Sebastián Fridman: “Hay que cambiar la forma en la que pensamos a los adultos mayores”

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POR SEBASTIÁN SAAVEDRA

Sebastián Fridman es, entre otras cosas, miembro adjunto de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría. ¿Y por qué charlamos con él? Porque el pasado 15 de junio se conmemoró el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, una fecha reconocida por Naciones Unidas para concientizar sobre “el abuso a las personas adultas mayores como un problema social”. Un viaje a la historia de las personas que más amor dan, y que muchas veces, menos amor reciben.

Sebastián Fridman

-¿Cómo nace la idea del “Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato a la Vejez”, y por qué se conmemora?
El maltrato hacia las personas mayores se produce cuando hay un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza. Puede adoptar diversas modalidades como el maltrato físico, psíquico, emocional o sexual, y el abuso financiero.

En nuestra sociedad, donde se tiende a valorar a las personas por su capacidad de producir y donde el paradigma es el de la juventud, sana y productiva, se han ido depositando en la vejez estereotipos negativos, asociándola a enfermedad, incapacidad e improductividad. Es sobre la base de estos estereotipos y prejuicios negativos donde se asientan las actitudes y prácticas discriminatorias y las diversas formas de maltrato. Lo complejo de estas situaciones es que muchas veces se terminan naturalizando y se invisibilizan. La Organización de las Naciones Unidas reconoció el abuso a las personas adultas mayores como un problema social, declarandolo así el “Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato a la Vejez.

-¿Y cómo fue que te iniciaste vos a trabajar con esta temática?
Fui llegando al mundo gerontológico desde el plano académico y al mismo tiempo desde mi práctica profesional en el trabajo concreto de todos los días. Tuve la oportunidad de comenzar a trabajar en AMIA desde muy joven, hace 23 años, y en el 2007 me incorporé al equipo del Departamento de Programas Sociales. Allí pude integrar el staff del Servicio Social de Adultos desde donde se trabaja fuertemente en el acompañamiento de personas mayores en situación de vulnerabilidad psicosocial. Luego coordiné el Programa de Cuidadores de AMIA desde donde hace 27 años se brinda un curso de formación de asistente gerontológico y seminarios de actualización. Hace más de 3 años soy responsable de la coordinación general del área de Personas Mayores de AMIA, dirigiendo el Centro Integral para Personas Mayores y donde hemos podido ir avanzando en el abordaje integral en materia de cuidados y de promoción de una modalidad de envejecimiento activo y saludable.

Desde un sólido equipo interdisciplinario trabajamos fuertemente en la ampliación del Centro Integral, que actualmente brinda más de 30 talleres grupales y donde asisten más de 400 personas en modalidad presencial. En el centro hemos ido desarrollando nuevas iniciativas, como ser Virtuali, el Programa de Inclusión Digital para Personas Mayores que realizamos con el apoyo del Joint, y Camino Compartido, un programa de apoyo para familiares que cuidan personas mayores en situación de dependencia.

Desde lo académico realicé la licenciatura en psicología en la UBA y luego una especialización en psicogerontología en la Universidad Maimónides. Actualmente desde mi rol en AMIA, participo en la Red Argentina de HelpAge, Red Mayores en Acción y diversos foros del ámbito gerontológico, y soy miembro adjunto de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría.

-Hoy desde tu lugar, ¿de qué manera contribuís para que que el maltrato a los adultos mayores no siga sucediendo?
Considero que un aspecto central es lograr visibilizar las diferentes manifestaciones del maltrato y poder intervenir rápidamente para desarticularlas. En lo concreto del trabajo con las personas mayores, es fundamental hacer un abordaje desde un enfoque de derechos, donde puedan conocer sus derechos y los distintos canales para reclamar cuando estos son vulnerados.

Hay un aspecto que deberíamos tener siempre presente que es el concepto de autonomía, entendida como la capacidad que tenemos para poder tomar decisiones sobre diferentes aspectos de nuestra propia vida. Este es un derecho muchas veces vulnerado y que no deberíamos perder nunca. En el trabajo cotidiano me parece muy importante empoderar a las personas mayores y que puedan hacer escuchar su voz y ser protagonistas en los diferentes ámbitos sociales donde participen.

