Una vida con el sello de los Rolling Stones

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Diego Perri, escribió  el libro ‘República Stone’ narrando sus experiencias con la banda londinense. En una charla íntima con Optmism nos contó su vida al lado de la emblemática banda, y los más de 80 shows que presenció. Además, recordó a Charlie Watts en una sentida despedida.

POR ALEXANDRA BARRETO

”No me cansaría de hablar de fútbol, de mi amado Independiente y de los Stones, porque son cosas que amo y me acompañarán toda la vida”, comenta Diego Perri con el entusiasmo de un seguidor fiel y apasionado.

Él es una fusión del periodista con el fan que plasmó sus vivencias en ‘República Stone’, una especie de diario de motocicleta. La aventura de haber estado con la exitosa banda y recorrer sus recitales.

La mítica agrupación se fundó en 1962 y su formación es conocida por el mundo entero: Mick Jagger, Keith Richards, Ronnie Wood y Charlie Watts. 

Perri recuerda entusiasmado que la primera vez no tenía certeza de que podría verlos y hacerles notas, pero eso se fue dando con el tiempo. Era una quimera imaginar verlos en vivo y menos poder entrevistarlos. En los ’80 los héroes del rock and roll eran inalcanzables, se remitían a un póster en la pared de su cuarto.

Fue la mánager de Keith Richards quien le dijo: “Tú te ganaste estar acá porque eres perseverante y respetuoso”.

“En los primeros viajes podía estar en el lobby, pero me quedaba ahí observando sin acercarme porque sé que a algunos músicos no les gusta que nadie se le cuelgue del hombro, lo hice de la manera diplomática y de la mano de sus mánagers o asistentes.  En el ’92 Keith Richards vino como solista y se presentó en el estadio de Vélez. A partir de ese show conocí a su representante, fui a la conferencia de prensa porque trabajaba en una revista de música y tenía el contacto. Luego en el ’94, un año antes de la primera llegada de los Stones a Buenos Aires, trabajaba con la idea de verlos afuera. Ahorré dinero, planificaba ir a ver cinco o seis shows”, recuerda.

¿Cómo manejaste el ser periodista y fan al mismo tiempo?

Llevo esa impronta del periodista, de verlos en vivo, cubrir la noticia pero también la del seguidor y coleccionista de todo sobre ellos. Los Stones me dieron música desde los 11 años cuando los descubrí. Pude viajar por el mundo, no porque me pagaran los boletos, sino porque fue el gancho de verlos. Conozco algo de cine, de libros, de directores, mucha música y un rústico inglés gracias a ellos.

¿Se dieron relaciones con los allegados a la banda?

En la primera hice buena relación con el jefe de seguridad de la banda que también fue de Queen y me dio facilidad, podía estar en el hotel porque sabía que no haría nada que incomodara. Con las sucesivas giras que se fueron dando debido a la confianza, me invitaron a la prueba de sonido.

De todos los integrantes de la banda, sé que te identificas más con Keith Richards.

Sí, porque es el más sencillo y bohemio. Es amigable, el espíritu de la banda. La primera vez que la mánager me invitó a saludarlo a su camarín fue el 16 de febrero del ’95, se encontraba tocando con Ronnie Wood, también estaban sus hijos en la misma sala. Terminaron de tocar, me saludaron como amigos de toda la vida.

¿Cómo sentiste a los otros músicos? ¿Su forma de ser?

Mick Jagger es el más inaccesible de todos; es la gran estrella, aunque también es el que más salía a almorzar o cenar afuera, visitaba museos, puntos turísticos. Los otros se quedaban en el hotel. A veces, Charlie Watts salía de paseo.

¿Cómo se fue desarrollando ese diario de viajes?

Escribía detallando todas las giras, tomaba las notas de las fechas más importantes, la más extensa fue del ’94 y ’95 con 35 shows en Estados Unidos, Brasil, Canadá y Buenos Aires. Mientras iba aconteciendo todo, cubría para revista Gente, hacía apuntes. Muchos amigos me motivaron que presentara el libro y se publicó en el 2013. Tomó años hacerlo, es una charla de café, porque detallo los viajes del ’95 y cuando regresaron en el 2006, de ahí los vi muy seguido hasta el 2014.

