La teniente de corbeta Leticia Paola Ramos se incorporó a la Armada Argentina hace nueve años. Desde chica idealizó la figura del militar; veía allí los valores de una persona que da todo por su Patria, y con el correr del tiempo sabía que quería formar parte de eso.
Mientras cursaba en el Colegio n° 2 de San Salvador de Jujuy -que por una señal del destino o casualidad se llama “Armada Argentina”– tomó contacto con personal de la Delegación Naval de Salta que concurrió para realizar una charla informativa sobre la oferta académica de la institución. Entonces su vocación y deseo de ingresar se incrementaron.
Al finalizar el colegio secundario, y luego de un breve paso por la Facultad de Ingeniería, se inscribió para formarse como oficial de Marina: “Al momento que me anoté mi mamá estaba encantada y sorprendida; me dijo que iba a acompañarme en esta decisión que había tomado”, recuerda la teniente Ramos.
UNA VOCACIÓN, DE LA DANZA AL MAR
Al llegar a Río Santiago se sorprendió con la arquitectura y la inmensidad de la Escuela Naval Militar (ESNM), pero cuenta que no le costó la adaptación a la vida militar porque estaba familiarizada con la disciplina, ya que desde joven había practicado danzas clásicas.
“Llegar de la vida civil y entrar a un Período Selectivo Preliminar es impactante, pero desde el primer día que pisé la Escuela supe que mi objetivo era ser oficial”, relata. Esa convicción la llevó a dar lo mejor de ella.
En la ESNM formó parte del equipo de vela; aprendió de las maniobras y del arte de navegar, y considera que ese deporte despertó su pasión por el mar y por los buques de la Armada: “En la Escuela conocí gente maravillosa. Sabía que era difícil el desarraigo, pero las actividades y la pasión que tenía por aprender hicieron que me fuera más llevadero”.
Uno de los momentos más emotivos que recuerda fue la entrega del uniforme: “Mi mamá y mi hermana habían hecho el esfuerzo de viajar muchos kilómetros para compartir ese día, y fue único”, describe, y agrega: “Recuerdo que les dije que si había llegado ahí no había sido sola, sino por su constante apoyo y acompañamiento”, reconoce la marina jujeña.
Como cadete, Leticia Ramos hizo varios embarcos en el aviso ARA “Alférez Sobral”, la corbeta ARA “Guerrico”, el destructor ARA “Almirante Brown” y en el buque oceanográfico ARA “Puerto Deseado” durante una campaña hidrográfica. Y antes de ir a la fragata ARA “Libertad” para realizar el viaje de instrucción en el último año de Escuela, llevó a cabo un período de prácticas en el logístico ARA “Patagonia”, pasando por diferentes cargos. Todas fueron experiencias de aprendizaje donde pudo aplicar muchos de los conocimientos adquiridos en las aulas.
La ceremonia de egreso fue en el Colegio Militar con las tres Fuerzas Armadas juntas, momento donde sintió que finalizaba una etapa y empezaba otra. “Me sentí orgullosa de todo el proceso; un objetivo cumplido”, sostuvo la teniente Ramos.
Su primer destino como guardiamarina fue en el buque multipropósito ARA “Punta Alta”, “donde pude navegar mucho y realizar maniobras que me sirvieron para la carrera. En cada embarco trato de sacar lo mejor”, asegura.
Al optar por una especialidad, luego de hablar con diferentes oficiales Leticia eligió Artillería y la cursó durante un año en la Escuela de Oficiales de la Armada Argentina en Puerto Belgrano.
Así llegó finalmente a su destino actual en la corbeta ARA “Espora” como Jefe de Artillería: “Cuando nos asignaron en misión a un patrullado marítimo, dentro de las actividades estaba realizar tiro efectivo, lo cual fue un desafío y quedé muy contenta por como respondió todo el equipo”.
UNA EXPERIENCIA DE NIVEL INTERNACIONAL
A bordo de la corbeta participó en el ejercicio “Gringo-Gaucho II”, del que la artillera de San Salvador de Jujuy rescata que “estar en un ejercicio combinado y adiestrar con la Armada de Estados Unidos es inolvidable; aprendí mucho, sobre todo de maniobras tácticas”, resalta.
Este ejercicio de adiestramiento en el mar se desarrolla cuando un portaaviones de la Armada de los Estados Unidos y sus buques escoltas realizan una navegación por aguas argentinas, con el objetivo de potenciar el nivel de interoperabilidad y articular operaciones combinadas.
El primer ejercicio de este tipo se realizó en 1990 con el pasaje del portaaviones USS “Abraham Lincoln” y se repitió en 1991 con el USS “Kitty Hawk”; en 1993 con el USS “Constellation”; en 2004 con el USS “Ronald Reagan”; en 2008 con el USS “George Washington”, y en 2010 con el USS “Carl Vinson”, siendo este último el primero en nombrarse como “Gringo-Gaucho”.
Este año la Armada Argentina desplegó a los destructores ARA “Sarandí” y “La Argentina”; las corbetas ARA “Espora” y “Rosales”; los patrulleros oceánicos ARA “Storni”, “Piedrabuena” y “Contraalmirante Cordero”; helicópteros Fennec y Sea King, de la Primera y Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros respectivamente, y aeronaves Beechcraft B-200 de la Escuadrilla Aeronaval de Vigilancia Marítima.
La Armada estadounidense participó con el portaaviones USS “George Washington” y su grupo aéreo embarcado integrado por helicópteros MH-60 y los aviones F-35, F/A-18, EA-18 y E-2C; el destructor USS “Porter” y el buque logístico USNS “John Lenthall”.
Como esta experiencia vivida, a la teniente de corbeta Ramos la esperan muchas otras a lo largo de su carrera naval, y por ello resume el significado de que “pertenecer a la Armada Argentina es esfuerzo, constancia, preparación y camaradería”.
