Mauro de Giovanni tiene 40 años y hace más de veinte que estudia el sistema de lectura para no videntes. Trabaja en el emprendimiento que él mismo creó en 2016 y sostiene que es necesario eliminar algunas barreras, para que las personas que no pueden ver tengan las mismas oportunidades que los demás.
Inclusión. Esa palabra se convirtió en una intención y en una guía para Mauro De Giovanni, el santafesino que hace más de 20 años traduce partituras musicales al sistema braille. Mientras estudiaba en el Liceo Municipal “Antonio Fuentes del Arco”, uno de sus amigos y compañeros era ciego. El encuentro con él, a Mauro le ayudó a entender que para que las personas ciegas tuvieran las mismas oportunidades que las demás, alguien debía eliminar una de las únicas barreras con las que se encontraban al intentar estudiar música: la lectura de las partituras. Y decidió que esa persona iba a ser él.
Desde su encuentro con Rafael en la puerta del Liceo antes de la clase de Audio hasta hoy, De Giovanni nunca dejó de estudiar braille. Es que para él la inclusión de las personas ciegas en nuestra sociedad viene con décadas de atraso, por eso no se permite demoras. “Trabajo todos los días en mejorar mi traducción y brindarle acceso a las personas ciegas”, indicó. Su mayor orgullo y satisfacción es haber sido reconocido por la comunidad de ciegos.
Todo comenzó hace unos 22 años, cuando se encontró a Rafael y lo acompañó hasta el aula. “¿Cómo vas a hacer para estudiar?”, le preguntó a su nuevo amigo, pero el interrogante en realidad era una inquietud interior. Durante esa clase lo ayudó dictándole las notas. Al llegar a su casa, comenzó a investigar sobre el sistema braille y ese fue el primer paso que lo llevó a convertirse en el experto que es hoy.
Mauro enseguida notó que había un espacio vacío que alguien debía llenar, por lo que además de investigar, se unió a la Asociación Santafesina Nueva Cultura, una institución que trabaja en pos de la inclusión de personas ciegas. De la mano de esta organización comenzó a realizar cursos para aprender el sistema e hizo sus primeras traducciones. Todas fueron donadas a la asociación y brindadas a las personas ciegas de Santa Fe.
Las primeras traducciones de Mauro fueron realizadas en una máquina Perkins que le prestaron desde la organización. El braille es un sistema que además de estudiarse debe ponerse en práctica para interiorizarse. “A mi me ayudó mucho haber comenzado con esa máquina porque si tenía que traducir una canción para cinco personas, la tenía que escribir cinco veces”, explicó.
“La idea loca de hacer una biblioteca braille”
En 2005 tradujo por primera vez una partitura completa y en 2007 nació lo que llamó “la idea loca de hacer una biblioteca braille”. En primer lugar, comenzó a redactar el proyecto. Además, había obtenido un cargo como profesor del Liceo, por lo que la biblioteca se enmarcaría dentro de esta institución. Su proyecto fue presentado y aprobado en 2016. Actualmente, la biblioteca cuenta con las partituras en braille de casi todo el primer y segundo año de la Licenciatura en Música con orientación en Dirección Orquestal.
Mauro también realiza algunas traducciones a pedido de personas ciegas que se contactan con él. “Argentina tiene el único sistema de envío por correo gratis a personas ciegas, el Cecograma”, aclaró. Esto le permite enviar su material a cualquier parte del mundo, sin ningún costo. De esta manera, pudo trabajar para personas que viven en otros países.
“Uno se va haciendo conocido a través de contactos”, apuntó. De Giovanni comenzó realizando el servicio para personas de Santa Fe y estas lo fueron recomendando a conocidos de otras provincias y así sucesivamente. “Yo le hacía partituras a un salteño, que tenía contacto con un venezolano y así me contactó”, ejemplificó. “Ellos tenían una red internacional con personas ciegas y me fueron contactando para que les traduzca las partituras que necesitaban”, aclaró. Brasil, Nicaragua, Costa Rica, España, Paraguay y Uruguay, fueron algunos de los países a los que Mauro ya envió sus traducciones.