-¿Cómo se explica que las tasas de maltratos sean tan altas, justamente en los lugares donde las personas adultas mayores deberían ser mejor tratadas (residencia o centros de atención)?
Primero me parece muy importante resaltar un concepto con el que nos manejamos quienes trabajamos con personas adultas mayores, que es el concepto de heterogeneidad. El universo de las personas mayores es altamente heterogéneo y por eso solemos hablar de vejeces y no de vejez, siendo el envejecimiento un proceso diferencial. En este universo nos vamos a encontrar con muchísimas personas mayores sin ninguna necesidad de apoyo, trabajando, practicando deportes y disfrutando de diversos proyectos vitales. En otra parte de la población mayor, y con un porcentaje que va aumentando al avanzar la edad, aparece el requerimiento de apoyos por encontrarse en situación de dependencia para desarrollar ciertas actividades de la vida diaria.

Los maltratos son frecuentes donde viven las personas mayores, tanto sea en residencias de larga estadía o en sus domicilios, siendo los principales victimarios sus hijos/as. También pueden aparecer situaciones de maltrato en centros de atención donde deben realizar diversas gestiones. Entre las causas que pueden exponer al adulto mayor una situación de vulnerabilidad frente al maltrato, pueden señalarse la baja autoestima, la pérdida del rol social, los niveles de dependencia derivados de algunas patologías y el tener que convivir o depender económicamente de otros por los bajos niveles de ingresos económicos.
Pensemos en la complejidad que requiere por ejemplo el abordaje de personas mayores con deterioro cognitivo, Alzheimer u otras demencias, donde al avanzar la patología se ve afectada la dimensión de la comunicación, y donde hay que estar muy atentos para visibilizar la presencia de situaciones de abuso y maltrato.

-¿De qué manera se puede tener un envejecimiento más saludable?
Estamos en la década (2021-2030) que las Naciones Unidas denominó del Envejecimiento Saludable. Esta propuesta surge ante un escenario de envejecimiento poblacional, donde aparece claramente el desafío de afrontarlo promoviendo acciones para mejorar la calidad de vida de las personas mayores, sus familias y comunidades. Dentro de este abordaje de la ONU, se proponen 4 grandes áreas de acción: cambiar la forma en que pensamos, sentimos y actuamos hacia la edad y el envejecimiento; asegurar que las comunidades fomenten las capacidades de las personas mayores; ofrecer servicios de salud primaria y una atención integrada y centrada en las necesidades de la persona mayor; y brindar acceso a la atención a largo plazo para todas las personas que lo requieran.

Desde las instituciones que trabajamos con personas mayores, como es el caso de AMIA, realizamos un abordaje integral que contempla estos 4 ejes sugeridos por la ONU, trabajando para desarticular la discriminación hacia las personas mayores en nuestra sociedad, promoviendo espacios de participación social donde las personas mayores sigan activas, autónomas y protagonistas de sus vidas, detectando necesidades y acompañando mediante programas a diferentes situaciones de vulnerabilidad que requieran apoyo.

Desde un aspecto más personal, es central para poder envejecer en forma saludable, seguir las pautas que son bastante conocidas pero que a veces nos cuesta llevar a la práctica. Sabemos que es fundamental mantener una dieta equilibrada, una rutina de actividad física, mantener lo más nutrida posible nuestra vida social, seguir aprendiendo y sostener proyectos vitales que nos motiven en el día a día.

-¿Cuál es el siguiente paso para combatir el abuso a nuestros mayores?
Combatir el abuso y maltrato hacia las personas adultas mayores debería ser un compromiso de toda la sociedad. Desde la generación de políticas y programas, deberían estar involucrados todos los actores, incluyendo el Estado, la sociedad civil y el sector privado. Y donde logremos visibilizar las distintas formas de maltrato y abuso para poder desarticularlas.

Como mencionaba antes, es central que conozcamos los derechos de las personas mayores y que no dejemos pasar por alto las manifestaciones de los distintos tipos de maltrato. Es importante recordar que existe la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos de las Personas Mayores, la cual Argentina ratificó en el 2017. Allí en artículo 9 se manifiesta expresamente el derecho de las personas mayores a la seguridad y a una vida sin ningún tipo de violencia.

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