¿Sabías que el único “árbol de cristal” de América está en Buenos Aires? 

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En el corazón del parque Pereyra Iraola, ubicado en la provincia de Buenos Aires, hay un “árbol de cristal” que, con el correr de los años, se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos del lugar. 

Este gigantesco ejemplar, que sorprende con el diámetro de su tronco y su copa, repleta de ramas, ha sobrevivido en el mismo sitio durante los últimos 150 años. 

Y, aunque la ciencia y la tecnología avanza, cuando este “árbol de cristal” muera, es probable que la especie desaparezca del continente. 

¿Cuál es la historia del único “árbol de cristal” de Argentina? 

Imagen del único "árbol de cristal" de América.

El único “árbol de cristal” de América llegó a esta zona de la provincia de Buenos Aires a mediados de 1870, cuando Leonardo Higinio Pereyra Iraola regresó al país luego de un viaje por Oceanía. 

Es decir, el argentino trabajó para plantar 12 ejemplares de esta especie, conocida oficialmente como “Agathis Alba”, que es oriunda del continente mencionado y, hasta el momento, no estaba presente en el nuestro. 

Lamentablemente, de todos los plantados, dos llegaron a la adultez y solo uno sobrevivió hasta la actualidad en este gigante predio natural que comparten Berazategui, Ensenada, Florencio Varela y La Plata.

¿Por qué se llama “árbol de cristal”? 

Una de las dudas que más ha perdurado en el tiempo, en relación a esta extraña especie, es el motivo de su nombre. 

Entonces, gracias a los registros históricos, se comprobó que el “árbol de cristal” se llama de esta manera porque produce una resina especial, capaz de brillar por las noches, como lo haría una piedra preciosa. 

¿Cómo se protege a esta especie tan particular? 

Un "árbol de cristal" pequeño, en Indonesia.
Un “árbol de cristal” pequeño, en Indonesia.

El único “árbol de cristal” de América es tan especial, que se han tomado medidas puntales para proteger al gigantesco ejemplar, que comparte el paisaje con el 36% de las especies superiores vegetales de Buenos Aires.

Es decir, la zona donde está planteado recibe una vigilancia policial permanente. Y, además, su protección aumentó desde que lo declararon Monumento Natural de la Provincia de Buenos Aires. 

De todas formas, como la especie no se puede reproducir en soledad, es probable que desaparezca del continente cuando este único ejemplar muera. 

FUENTE BILLIKEN

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