La comunidad judía Bet El creó una campaña que sustenta comida a más de 35 comedores
POR ALEXANDRA BARRETO
Bajo el slogan ‘Un plato más, un abrigo más’, 3000 personas por día en la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires reciben alimentos y ropa. Esta labor comenzó el año pasado al inicio de la pandemia.
“Bet El es pionera del diálogo intereligioso en Buenos Aires, los valores tienen que ver con derechos humanos y con el Tzedaká que en hebreo significa el concepto de dar. Antes de la pandemia se hacían recorridas durante el invierno, dando viandas a gente de situación de calle”, asegura Fernando Langenauer, director de Actividad y Familias de Bet El a cargo del proyecto ‘Un plato más’.
El proyecto se sostiene por los aportes que se realizan a través de plataformas como Mercado Pago o transferencias bancarias. “Se puede donar una sola vez o todos los meses, a su vez estamos lanzando la iniciativa de ‘Un abrigo más’ que tiene que ver con la posibilidad de recoger ropa de invierno y frazadas en buen estado. Nos encargamos de retirarla donde sea”.
Lengenauer trabajó previamente en el mundo del fútbol: 2 años en las juveniles de Vélez Sarsfield y 6 en Independiente.
Una vez que sintió que su misión había cumplido un llamado interno lo encauzó a este accionar solidario.
“Nos ocupamos que este aporte esté a la vista de todo el mundo, de llevarla a los comedores. El monto mínimo para contribuir es de 300 pesos y un máximo de 11.000”, explica.
Por otro lado, destacó que el año pasado se entregaron más de 9.000 kilos de comida a más de 4000 jóvenes. Por ese hecho Bet El recibió un premio por su labor. “Tuvo una repercusión importante. Nos encantaría que nadie necesite para comer pero esto lo hacemos porque nos avergüenza que haya tanta hambre. Muchos de los que reciben comen una vez al día, trabajamos por la justicia social acompañamos a los que más necesitan”.
ANA MABEL QUIROGA: “Ayudar es evitar sufrimientos”
El toque femenino es presencia en toda labor social y en Bet El está en manos de una colaboradora que trabaja sin parar. Ana Mabel Quiroga le pone toda su sazón a la comida que elabora para los más necesitados. Esos condimentos saben mejor porque cada día esparce su amor y alegría.
¿Desde hace cuánto tiempo y qué te motivó colaborar?
Hace más de 30 años me dedico a dar una mano con lo que tengo y puedo a la gente que tiene necesidades. Empecé en la Provincia cuando vivía ahí y en cada barrio en el que estuve siempre traté de tener una olla para que nadie se quedara sin su cena todas las noches. Atravesé situaciones de mucha carencia e hice todo lo que pude para que a mis hijos nunca les faltara comida y es lo mismo que hago con mis vecinos y vecinas, somos una familia después de tantos años.
¿Sólo las personas que pasan necesidades, pueden entender al otro?
El comedor La Misión lo fundamos hace 23 años cuando vivíamos en Villa Cartón, un asentamiento muy precario debajo de la autopista en Villa Soldati. No teníamos nada pero con ganas y la voluntad de acompañarlos. En 2007 el asentamiento desapareció por completo pero seguimos con la misión, posteriormente nos llevaron al centro de evacuados en Parque Roca y ahí trabajamos dando la comida. Cuando nos desalojaron, porque el suelo estaba contaminado, nos dejaron sin nada, pero esta gran familia nunca se separó. Hace dos años logramos que construyeran esto que es hoy nuestro comedor (en Villa Lugano) en el que le damos de comer a más de 1000 personas por día. Acá trabaja mucha gente, pasan cosas buenas, festejamos, reímos, aunque hay cosas que con la pandemia ya no podemos hacer. Siempre tratando de generar mayor bienestar a los chicos y a sus familias.
Eres una persona muy solidaria.
Ayudar a otros es parte de mí, porque sé lo que es no tener nada y andar sola por la calle, que nadie te levante la mirada. Tener que hacer cualquier cosa para que a tu familia no le falte nada y no quiero que eso sea la realidad de los chicos. Si puedo conseguir juguetes, los voy a dar, si puedo conseguir arcos para la canchita, los voy a poner. Para mí colaborar es evitar sufrimientos.
A pesar de la pandemia, ponés el pecho sin miedo.
Esta labor es mi vida, por supuesto que me cuido y nos cuidamos, pero si nosotros no estamos en donde hay tantas necesidades que se arrastran desde el 2016 cuando la gente empezó a venir masivamente porque empezaron a perder su trabajo, no hay comida en las mesas. No podemos permitir que nuestros vecinos pasen hambre. No poder estar acá generaría un vacío importante. Ver esas sonrisas o que los chicos vengan corriendo dos cuadras para abrazarte cuando te ven pasar, es todo lo que necesito para saber que estamos haciendo lo correcto.
Para colaborar con Un plato Más, pueden contactarse con:
Instagram: @Por un plato
Facebook: Un plato Más