En una entrevista dijiste que este libro es un tatuaje para tu alma.

Se debe a que tuve tanto tiempo pensando en la posibilidad de hacerlo que no se daba, pero en unas vacaciones del 2011 decidí ponerme en acción y lo armé en un año. Revisaba bocetos, los actualizaba. Cuando estuve a punto de editarlo anunciaron shows por sus 50 años de trayectoria y fui a verlos a Londres. “República Stone” estuvo listo, así que arreglé con la editorial que detuviera la edición para incluir ese capítulo final para cerrar con la celebración de sus bodas de oro. En el 2013 los vi y les di unos ejemplares.

¿Cómo se llevan entre ellos?

Dicen ser como hermanos pero tienen las peleas naturales de los hermanos. Son muy buenos socios en lo musical y  ávidos para los negocios. Los fans afortunadamente tenemos la suerte de tenerlos juntos, activos, en la ruta y no ver a una banda disuelta.

¿Alguna tarea pendiente?

Que el prólogo del libro que escribí quería que lo hiciera Keith Richards pero no se pudo. La reedición tendrá una sorpresa de Keith y algunas fotos autorizadas que podrán verse.

¡Vuela alto querido Charlie! Se extrañará el toque inigualable, la sabiduría y el estilo sutil de cada golpe certero ya sea en estudio o en el show en vivo. Hoy el cielo desbordará de swing y de buen gusto

El mensaje de Diego tras la muerte de Charlie Watts

¿Cuáles son las anécdotas que puedes contar?

Hay muchas que escribí en el libro. Desde dañar una puerta del auto en Nueva York, quedarme dormido manejando, pasar una noche en la cárcel en Nueva Orleans, hasta derramar accidentalmente un plato de papas fritas sobre la falda de la hija de Keith Richards. En el 2006 alquilé un auto en Madrid y conduje casi sin pausa durante más de dos días hasta Suecia, porque estaba contrarreloj con la fecha de show. De allí a Noruega, a Dinamarca, a Suiza, para terminar con dos conciertos en Alemania. En el camarín de Dusseldorf, la asistente de Keith le contó lo que había hecho con el auto y Keith socarronamente dijo: “Sin dudas alquilaste uno muy bueno”. 

¿Qué es lo más importante de República Stone?

Tiene muchos datos, muestro la discografía oficial de Argentina como nunca antes se hizo. Hay una linda galería histórica con las revistas nacionales que los tuvieron en su portada, un paseo por mi colección y el resto desnuda al fan que hizo lo imposible por verlos en vivo y finalmente conocerlos.

Actualmente ¿cómo es tu relación con la banda?

Hace ocho años que trabajo arduamente sobre un nuevo libro, está quedando muy bien y tiene un gran valor agregado: es absolutamente inédito. No hay otro similar sobre el asunto puntual abordado. Por otro lado, “República Stone” está con una edición aumentada, actualizada con ocho o nueve capítulos nuevos y variados.

En todo este tiempo ¿sigues en contacto con los músicos?

Desde 2012 a 2019 pude verlos todos los años y hubo nuevos encuentros. Lo hice en Estados Unidos, Europa, América del Sur, Centroamérica.  Es la primera vez que puedo durante ochos años seguidos. La pandemia interrumpió ese ritmo, me congeló en el show número 80 pero estoy con la idea de retomar la ruta y muy pronto regresar.

¿Qué significan para vos los Stones?

Son parte de mi vida desde adolescente. Tengo 52 años, puedo decir sin temor a equivocarme que son parte de la familia. En los días más iluminados o más oscuros siempre están. Son la banda de sonido de mi vida y permanente fuente de alegría, emoción e inspiración. Con ellos, la llama siempre está viva.

¿Tienes planificado ir a algún recital ahora que se abrió el protocolo?

Sí, tengo idea de viajar a Estados Unidos en octubre o noviembre para alguna de las fechas de este flamante tramo del ‘No Filter Tour’. No tengo definido nada aún pero estoy trabajando sobre eso. Espero ansioso el nuevo disco de estudio que hace años vienen trabajando y el tour 2022 con el que celebrarán su 60 aniversario.