Al hacerse más conocido dentro del círculo de las personas ciegas que estudiaban música, la demanda de partituras traducidas era cada vez mayor, por lo que se hacía cada vez más necesario un programa o software digital donde Mauro pudiera hacer varias copias de una sola traducción y luego imprimirlas. “Me junté con un amigo que no veía hacía 10 años, era santafesino y se había recibido de ingeniero informático en el exterior”, contó. Él fue quien lo ayudó a conseguir el programa indicado, el mismo día que Mauro le habló sobre su necesidad. “Una vez que estudié bien el programa, cómo funcionaba y lo configuré con la impresora, hice las primeras traducciones”, relató. “Enseguida llamé a mi amigo para que viniera a ver porque a mí no me parecía cierto, estábamos los dos muy emocionados”, recordó.
Una barrera menos, una oportunidad más
Cada vez que habla sobre su tarea de traducir partituras al sistema braille, asegura que lo que más valora es lo que piensa la comunidad ciega y cómo califica su tarea. Para Mauro, ellos son, al fin y al cabo, para quienes trabaja. “Yo tengo claro que los ayudo desde una parte técnica y académica a lograr sus objetivos o a que puedan atravesarlos lo más parecido al resto de las personas”, explicó. “Mi contención es desde ese lugar y no desde la amistad o la psicología, por ejemplo”, precisó.
Hay una historia que a De Giovanni lo marcó para siempre. “Con el venezolano me pasó algo increíble y es que un día me llamó y me dijo que se había recibido de Licenciado en Piano”, expresó emocionado. “Me dijo que pudo realizar la carrera gracias a las partituras que le fui enviando”, aclaró. “Por estas cosas siento que debo continuar haciendo lo que hago y de manera gratuita, porque siento que todavía falta mucho para incluirlos: muchas partituras no están disponibles o salen muy caras por lo que unos pocos pueden acceder”, lamentó.
La creación de la biblioteca tiene bastante que ver con ese objetivo. “Hasta hace un tiempo había tres bibliotecas en todo el mundo que hacían las traducciones de manera gratuita para todas las personas”, informó. “Pero ahora me enteré que esta, la de Santa Fe, es la única ya que las demás solo le dan materiales a quienes se asocien y para eso hay que pagar”, advirtió.
Un manual, una biblioteca y la inclusión
Mauro manifestó que aún con 40 años y habiendo trabajado de esto la mitad de su vida, continúa estudiando el sistema braille porque nunca se termina de aprender. También contó que uno de sus sueños es armar un manual de música para personas ciegas, con la ayuda de quien fue uno de sus maestros e inspiradores: Juan Carlos Bertone. “Siempre le insisto y sé que en algún momento lo vamos a hacer”, añadió.
Otro de los objetivos del traductor tiene que ver con su biblioteca. La idea es que siga creciendo no solo en la cantidad de material que tiene, sino en su legitimidad. “Ahora estoy tratando de presentar un proyecto para que sea declarada biblioteca provincial y así conseguir otras categorías, financiamiento y demás, porque lo que me gustaría es armar un equipo de trabajo”, apuntó.
Por otro lado, señaló que siempre trabaja en pos de la inclusión. El pasado 5 de octubre fue declarado ciudadano ilustre de la ciudad de Santa Fe. Este tipo de premios lo enorgullecen, pero también le permiten tomar dimensión de lo que significa su tarea. “Muchas veces uno trabaja y no logra tomar conciencia de qué valor tiene para otros lo que está haciendo”, reflexionó. Después de ser designado ciudadano ilustre, recibió las felicitaciones y el aliento de muchas instituciones de la comunidad ciega, lo que le permitió realmente sentirse orgulloso de su tarea.
Pero si hay algo que el santafesino no logra es la satisfacción, porque siempre siente que trabaja a contrarreloj para lograr la inclusión. “Yo no puedo descansar ni frenar, siento que soy una persona que está haciendo una tarea que tiene años de atraso”, destacó. “Yo siempre pienso en esto: cuando una persona ciega, llega a una institución se encuentra con esa barrera, que no hay material traducido para estudiar. Si pasa esto, se pone triste y siente discriminación, olvido. Pero si esa persona llega y la institución le dice que tiene la mayoría o todos los materiales traducidos al braille, lo mínimo que esa persona siente es felicidad, alegría”, narró. Y agregó que eso es lo que lo lleva a estudiar cada día el sistema y brindarlo gratuitamente a toda una comunidad. “No es lo habitual que pase esto último en las instituciones y por eso yo gano premios, pero no debería ser así”, concluyó.
FUENTE: TN