Innovación y desarrollo, las claves en la reparación inédita de Atucha II

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En menos de un año y gracias a un equipo multidisciplinario de profesionales argentinos, se desarrolló e implementó el proyecto de reparación de la Central Nuclear Atucha II. Desde el diseño y la confección de las herramientas específicas hasta la reactivación del reactor nuclear, todo tuvo lugar en el plazo de diez meses.

En octubre de 2022, durante una inspección de rutina, se detectó un desperfecto en el reactor de la Central Nuclear Atucha II. Desde NA-SA, la empresa estatal a cargo de la operación de las tres centrales nucleares activas en el país, se llevó adelante una exploración con cámaras y robots dentro del reactor para entender las causas. Así, descubrieron la falla que llevó a la salida de servicio de la central.

Hoy, poco más de un año después y en un período de tiempo récord, Atucha II está funcionando con regularidad y su parada imprevista ya no es noticia. En su lugar, sí lo es el talento argentino que hizo posible una reparación inédita, que no solo ahorró tiempo, sino también 300 millones de dólares. En diálogo con GENTE, Diego Garde, Subgerente de Operaciones del Complejo Nuclear Atucha, explica cómo fue llevar adelante el arreglo y su importancia para la industria nacional.

¿Qué pasó con Atucha II?

El desperfecto que detuvo la operación de la central nuclear más grande del país se dio en un sector prácticamente inaccesible de su reactor. En la parte más baja del mismo, a 14 metros de profundidad, el equipo de Nucleoeléctrica Argentina se encontró con un separador interno que se había desprendido y desplazado de su lugar original. Si bien el desprendimiento representaba un problema, no era el único: por las dimensiones de esta pieza de metal, resultaba imposible extraerla sin cortarla. Una falla así no había sido contemplada por el fabricante del reactor y por lo tanto, tampoco su solución.

Ante este panorama, el curso “tradicional” de acción hubiera sido desarmar el reactor. Si bien era la alternativa conservadora y sugerida por el fabricante, representaba entre tres o cuatro años fuera de servicio para la central. Además del largo período de inactividad, que suponía dejar de abastecer un alto porcentaje de energía a la cadena de suministro, esta alternativa de reparación requería una inversión que rondaba los 300 millones de dólares. En gran medida, el costo estaba relacionado a los procesos de seguridad que debían llevarse a cabo en caso de desarmarlo.

Al tratarse de dos centrales prototipo, tanto Atucha I como Atucha II son casos únicos en el mundo. Sin antecedentes ni casos similares para tomar como referencia, resultaba casi imposible recibir colaboración externa de equipos ajenos a la central. “Con lo cual, aparece la creatividad argentina y el instinto de supervivencia”, explica Diego Garde al respecto. “En la industria nuclear existen múltiples soluciones. Desde el minuto cero ideamos diferentes planes”, agrega. De este modo, se llegó al proyecto que finalmente se pondría en marcha para reparar el reactor de la Central Nuclear Atucha II.

¿Cómo se realizó la reparación de Atucha II?

El proyecto de reparación del reactor nuclear de Atucha II fue un desafío que dejó en evidencia la importancia de promover el talento argentino, pero sobre todo, su potencial para resolver situaciones críticas. Gracias a los esfuerzos enfocados en investigación, innovación y desarrolloNA-SA pudo encontrar rápidamente una solución ganadora entre las demás alternativas.

La vía de acción elegida para reparar el reactor consistía en cortar y extraer mediante electroerosión el separador dañado, aunque para lograrlo primero se debían diseñar y fabricar herramientas especiales que no existían en el mundo. El desarrollo de los dispositivos fue posible gracias a la colaboración entre Nucleoeléctrica Argentina y distintos proveedores nacionales, que dejaron en evidencia una vez más la aptitud y el ingenio de los profesionales locales. Para poder llevar adelante el arreglo, se confeccionaron seis nuevos dispositivos:

  • Herramienta de sujeción
  • Pinza de agarre
  • Herramienta de corte
  • Canasto de colocación y extracción
  • Base de corte
  • Iluminación y visión para monitoreo
Las herramientas y dispositivos fueron íntegramente diseñados y fabricados en Argentina.

Estos dispositivos, creados de principio a fin en el país, no fueron el único factor decisivo para el éxito del arreglo. Otro aspecto clave fue la implementación de ensayos de reparación, que sirvieron para entrenar al personal y probar las novedosas herramientas, teniendo en cuenta el cuidado que requiere la operación dentro de un reactor nuclear. Para poder simular la intervención, se diseñó, fabricó e instaló un modelo a escala real del mismo.

Parte de la intervención en el reactor.
Central Nuclear Atucha II.

La intervención en el reactor de Atucha II, paso a paso

La intervención que pondría en funcionamiento a la Central Nuclear Atucha II estuvo dividida en dos partes. En primer lugar, se realizó la extracción del separador desprendido mediante la manipulación remota de los distintos dispositivos. Con las herramientas de sujeción y pinzas de agarre se modificó la posición de la pieza para ser cortada en cuatro partes mediante electroerosión. Con este método moderno, que se puede realizar bajo el agua, se logró que las cuatro partes del separador tuvieran el diámetro necesario para extraerlas del reactor.

Gracias a las herramientas que se desarrollaron especialmente, se logró cortar y extraer el separador suelto de manera remota.
La operación remota en el reactor de la Central Nuclear Atucha II.
La turbina del reactor de Atucha II.

En una segunda instancia de la intervención se tomaron medidas preventivas en los demás separadores. Con un brazo robótico se realizaron soldaduras en dos puntos específicos de la base del reactor, para reforzar la sujeción de las tres piezas.

Así se vivió la intervención en la Central Nuclear.

El talento argentino: un motor de crecimiento

La experiencia adquirida en el proyecto no solo sienta un precedente para la industria nacional en términos de desarrollo y autonomía, sino que además funciona como motor para su crecimiento a nivel mundial. Tanto el conocimiento como las herramientas desarrolladas especialmente para el proyecto representan una gran oportunidad de exportación para el país, pensando en su posible uso en otras centrales nucleares alrededor del mundo.

Desde el origen del problema hasta su resolución en tiempo récord, el arreglo de la Central Nuclear Atucha II es un ejemplo de las posibilidades que surgen gracias a la promoción de la educación y la investigación. En un mundo que requiere soluciones cada vez más innovadoras, los profesionales argentinos que diseñaron y pusieron en práctica las herramientas y procedimientos necesarios para el arreglo de Atucha II, dan cuenta de las capacidades del recurso humano local, que se encuentra a la altura de desafíos científico-tecnológicos de alta complejidad.

Fuente: Billiken

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