POR ALEXANDRA BARRETO
Enrique Cangas lleva más de 15 años captando con su lente a Jorge Mario Bergoglio, desde la época en que era cardenal de Buenos Aires.
Por aquel entonces, mientras tomaba esas fotos, jamás imaginó que su trabajo formaría parte del texto: “De Padre Jorge a Papa Francisco”. Además, es autor de la muestra: “Francisco: servidor en Buenos Aires, servidor para el mundo”.
Cangas (47) sostiene que como practicante de la religión católica empezó a conocer a Bergoglio porque lo contrataban en charlas o eventos. Además, es asiduo colaborador de la Iglesia Santa Catalina donde hizo su primera muestra.
“Con el Papa no los une una relación de amistad, pero si un trato cordial. Es un tipo tranquilo, reservado, me saludaba y rompía el hielo cuando hablábamos de San Lorenzo. Siempre fue respetuoso y cuidé de no ser invasivo. Parecía estar siempre en oración”, destacó Enrique en una charla íntima con Optimism.
Entre las múltiples anécdotas vividas, revela que hubo una muy particular durante un evento. “Éramos 5 personas y cuando llegamos ya casi estaba finalizando todo, no había comida, era feriado, todo cerrado. Apareció el Papa con un plato de empanadas y dijo: ‘Esto es para ustedes, tienen que alimentarse’.
La primera muestra de Cangas se realizó en Buenos Aires en 2013: “Nació en una charla con el padre Gustavo Antico, rector del monasterio Santa Catalina, comenté mis deseos de viajar a Brasil para fotografiar al Papa para sumarlas a mi archivo anterior, se sorprendió y pregunto cuántas tenía y dije: ¡Más de cien! Y así se armó la idea”.
“Como Papa, a Francisco lo vi varias veces, en Brasil y Chile. Participé de esos viajes y logré estar muy cerca, incluso en la catedral de Brasil lo tomé de la mano y se cruzaron nuestras miradas en un profundo agradecimiento. En ese lugar fue donde dijo una de las frases más icónicas de su papado: ‘Hagan lío'”.
La etapa de elección de las imágenes tuvo la ayuda de su esposa Silvina y del sacerdote Gustavo. “No fue fácil hacerlo, los epígrafes de cada una hacen referencia al momento en que fue capturada y debajo una frase de Bergoglio como Papa. Hasta el último día me peleé conmigo mismo para saber cuál era la correcta”, cuenta Cangas quien también director de la institución educativa CEM 122 María Elena Walsh.
¿Cómo calificas este tiempo de papado?
Intenso y fuerte. Sin lugar a dudas su última visita a Irak fue muy importante, no sólo a nivel religioso sino también en el contexto que el mundo vive de pandemia. Francisco imita a Jesús que sale al encuentro, es reformador, y está dejando una Iglesia muy distinta a la que se conocía. Un pastor que habla de todo y con todos, lucha con los poderes o sectores más conservadores dentro de la institución religiosa. En todo este tiempo no se cansó de hablar con gestos, éstos definen su labor, rompiendo protocolos y yendo más allá donde puede o lo dejan.
¿Le entregaste tu libro?
Sí. En 2017 viajé a Roma a un encuentro personal en Semana Santa, donde compartí casi 3 minutos de diálogo, mate, risas. También hice entrega de mi libro. Fue un momento muy emotivo, entre lágrimas imposibles de contener. Le gustó mucho y en una de las imágenes que vio dijo: ‘¡Yo a este lo conozco!’, y señalaba obviamente a su persona, se largó a reír y nos dimos un cálido abrazo.
En el diario El Mundo de España titularon una nota: “El Papa de ‘caracúlico’ a maestro de la sonrisa”, ¿qué opinas?
Una de las preguntas más frecuentes por parte de todos los medios del mundo era esa: ¿Sonríe más? Sólo se puede explicar esta pregunta desde una dimensión espiritual, es fortalecido por los dones necesarios para ejercer este servicio y la alegría es uno de ellos. Claramente que en Buenos Aires era un hombre con sentido del humor, como comentan sus íntimos y los fieles que más lo frecuentaban, pero desde un rol como fotógrafo era difícil acceder a esa imagen, ya que la agenda y los temas que llevaba adelante no había mucho para sonreír.
Desde el 2013 no dejaste de exponer.
La verdad nunca conté la cantidad de muestras que realicé, pero a lo largo de 6 años consecutivos, no paré. Tomé un descanso más lo que la pandemia impuso. Mis objetivos eran llevar el material fotográfico a lugares o personas que Cristo tenía en su lista de prioridades: enfermos, pobres y privados de la libertad. Antes de la pandemia estuve en varias cárceles de la Provincia de Buenos Aires. Viajé a Tucumán, Río Negro, expuse en el Hospital Italiano, el Garraham, parroquias, iglesias, eventos religiosos y hasta participé en una exposición en Rimini (Italia), junto a las de mi colega Francesco Sforza, actual fotógrafo del Vaticano con quien mantengo una cálida amistad a la distancia en estos momentos, y con quien trabajé en el Coliseo romano. También dejé de manera permanente una exhibición en la sede de la Fundación Pontificia Scholas Ocurrentes en la ciudad de Trastévere en Roma, donde se pueden apreciar imágenes de jóvenes con el Papa Francisco.
¿Cuál es tu imagen favorita?
Es la que capté en 2009, se lo ve arrodillado dentro del Estadio Luna Park ante más de 5.000 fieles rezando en Buenos Aires. La que más dificultad me dio fue la tapa de mi libro, ya que estoy abrazado con mis piernas y un brazo, a un poste de iluminación a unos cuantos metros de altura, tratando de evitar que la muchedumbre con sus carteles me obstaculizara la visión y con la gran fortuna que Francisco, justo girara a saludar con su pulgar en alto y me regalara su sonrisa.
Muchas gracias Alexandra por tu nota, siempre es lindo recordar este camino en imágenes que me tocó transitar.
Enrique Cangas.