sumando unos 350 puntos de venta en todo el país, aunque también por intermedio de su e-commerce comercializan sus productos para el consumidor final a través de internet.
“La mayoría de las negociaciones son vía internet, casi que no se habla con los clientes, es por Whatsapp, Instagram, se ha perdido ese contacto cara a cara. Cuando comenzamos estábamos mucho tiempo en Buenos Aires vendiendo, caminé mucho para lograr la red de jugueterías que venda nuestros productos”, admitió Portela.
El crecimiento del emprendimiento continúa año a año, y en ese sentido contó que en cantidad de productos vendidos se avanzó entre un 20% y 30% respecto a 2021, y que tanto en el mes del día de las infancias como en navidad, se realizan más del 60% de las ventas anuales.
“Claramente se mueve muchísimo más y se calcula que el 60% de la facturación anual viene en esas dos campañas (julio-agosto y noviembre-diciembre)”, dijo.
“Cambiamos totalmente el modelo de producción, en un principio fabricábamos todo, y hoy tercerizamos todo. Nos encargamos de conseguir la materia prima, generalmente cajas o planchas de cartón, que se llevan a distintos troqueladores o prensa donde se da forma al juguete”, contó.
Luego esas planchas vuelven al depósito troqueladas y “dependiendo el caso eso se terceriza en alguna cooperativa para terminar el envasado digamos”.
En Ondulé no hay máquinas, hay materia prima, productos semiprocesados y productos finales y “nosotros vamos administrando todo esos insumos para lograr un producto final, casi que no producimos nada, sino que vamos recibiendo y despachando”, dijo.