Titán y Brownie: el primer equipo de perros de asistencia judicial del país

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Uno es un Golden Retriever y el otro, un Australian Labradoodle. Están entrenados para asistir a menores víctimas de delitos.

Son irresistibles: cariñosos, empáticos, tranquilos, contenedores. Se dejan acariciar, abrazar, que les tiren de las orejas y hasta que se les suban al lomo. Imposible no sentir ternura. Se llaman Titán y Brownie y son los perros del programa Perros de Terapia para Asistencia Judicial.

Están especialmente entrenados para asistir a los niños, niñas o adolescentes que sufrieron algún tipo de abuso o discriminación. Ayudan a hacer más ameno el momento en que los chicos deben volver a contar ese hecho traumático en la Sala de Entrevistas Especializada del Ministerio Público Tutelar.

Titán, encima de la mesa. Brownie al lado

Titán es un Golden retriever de 6 años y es de esos perros que parecen hablar con la mirada. Ya participó en más de 120 entrevistas. Hace unos meses, debido a la demanda y efectividad de este programa, se sumó a Brownie, un cachorro de 10 meses, color chocolate, de la raza Australian labradoodle, que fue especialmente criado para ser un perro terapéutico.

Todo empezó porque necesitábamos disminuir la angustia y la tensión del momento de la declaración de niños y adolescentes. Que se sintieran tranquilos y seguros en el lugar donde vienen a contar algo feo que les pasó. Por eso todo ocurre en la Sala de Entrevistas Especiales, con una linda decoración, juguetes y únicamente el psicólogo. Esto no es estrictamente una Cámara Gesell porque no hay un vidrio ni adultos del otro lado. Pero el objetivo es el mismo: lograr una declaración“, cuenta Yael Bendel, asesora general tutelar. Y agrega: “El testimonio se monitorea a través de un circuito cerrado de televisión en otra sala, en otro piso, a la que pueden acceder las partes de la causa judicial. Pensábamos que con esta separación física sería suficiente, pero no. Buscamos una vuelta más y sumamos a los perros de asistencia judicial, que son los que ayudan a un testigo para ir a declarar ante un jurado. Probamos y funcionó. Es un sistema que ya se implementa en los Estados Unidos, Francia, España y Chile”.

Tiempo al tiempo

​Aquí es donde entra en acción Carlos Agudo, una pieza importante en el programa. El es instructor canino profesional y adiestrador de perros de terapia y de perros de servicio para chicos con discapacidad, además de psicólogo social. “Carlos trabajaba como administrativo en el Ministerio, era nuestro consultor en perros y decidimos sumarlo al equipo. Obviamente lo tuvimos que cambiar de área. Las pruebas arrancaron en mayo del año pasado y se oficializaron en octubre”, cuenta Bendel. “Imaginate que, para mí, venir a trabajar a la oficina con los perros es el trabajo ideal”, dice Carlos, en una de las salas del Ministerio, junto a Titán y Brownie.

Todo empezó porque necesitábamos disminuir la angustia y la tensión del momento de la declaración de niños y adolescentes. Que se sintieran tranquilos y seguros en el lugar donde vienen a contar algo feo.

Brownie

El programa

¿Como funciona el programa?Apenas llegan las partes interesadas al Ministerio, se les cuenta que existe este sistema y, si están de acuerdo, nos acercamos despacio al niño o adolescente con Titán o con Brownie. No hay apuro. Respetamos el tiempo que cada uno necesite para poder aceptarlo y liberarse”, comenta Carlos.

Los perros están en la antesala de donde se hace la entrevista, en el décimo piso del Ministerio. Los chicos llegan, están un rato con ellos, y eso los descomprime, los alivia y les hace bajar el nivel de estrés.

Cuando salen de declarar, vuelven a estar un rato con los animales y eso hace que rápidamente conecten con algo que les hace bien y salgan del relato que acaban de dar. Los psicólogos explican que el contacto con los perros disminuye la angustia y la ansiedad de los chicos”, explica Bendel.

Un perro ideal

 Lo primero que importa para encontrar al perro que pueda participar en este programa es la selección. “Lo que se busca es un perro equilibrado. Cuando cumplen 45 días de vida, se les hace una serie de pruebas y tests. Se busca un cachorro que no te mordisquee, que no sea sumiso o miedoso ni agresivo con sus hermanos”, explica Carlos, el entrenador canino.

Titán, justamente, fue seleccionado por su equilibrio. “Está entrenado desde los 60 días de vida. Ahí se empieza una educación basada en juegos. Se llama adiestramiento cognitivo emocional, y es siempre en positivo. Con el juego se trata de inhibir la mordida; se le empieza a tironear de la cola, se hace mucho cepillado, se lo abraza fuerte. Es decir, todo lo que podría hacerle un niño. Eso se llama desensibilización. Es para que el perro no reaccione ante un tirón, que lo tome como parte del juego. También se le enseñan las órdenes de sentado, quieto y acostado. Titán estuvo listo desde muy joven. Tenía ocho 8 meses y ya iba a centros terapéuticos, asilos de ancianos y comedores infantiles. Siempre tuvo un carácter equilibrado”, describe Carlos.

Titán

De la cucha al trabajo

Titán y Brownie viven en la casa de Carlos y “eligieron” el lavadero como cucha. Comen balanceado y nada de darle ‘las sobras’ del asado del domingo. “Así evitamos que cuando uno está en la mesa, te pidan; o si un niño en una declaración se acerca con una galletita quieran sacársela. Titán nunca transgredió. Es más: no conocemos su ladrido y nunca lo retamos”, dice Carlos.

Durante la semana, llegan a la oficina en el auto de su entrenador y son mimados por todo el equipo de trabajo. En general, participan en cuatro entrevistas por día. “Pero no lo sufren. Si bien los chicos traen una carga emotiva, ellos enseguida juegan”, cuenta el experto.

Pero, ¿los perros se pueden estresar? “Sí, claro. Por eso, lo importante en este tipo de intervenciones es la mirada de un profesional. Titán empieza a bostezar o se sacude. Ahí te das cuenta de que necesita despejarse y lo sacás a dar una vuelta a la manzana. Brownie, en cambio, se dispersa. Está aprendiendo. Lo tiene a Titán de maestro”, explica el entrenador. Y tira un dato clave para la salud mental de estos animales: “Cuando un cachorro llega a casa y lo tratamos como un hijo, ahí empiezan las fobias, la ansiedad por separación y el apego. El perro, mientras más perro se sienta, más feliz es”.

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