Tiene nueve años y se autodefine como “activista del autismo”: la historia de Ian

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El niño propuso distintas iniciativas para un mundo más amigable con el autismo. Conocé su historia y sus propuestas.

Ian Galo Lescano Moche tiene 9 años y autodefine como “activista del autismo”, su mamá Marlene nos contó que siempre ha querido ser influencer y lo ha logrado compartiendo videos en Instagram y Tik Tok donde cuenta cuáles son los desafíos y habilidades del autismo.

Su personalidad y manera de hablar lo han llevado a recorrer canales de televisión y radio contando qué es el autismo, cómo es vivir con esta condición y qué es lo que se necesita para un mundo más amigable. “Él me dijo que quería contar su historia. Si yo hubiese conocido a un Ian antes, todo hubiera sido más fácil”, asegura su mamá al referirse a la exposición que ha adquirido el pequeño.

Ian contó que se enteró de que tenía autismo a los 6 años y que comenzó a profundizar sobre el tema después de ir una vez al circo. “Me enteré más o menos solo. Fuimos a un circo y en ese momento había muchos ruidos y no me gustaba, me puse mal, quería salir y cuando salimos le dije a mi mamá que sabía lo que pasaba y que tenía autismo”, reveló.

Si bien al principio entendía poco, con el tiempo comenzó a comprender más sobre la condición. “El autismo es una condición que hace que percibamos el mundo de manera diferente y tenemos un montón de desafíos para socializar y en la comunicación”, explica.

FOTO: Ian Lescano, un pequeño activista del autismo

“Son desafíos porque es feo decir dificultades y esos desafíos a veces nos hacen más fuertes y podemos aprender más. Como por ejemplo, la literalidad, cuando dicen un dicho o un chiste no lo entendemos, otro desafío es tener amistad con mis pares porque no tengo los mismos intereses”, detalló.

Sus consejos para quienes conocen a alguien con autismo son: “Tener mucha paciencia, incluirlos, hablar con ellos, tratarlos bien y naturalizarlos”. Esto último es algo que Ian remarca porque asegura que el autismo ya está incluido, pero no naturalizado.

“Un mundo ideal sería que sea más inclusivo y sin tanta maldad. Una ciudad inclusiva sería más amable, sin tanta maldad, con pictogramas en shoppings y tiendas, con una hora silenciosa en los supermercados y plazas con calesitas que no tengan música ni ruidos, que haya un cartel que diga que hay que tener paciencia a las personas autistas y que también la gente acepte los desafíos de cada uno”, reflexiona.

FUENTE: DIVERSIDAD

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