Reciclando y mutando colectivamente

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POR FERNANDA DI BENEDETTO

Si vamos a la definición técnica, el reciclaje es un proceso cuyo objetivo es convertir residuos en nuevos productos o en materia prima para su posterior utilización. En los últimos años, tras declaraciones como las de Greta Thunberg, reconocida activista medioambiental sueca, el reciclaje cobró un sentido mucho más importante y comprometido, haciéndonos entender que cada acción que realizamos de manera individual afecta al medio ambiente de manera colectiva, y que todos los objetos pueden tener una segunda oportunidad u otro rol en la vida de alguien.

La ola ecológica llegó para quedarse, y lo vemos en las calles con los contenedores para reciclaje, en los dos tachos de residuos en las casas de amigos y familiares, incluso en lugares públicos como shoppings y escuelas.

Sergio tuvo esta visión cuando cursaba el último año de diseño industrial, y lo volcó en la tesis final de carrera. Vio en las tapitas plásticas un potencial que va mucho más allá de su función principal de tapar botellas, y todo gracias a las quejas de una vecina de la cuadra donde está ubicado el Club Cultural Matienzo del que él formaba parte. “Esta vecina se quejó de que se dejaban botellas vacías tiradas en la calle, y eso nos llevó a preguntarnos qué uso les podíamos dar, dónde las podíamos reciclar, y comenzamos a vinculamos con cooperativas”, comenta el diseñador.

Sergio desarrolló esta idea de reciclar objetos transformándolos en cosas estéticas y útiles en su tesis final de carrera. En un taller ubicado en la casa de su madre, dio vida a lo que hoy conocemos como Proyecto Mutan, un emprendimiento compuesto por 8 personas que, a partir de tapitas plásticas trituradas bajo diferentes procesos, se crean objetos de larga duración. “Ese año con mi compañero exploramos qué hacer con los materiales que había en las cooperativas y decidimos trabajar con plásticos triturados, para transformarlos en nuevos objetos en un solo paso”, explica Sergio.

A través del calor e impresión, o calor y rotación, transforman y moldean las tapitas de plástico trituradas en objetos que no inspiren el descarte, si no todo lo contrario. Comenzaron en el 2016 lanzando su línea de lámparas, que les valió un premio al mejor proyecto ECO. Luego, siguieron por mobiliarios como mesas, bancos, cestos y masetas, hasta llegar a las composteras. “En colaboración con Compostate Bien, supimos que queríamos hacer algo con los compost, y fue así como surgieron las composteras”.

Además, durante 2020 “presentamos el primer producto que no es un mobiliario, son los marcos de lentes”, cuenta Sergio. Hechos con 10 tapitas trituradas, para estos marcos, además, se asociaron con un colectivo de mujeres del barrio 1-11-14 llamadas Entramadas, las cuales realizan los estuches a base de bolsas plásticas laminadas.

No se puede trabajar por separado lo ambiental de lo social, las problemáticas ambientales impactan sobre las zonas más vulnerables, no se puede repensar los procesos productivos sin pensar quienes están involucrados”, cuenta Sergio y hace énfasis en que esta es la base primordial de su modalidad de trabajo con cooperativas y organizaciones sociales quienes, además, son los mayores proveedores de materiales. 

Con múltiples reconocimientos tanto nacionales como internacionales, e incluso un premio del municipio de Vicente Lopez , Sergio resalta que “nos parece valioso darnos cuenta de que estamos generando ese cambio en la percepción o somos parte de ese cambio a nivel social”.

“El reciclaje para nosotros es cambiar la forma en que consumimos, proponer otro ciclo de vida de las cosas, y creo q todos estamos siendo más conscientes en este contexto”, concluye el diseñador industrial, dejando en claro que desde Proyecto Mutan, confían en que el camino es colectivo

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