Emilia Casas es mamá de Juan Cruz, un niño de 8 años a quien se le detectaron altas capacidades cuando tenía 7. La noticia la tomó por sorpresa a ella y su familia y si bien parecía algo “muy bueno” en el trajín de la diaria y en la escuela, la situación comenzó a presentar complicaciones.
Todo comenzó cuando Juani empezó a presentar problemas de conducta en el colegio. Al jardín lo había atravesado muy bien, captaba rápido las consignas, pero cuando llegó primer grado, la estructura de una escuela tradicional lo cambió por completo. “Empezó con problemas en el aula, golpeaba puertas, sufría mucha angustia, frustración”, contó su mamá a Diversidad.
En su cerebro las conexiones funcionan de manera diferente, él piensa más rápido que lo que le responde su cuerpo y tiene una disincronía que le genera algunos problemas de motricidad fina, lo que dificultó mucho cumplir con las consignas de escritura establecidas en la escuela. “Le exigían que escribiera prolijo, pero él escribía mal y la seño le tachaba el cuaderno y le hacía cambiar las hojas, y escribir varias veces las letras”, recordó Emilia.
Juan Cruz tiene 8 años y es el único niño en Córdoba con altas capacidades que cursa un año más adelantado
La situación comenzó a afectar su autoestima y sus papás decidieron cambiarlo a un colegio más flexible. Con un poco más de suerte les tocó una maestra que supo respetar su proceso de aprendizaje, pero en segundo grado todo comenzó a complicarse de nuevo y desde la institución le dijeron que tenía problemas de conducta. Sus papás lo llevaron a una psicóloga que en principio le diagnosticó dislexia pero luego, por casualidad llegaron a una psicopedagoga y psicóloga, especializada en altas capacidades, que logró decirles qué es lo que realmente pasaba.
“Lo evaluó y me dijo que no tenía dislexia, sino altas capacidades. La noticia era re linda, pero después cuando investigas descubrís que no lo es tanto, porque el sistema no está preparando”, lamentó Emilia.
Las pruebas demostraron que Juani, en ese entonces con 7 años tenía una edad mental de 16, en consecuencia, les recomendaban hacerle adecuaciones curriculares y que compartiera el aula con niños más grandes. En sus pruebas se concluyó que tiene una superdotación por encima de la media en todas las áreas.
Emilia y su marido presentaron el informe en el colegio y de este modo lograron que en 2023 terminara segundo grado y al mismo tiempo tercero. Sin embargo, cuando este año comenzó cuarto grado, rodeado de compañeros más grandes, empezaron otra vez los problemas, desde el colegio no aceptaban esta aceleración y le decían a Emilia que Juani “no demostraba que tuviera altas capacidades”. Comenzó el bullying y también la opinión de otros papás que decían que no tenía que estar en ese grado.
Juan Cruz y su hermano Cristobal, quien también presenta algunos signos de altas capacidades
El colegio sugirió a los padres de Juani un “acompañante terapéutico”, situación imposibilitada para niños con altas capacidades, porque ellos no cuentan con CUD (Certificado Único de Discapacidad), también deslizaron la posibilidad de una reducción de jornada. Ante estas complicaciones y problemas con la escuela los padres buscaron apoyo en el acompañamiento psicológico y psicopedagógico, así como asesoramiento legal y en asociaciones de padres de niños con altas capacidades.
Presentaron una serie de trámites y papeleo ante la Inspección y de este modo lograron que Juani continúe en un grado más avanzado para su edad.
Tras un largo proceso, y gracias a los informes de psicopedagogas, psicólogos y la intervención de la Inspección y del Ministerio de Educación, aprobaron la aceleración de Juani. Hoy es el único niño en la provincia que cursa de manera “acelerada”, es decir en un nivel superior al que le corresponde de acuerdo a su edad.
“Juani” siempre quiere saber más de los temas que le apasionan.
¿Qué pasa en Argentina con las Altas Capacidades?
En Argentina, los niños con altas capacidades quedan simplemente a merced de la buena voluntad de los colegios y de la escuela, para que se encargue de su adaptación curricular y brindar un programa educativo que se adapte a sus necesidades.
“Muchos problemas vienen porque queremos que los niños encajen en el sistema educativo, cuando debería ser al revés, darle nosotros las herramientas o los programas o los estímulos acordes a su diversidad funcional. Esto lo tomamos dentro de la diversidad funcional, las altas capacidades”, explicó a Diversidad Paula Irueste, directora Servicio de Neuropsicología del área infantil y profesora titular de Psicología Clínica de la Facultad de Psicología de la UNC.
A nivel país, solamente existe en la actualidad una ley nueva en Corrientes y en Buenos Aires la “Ley Benjamín de Educación para Niñas, Niños y Adolescentes con Altas Capacidades Intelectuales”, que surgió por el caso de un niño de Buenos Aires que atravesó una situación similar a la de Juan, en esa provincia.
Convivencia en el aula
En el Servicio de Neuropsicología de la UNC, a cargo de Irueste -eminencia en la materia- se realiza una consulta gratis para la detección e identificación de altas capacidades en niños y niñas de 4 a 10 años. Sin embargo, tiene lista de espera de casi un año para llevar a cabo la evaluación.
También en esta búsqueda de contención y apoyo, existe la Asociación Argentina de Altas Capacidades, que aglutina a las familias de niños con estas cualidades.
Los problemas en la escuela
Las altas capacidades es el potencial que un niño puede tener y no significa precisamente que tiene que saberlo todo.
Para Emilia un obstáculo en este recorrido de las altas capacidades fue la existencia de pocos docentes preparados para tratar con niños de esta condición, la poca información que se conoce y los muchos mitos que existen.
“Se cree que el que tiene altas capacidades va a resaltar en el colegio y en nuestra experiencia es todo lo contrario: Juan es el rebelde, el que tiene problemas de conducta, el disruptivo, el que rompe esquemas”, explicó.
Salud
Además, también comentó que muchas veces se lo intentó diagnosticar con otra condición. “A Juani lo querían diagnosticar con TDAH profesionales que no estaban capacitados, pero sí tiene hiperactividad derivada de la sobreexitabilidad sensorial que tiene”, aclaró.
También asegura que aunque muchas veces se aconseja a los docentes que les den actividades diferentes, en la práctica pocas veces ocurre, y el común denominador de los padres de niños con altas capacidades es que “la pasan mal en el cole”.
Emilia ahora también espera por las evaluaciones para su otro hijo Cristobal, quien presenta algunas características similares a Juani y se encuentra cursando jardín de infantes.
“Siempre quiere saber más”
A Juan le apasiona el videojuego Roblox y tomó un curso de programación y ahora puede hacer sus propios videojuegos.
Su mamá asegura que permanentemente quiere saber más, cuando un tema lo apasiona busca conocer lo más que se pueda, pregunta, investiga. Esa intensidad a veces es difícil seguir para los papás que se quedan sin respuesta, pero se las ingenian para ayudarlo a saciar ese interés.
“De todo quiere saber siempre un poco más y en algunos temas es bastante autodidacta”, comentó su mamá.