LA MUERTE DE CHARLIE WATTS

“Por supuesto estoy muy triste por la partida de Charlie Watts. A los 80 años, habiendo combatido una enfermedad y bajándose del nuevo tour, siempre se puede pensar en estas malas noticias. Podía ser previsible, pero aún sabiendo de esa posibilidad, el mazazo es inexorable. La verdad es que uno nunca está preparado para recibir estos golpes de la vida”, le dijo a Optimism tras conocer la triste noticia de la muerte del baterista.

“Tuve varios encuentros con él, el primero en el 94 en San Francisco, el último en 2016 en La Plata. En el medio hubo charlas y breves citas en el 98 y 2006 en Bs As y en 2007 en Hamburgo, Alemania. Siempre con absoluta cordialidad. Su sonrisa amigable invitaba a estrechar la mano y saludarlo. En cada charla los tópicos fueron los mismos, los Stones, los caballos, el jazz y el fútbol. En el verano del 98 los Stones vinieron por segunda vez a nuestro país. Mis dos grandes pasiones se unieron aquí. El deporte y la música. Más específicamente Independiente y los Stones. Gustavo López, maravilloso delantero rojo de esos años me había preguntado si había chances de conocer algún Stone. Mi respuesta fue inmediata. Me encantaría poder llevarte a ellos, pero dista mucho del poder que tengo. De todos modos podemos hacer el intento y acordamos vernos en el hotel. Sugerí que traiga una camiseta. La suerte y el tiempo estuvo de nuestro lado. Nos encontramos en el lobby del Hyatt y luego de gestionar alguna chance, Charlie y Shirley bajaron para almorzar en el restaurante contiguo. Los presenté, -Gustavo en ese momento jugaba también en la selección nacional-, así que con orgullo le dije que era el 10 de Independiente, el Rey de Copas y jugador del elenco nacional. Hubo abrazos, sonrisas y fotos con el manto sagrado y el 10 que inmortalizó el Bocha en la espalda”, recordó. 

A su vez, aclaró que “con la partida de Charlie Watts se apaga el motor de la banda más grande del rock and roll de todos los tiempos. Para muchos de nosotros, el mundo que conocimos ya no será el mismo. Jagger, Richards y Wood pueden seguir, claro. Pero ya no será lo mismo. Podrán sonar más salvajes, más sucios e incluso más rockeros, podrán reinventarse pero no será igual. Los auténticos Rolling Stones, terminaron con la partida de Watts”.

“La histórica nave musical ya acusó el golpe tras la salida de Bill Wyman a comienzos de la década del 90. Como dijo Bob Dylan, con la ausencia de Wyman la banda se tornó funk y perdió rock. Con la de Watts perderá ese tempo perfecto, sobrio y simple. Ese toque preciso que suplanta miles de golpes innecesarios. Uno de los secretos del sonido de los Stones”, añadió en estos momentos tan difíciles para él.

“Por supuesto podrán seguir y está bien que lo hagan. Seguiré celebrándolo. Hay fechas por delante y un 60 aniversario que festejar el año próximo, pero parte de la esencia ya no estará. Ese elegante equilibrio justo flotará en el aire, convivirá en el espíritu de cada uno, pero no sonará en los parlantes. Eso sí, su luz brillará por siempre en cada fan”, dijo respecto del futuro de la banda y lo que será el mañana ya sin Watts.

Y culminó: “Alejado de toda fórmula de marketing, ajeno a todo escándalo mediático y de los patrones comunes en la vida de cualquier estrella de rock. Modesto, generoso, sencillo y cordial. Fanático del jazz, del dibujo y de los caballos. Con Charlie Watts, se va la elegancia y el estilo inigualable de cada golpe certero y directo al corazón. Se apaga la llama del motor de los Rolling Stones. Se extrañará su estilo inigualable, la sutileza detrás de la histórica y diminuta batería de cinco cuerpos que aporreó en infinidad de conciertos y sesiones. La súper estrella que nunca quiso ser continuará iluminando de manera sobria y radiante. Se va, pero permanece. Y una parte de nosotros se va con él, aunque su ritmo seguirá latiendo hasta el fin de los días. ¡Buen viaje querido Charlie! Ya debes estar inundando el paraíso de elegancia, buen ritmo y del más fino y tradicional swing”.

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