Sor Selfie: la revolución de la religión en Tik Tok

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La religiosa colombiana es una influencer con más de 50.000 seguidores. “No sé si me vio el Papa Francisco pero si lo hizo, que me llame”

POR ALEXANDRA BARRETO

“Ser monja no es nada aburrido, me gustó la idea de mostrarle al mundo la alegría de la vida religiosa”, comenta muy entusiasta la hermana Marta Moreno (36), nacida en Antioquía, bautizada cariñosamente como Sor Selfie, en un encuentro en Francia cuando se cumplieron 200 años a la congregación Jesús María, a la cual pertenece.

Carismática con una impronta motivadora, docente, dirigió a un grupo de jóvenes que cada vez que se tomaban una foto con ella, decía: “Selfie, selfie, selfie”. La religiosa es aficionada de la fotografía, lo que le sirvió para inmiscuirse en el mundo de las redes sociales.

Sin duda el semillero de que la religión se involucrara con los avances de la tecnología es el beato católico Carlo Acutis, adolescente italiano y aficionado programador, que documentó milagros eucarísticos, para lo cual creó una web antes de su muerte ocasionada por una leucemia. Entre otros consagrados, se destacan Xiskya Valladares, nicaragüense, de las Religiosas Purezas de María, con más de 50.000 seguidores en Twitter; mientras que en Argentina están la hermana Josefina Cattaneo y el sacerdote Luis Zazano.

Como eje principal, el Papa Francisco posee casi seis millones de adeptos en su cuenta de Instagram y en Twitter sus mensajes alcanzan a más de 16 millones de personas, sólo en España.

En su cuenta @sorselfie tiene seguidores de Colombia, México, Chile, Turquía, España, Canadá y casi toda Latinoamérica, tanto católicos como de otros credos. Además, la religiosa pasó a ser un personaje público con entrevistas en Telemundo,  Canal RCN y diarios online.

“No sé si me vio el Papa Francisco pero si lo hizo, que me llame” , dice entre risas.

Sus videos y grabaciones cuentan con la participación de la Madre Superiora, Sor Lucía (86 años), con gestos de mujer estricta pero que demuestra lo contrario. “Es la que más cuenta los chistes de la comunidad, tiene un humor muy bueno, luego las otras hermana se prendieron y terminamos involucradas todas”.

Sor Lucía se lleva muy bien con la tecnología y cada vez se perfecciona en hacer videos en los que tiene que bailar o hacer lip-sync (sincronización labial) y los retos. Recalca que el tiempo que dedica a las redes, generalmente son los domingos. “Estamos conscientes que la prioridad es el colegio y la comunidad; hacemos varios videos y los subimos poco a poco”.

EL LLAMADO A LA VOCACIÓN RELIGIOSA

La hermana Marta creció entre las monjitas de la parroquia de la Infancia Misionera y las monjas de su colegio Jesús María. “Siempre me moví en ese ámbito, desde chiquita decía que quería seguir a Cristo; en la adolescencia me olvidé  de ese deseo, a los 15 años retomé  tener la vocación, participé  de lleno en actividades de la iglesia, catequesis y grupos juveniles”, comenta.

La decisión de dar el sí a la vida consagrada llegó después de un encuentro de fe. Actualmente tiene 18 años en la Congregación de Jesús María.

SIN QUERER QUERIENDO

El mundo de las plataformas llegó espontáneamente. Cuenta que la idea era acompañar a sus alumnas en la pandemia con mensajes positivos, pero nunca imaginó que lo que comenzó con algo sencillo se transformó en una viralización mundial.

“Tengo una sobrina de 15 años que hace mucho Tik Tok. Descargué la aplicación para saber qué tanto veía, me reía mucho con esos videos, supuse que las alumnas en la cuarentena estaban pegadas a esta red social. Un día encontré que el padre Jorge Reinaudo y la hermana Juanita que hacían lo mismo, y dije: ‘Si hay monjas y curas, lo hago yo también'”, recalca.

Para mí era fundamental llegar a las alumnas para que vieran el otro lado de las religiosas de su colegio, romper el estereotipo de que la vida consagrada es aburrida, desmitificar el cliché que una mujer, toma la vocación por obligación o porque un novio las dejó. No tiene nada que ver, las monjas somos divertidas, humanas”, explica.

Las hermanas de la comunidad se convirtieron oficialmente en influencers que parodian canciones populares convertidas en temas de la Iglesia, bailan merengue pero de una manera sana, positiva, con mucha alegría. Jamás tomaron un curso de actuación, y sostiene que todo sale natural. “Además, ser docente ayuda porque tengo que saber cómo llegar creativamente en las clases que doy”.

El primer Tik tok que revolucionó las redes fue en el que Sor Marta usa unas gafas al compás de la canción Banana (Conkarah y Shaggy) y junto a la Hermana Lucía hacen una coreografía, mientras unas letras dicen: “Cuando me dicen que ser monja es aburrido”.

“Lo más lindo fue que los padres de las alumnas dijeron que le sacamos una sonrisa porque en la pandemia, tenían mucho estrés, ansiedad, depresión, ataques de pánico”, destaca.

Al consultarle si había atravesado momentos de angustia con la cuarentena, asegura que no. “Somos 17 religiosas, el colegio es muy grande y salíamos a caminar, nos dedicamos a hacer las actividades duplicando horas de trabajo, también vi muchas series”.

¿De dónde viene la inspiración para crear en la plataforma?

“El contenido tiene mucho de humor pero a la vez los mensajes son evangelizadores con amor; siento que es el Espíritu Santo hace que se nos ocurran cosas”.

ECUMENISMO PURO

Han recibido llamadas y mensajes con felicitaciones, agradecimientos y pedidos de oración. “Yo soy ateo pero me encantan los videos que hacen”. “Yo no creo en Dios pero nunca pensé ver a una monja tan alegre, me han mostrado cosas diferentes”, indicios que las animan a seguir.

“Hay religiosas en mi congregación que no están de acuerdo, en mi caso tengo la fortuna que mis superioras me apoyan en los videos, pero hay sectores de la Iglesia que no les gusta que salgamos en las redes sociales”.

Agrega que junto con otros religiosos tienen la cuenta @catolictokers, todos los lunes hacen entrevistas en vivo.

Entre los proyectos de la Hermana Marta, hará un podcast en la plataforma ‘Un hombre nuevo más’.

ADVERSIDAD CON ALEGRIA

El mundo de Sor Selfie no es todo color de rosa, si bien tiene un rostro que refleja alegría y buen humor actualmente usa silla de ruedas, resultado de dos caídas: se fracturó la rótula y ha transitado dos operaciones. “La alegría no se pierde porque Dios es muy bueno, siento que soy muy amada por él, así esté como esté, no pueda caminar o debajo de un puente, siempre sentiré su amor. Todos podemos descubrir que es importante volver a Dios, muchos lo tienen olvidado, nuestro ser humano tiene una parte trascendente, ese vacío, sólo lo puede llenar él y así la felicidad llegará a nuestras vidas”.

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