“Así es mi mamá”, el libro que rompe estereotipos de maternidades hegemónicas

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La autora, Gabriela Burin, reunió un conjunto de textos e imágenes en el que una niña cuenta sobre su mamá, a la que poco le importa la mirada ajena y más le interesa el vínculo que construye con su hija. “Este modelo de madre abnegada, de madre superproductiva, siempre sonriente, nos anula un poco como mujeres”, sostiene. 

Con una madre exuberante que se desmarca del estereotipo del relato clásico por su forma de ser, de reírse, de vestir en colores de arco iris y jugar, la ilustradora Gabriela Burin, que acaba de ser elegida para exponer en la Feria del Libro Infantil de Bologna, presenta un libro tan conmovedor como contemporáneo: “Así es mi mamá”, un conjunto de textos e imágenes en el que una niña cuenta sobre su mamá, a la que poco le importa la mirada ajena y mas le interesa el vínculo que construye con su hija.

Una mamá que es grandota, se ríe muy fuerte, se relaja tomando una copa de vino en un baño de inmersión, tiene bigotes, se tropieza todo el tiempo -y el mundo parece quedarle chiquito-, cocina galletitas de unicornio y juega a la par que su hija pero también puede estar horas en silencio mientras trabaja frente a la compu. La madre de “Así es mi mamá”, el segundo libro de Burin, habla de las muchas madres que habitan el mundo real.

“Me interesó cuestionar el modelo de mamá ideal, de mamá perfecta. Además de ser un modelo que ya está añejo, no nos representa. Es imposible de cumplir, solo nos genera malestar y frustración. Me pareció importante poder visibilizar otras maternidades posibles. Maternidades más reales. Mostrar que la maternidad no es color de rosa. Que puede ser de todos los colores del arcoiris”, dice a Télam la autora del libro.

En este nuevo volumen, visualmente muy colorido y con muchos detalles, la mamá narrada desde los ojos de una hija “se toma el tiempo para darse un baño de inmersión. Toca el saxofón. Son cosas que hace para ella, por su propio placer, más allá de la maternidad. Pero también dedica tiempo a hornear galletitas y a leer cuentos, y eso es algo que hace por y para su hija. Me parece importante habilitar el poder disfrutarnos como mujeres, más allá de la maternidad. Darnos estos permisos, sin culpa”, sostiene la autora, que en el texto juega con ese intento por “desacralizar y terminar con las categorías totalizadoras”.

“Estaba en pleno puerperio, la maternidad era un tema que me tocaba de cerca. Me sentía muy lejos de eso que se suponía que tenía que ser una mamá. Me empecé a hacer muchas preguntas, a reflexionar y empecé a dibujar madres en mi cuaderno. Madres imperfectas. Madres que se depilaban el bigote, que se encerraban en el baño para tener un ratito de paz. Me empecé a sentir acompañada por todas estas madres que dibujaba”.

Y cuenta: “La mamá de mi libro surgió a partir de esta necesidad, de representar una maternidad más real, por fuera de los estereotipos convencionales. Y al mismo tiempo, quería que generara cierta empatía. Que fuera divertida y entrañable”.

Un poco como el universo de esa mamá que construyó en su segundo título, Burin asegura que no tiene “una estética muy comercial, o dentro de lo comunmente aceptado en los libros para chicos” porque “muchas veces se busca algo ‘tierno’, ‘dulce’, ‘bello’. Mis personajes suelen ser desopilantes y las temáticas que abordo pueden llegar a incomodar a ciertas personas, por lo general, a los adultos. Creo que esa es mi apuesta como autora. Animarme a contar lo que tengo para contar; sabiendo que no voy a agradar a todos”.

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