“Las ultimas semanas de vida con sus ahorros compró un cuadernito y plasmó allí su deseo”, contó su mamá.
Dante tenía ocho años y una sabiduría enorme. Era amante de los animales y soñaba con cuidarlos y rescatar a aquellos que caían bajo el maltrato de las personas. Por eso, antes de partir a causa de un duro cáncer les pidió a sus papás algo muy especial: “Nos hizo comprometernos a cumplir con su sueño de crear una reserva, se sacó el oxigeno y me dijo: ‘Es un trato’”, explicó Marina Sarquiz, su mamá.
El pequeño se crió en la provincia de Misiones, rodeado de mucha naturaleza. Los tucanes, monos y coatíes que abundaban en el vecindario le despertaron un amor inconmensurable; pero lejos de quererlos, en su inocente niñez, como mascotas, a él lo hacía feliz verlos en libertad, disfrutando de su verdadera casa.
Hace un tiempo el nene escribió en un cuaderno cual era su mayor deseo y aunque su cuerpo no aguantó, su memoria sigue viva en el Centro de Rescate de Fauna Silvestre Ohana.
El sueño de Dante
“Él siempre fue un pequeño gran ecologista, sabía un montón de animales y las ultimas semanas de vida con sus ahorros compró un cuadernito y plasmó allí su deseo”, contó su mamá.
Internado en cuidados paliativos, sus papás le preguntaron si quería comer algo rico, jugar, ver una peli o algo que lo anime. Pero lejos de todo eso les respondió: “Quiero que cumplan mi sueño”.
“Falleció y después de un tiempo fuimos viendo hacia atrás las instrucciones que nos había dado”, destacó la mujer. “Después de recuperarnos, empezamos a armarnos. Primero la fundación, que para que el lugar funcione de manera legal teníamos que hacerla, y que por suerte salió muy rápido, justo para la fecha de su cumpleaños”, señaló.
Desde ahí comenzó una nueva aventura para la familia. Empezaron a estudiar sobre los cuidados y preparando el proyecto, pero al momento de la elección del lugar surgió la duda de dónde se iba a ubicar ya que debía tener características específicas. Sin embargo, como una suerte de milagro, apareció una persona que donó una chacra que cumplía con todo.
Ese momento fue la piedra inicial de la reserva. “Empezamos a construir, pero aún está en formación. Necesitamos una clínica veterinaria, un centro de cuarentena, recintos de rehabilitación y ya compramos una unidad de traslado”, destacó Marina y añadió que a pesar de que aún está en proceso, ya realizaron diversos rescates que fueron derivados a distintos lugares de tránsito.
Un pedido muy especial
Aunque era su sueño, el nene insistió en un particular pedido. “Dante se negó a que la reserva lleve su nombre porque dijo que un trabajo así no lo hace una sola persona y por ende no puede llevar el nombre de uno solo”, explicó Marina.
Es por ello que tuvieron que buscar una alternativa y surgió una muy especial: “Al final quedó de nombre Ohana, que significa familia y no solo de sangre, sino en la unión del amor por la naturaleza”, expresó.
En relación a la fauna del lugar, resaltó que aunque la selva está lejos, los animales se acercan a las casas. “Donde estés ves tucanes, monos, coatíes, comadrejas, reptiles y te los cruzas muy seguido”, sostuvo.
Esta situación genera que los accidentes sean frecuentes. “Mucha gente los atropella y los abandona, también están quienes los tienen de mascota y los cazadores. Eso hace que la necesidad de atención de la fauna sea diaria”, rescató.
Para combatir estas situaciones, destacó que es indispensable de la colaboración de los vecinos para que denuncien estas prácticas. “Al lugar se dirige la policía ambiental, les avisamos a ellos, realizan un operativo y le piden al tenedor que devuelva al animal y después se busca rehabilitarlo”, detalló.
“Los animales muchas veces se sienten un poco humanos cuando son rescatados. Son preciosos, pero está prohibido tener un animal silvestre como mascota y hay que respetar su lugar y sus necesidades”, resaltó.
Ante eso, insistió en “apuntar a la educación en la primera infancia”. “Hace algunos años era muy común que el abuelo sea cazador pero hoy el nieto no lo hace”, sostuvo.
Ayuda para la fundación
Misiones tiene la mayor biodiversidad del país y los traslados de una punta a la otra puede generar grandes costos. Es por eso que realizar los rescates genera una alta inversión de recursos.
Por el momento los gastos del lugar corren por cuenta de la familia y algunas donaciones que reciben de la gente pero generalmente no son suficientes para costear todo. Ante esto, Marina remarcó que precisan ayuda de más vecinos que se sumen a este proyecto. “Todo lo que la gente quiera aportar será bienvenido”, insistió la mujer.
De igual manera, hoy cuentan con la colaboración de profesionales y voluntarios que se sumaron a esta cruzada. “Es todo tan fluido que a veces nos reímos y decimos que hay unas manitos en el cielo con contactos”, expresó.
“Pensamos que iba a llevar un año construir las tierras y ya estamos armando la primera parte que queremos que sea inaugurada para el 14 de junio que es el cumple de Dante”, destacó.
Además del centro de rescate, también buscan armar un santuario para aves que no pueden volver a volar. “No es la idea exponerlos, Dante odiaba que se los exponga porque, aunque le encantaba verlos, tenía mucho respeto por la vida animal”, destacó y agregó: “La idea es que algunos animales sirvan de embajadores para que no se repita su historia”.
“Cuando se enfermó, el último año se fue potenciando eso que era, con solo 8 años había entendido todo el significado de la vida, le dio un sentido que otros que somos más grandes muchas veces no la encontramos, se comprometió de lleno con su sueño, tanto que unos días antes de partir se sacó el oxigeno y me dijo ‘es un trato’”, confesó la mamá de Dante.
Hoy el lema de la fundación es “el sueño de un niño para el mundo”, “porque no era para él, sino que era para los demás, algo que nació por una necesidad que ya estaba latente en el lugar donde la fauna estaba desatendida”, cerró Marina”.
FUENTE TN