Un viaje de egresados que rompió todos los límites para marcar un antes y un después

Historias para contar Slider costado

Los alumnos de la promoción 2023 del colegio Divina Providencia de la Ciudad de Córdoba, para estudiantes con discapacidades leves a moderadas, se convirtieron en los primeros alumnos de esa institución en realizar el tan ansiado viaje de egresados a Bariloche.

El colegio tiene 30 años de trayectoria y ninguna promoción había podido realizar este viaje hasta que Ruth Delribo, una de las alumnas del último año le planteó a su papá “¿Cómo podía ser que nunca hubieran viajado?”. Rubén Delribo, su papá, se cargó al hombro este desafío y le respondió: “Hija, si vos querés, yo te organizo el viaje”.

Así fue como un grupo de 12 estudiantes del turno mañana y algunos del turno tarde, acompañados por algunos padres, sacaron los pasajes en avión y se fueron cinco días a Bariloche a recorrer los paisajes maravillosos de la ciudad, comer chocolate, bailar en los boliches, patinar sobre hielo y sobre todo compartir con sus pares.

Rubén quien trabajó varios años en el turismo estudiantil conocía la ciudad, hizo un par de llamadas a contactos y amigos y ellos le dieron una mano para que el viaje fuera soñado.

“Primero armamos un grupo, los que no quisieron ir se fueron y seguimos con los 12 que sí viajaron. Nos juntamos en una casa y con los celulares compramos los pasajes de avión (ida y vuelta) pusimos la fecha, conseguimos una hotelería con pensión completa y una vista increíble, transporte para los traslados del hotel al aeropuerto y para las excursiones, un amigo de Travel Rock los invitó tres noches al boliche sin cargo, un fotógrafo nos hizo la foto del mural, el dueño de Mamushka los invitó con una bolsita de chocolate a cada uno, de Rapanui los invitaron a la pista de hielo, no nos privamos de nada”, contó a Diversidad.

Además de Rubén y su pareja Valeria, fueron otros 5 adultos (otro matrimonio, dos madres y hasta una abuela) para acompañar al grupo. “Fue una experiencia enriquecedora, movilizante verlos recorrer, subir a la nieve, pasear por la Isla Victoria. Ellos remarcan haber podido ir en grupo y poder sentirse capaces, sin el acompañamiento de los padres”, valoró.

Construyendo convivencia

“Ellos demostraron que sí se puede tener un viaje de egresado sano y divertido”, destacó.

En cinco días hicieron Circuito Chico, Cerro Campanario, Cerro Otto, Isla Victoria, Centro de Bariloche, Boliches, heladerías, pista de patinaje en hielo, todo lo que cualquier egresado y viajero desea de la ciudad.

El viaje tuvo tanta repercusión, que los alumnos de quinto año ya sueñan con el suyo. “Ojalá esto empiece a ser como una costumbre y que todos tengan la posibilidad de hacer un viaje a Bariloche”, concluyó.

Lejos de los temores de y la sobreprotección de los padres los jóvenes se comportaron como verdaderos adultos, jamás se perdieron una excursión. “No es simple para los papás largar solos a los chicos, había mucha incertidumbre y había que verlos cómo cumplieron con los horarios, no se retrasó jamás la excursión para almorzar, en el boliche salían todos juntos”, describió.

Fuente: Diversidad

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