Rubén Cisneros lo vio a jugar cuando tenía 10 años y lo dibuja desde entonces. Hasta lo hizo con la camiseta de Almirante, su equipo.
Para expresar su pasión por el entonces campeón en el Mundial juvenil de Rusia ’79, Ruben Cisneros comenzó a dibujarlo en sus cuadernos de escuela. Hoy, ya artista plástico, tiene una innumerable cantidad de obras que inmortalizan al astro en la memoria colectiva, y que acaba de organizar en una muestra itinerante. Pero además, en los últimos tiempos empezó a regalar algunos para promover la no violencia en la cancha.
Hincha de Almirante Brown y desde siempre vecino de Isidro Casanova, en La Matanza, entrega sus pinturas como reconocimiento a los compañeros de tribuna que contribuyen a que la tradición de ir a la cancha vuelva a ser una salida familiar. Fue con la inesperada muerte del Diez que Cisneros (53) decidió profundizar su obra y convertirla en una muestra, a partir de la selección de 27 retratos en homenaje al astro del fútbol.
Los clasificó y numeró, y les puso un título a cada uno. Eligió los que “lo pintan con más corazón”. Y las expuso por primera vez a fines de junio de este 2022, en el Sindicato de Trabajadores Municipales de La Matanza, en San Justo.
En paralelo, el artista impulsa su propuesta, por la que alterna entre hombres y mujeres para obsequiar con cuadros personalizados con la camiseta del club.
“Suele haber internas en las hinchadas, un ambiente violento que no sólo está en el fútbol sino en la sociedad y el mundo en general… pinto a los y las hinchas de Almirante Brown que se portan bien, contribuyen al espectáculo deportivo para que vayan las familia”, explica. Y agrega que el reconocimiento es su granito de arena para generar un ambiente festivo y de armonía, y contribuir a un mundo mejor.
El partido en cuestión que lo marcó de chico para definirse “maradoniano de por vida”, tuvo lugar durante el Mundial Juvenil de Japón de 1979. “Se produjo un hecho como cuando se produce el amor, un amor deportivo, futbolístico”, recuerda sobre la primera vez que lo vio al Diego en acción.
Cisneros cuenta que se levantaba entre las 5 y las 7 para verlo, y que, como no tenía televisión, se iba a la casa de un amigo. En ese entonces, ya pintaba con flechas y líneas las representaciones que veía en la pantalla.
“Soy maradoniano no solo en la cuestión deportiva, que para mí fue uno de los futbolistas más elegantes y virtuosos en la práctica, en su elasticidad, en la plástica que el tipo tenía para sus movimientos. Pero también respecto a su forma de vida, sus vicisitudes, en esa cosa de estar expuesto en carne viva de acuerdo a cómo es el ser humano”, refiere.
Antes pintaba en los ratos libres que le dejaba su trabajo de tiempo completo en una marroquinería. Pero en 2017, decidió renunciar después de 28 años para dedicarse exclusivamente a su arte y a la venta de cuadros. Cuenta que desde entonces, organiza sus días de modo de tener dos turnos de trabajo: uno a la mañana, de 8 a 13, y otro a la tarde. “Si uno quiere triunfar en algo hay que dedicarle tiempo, energía, horas y emoción”, afirma.
Son muchas las técnicas que el artista usa en sus obras. Durante mucho tiempo, practicó el hiper-realismo, “una forma de pintura que se trabaja con una imagen impresa” y “busca generar más vida y emoción que la foto misma”.
Pero actualmente, se inclina por pintar obras realistas con muchos detalles y una impronta propia, que le llevan aproximadamente una semana. En ambos casos, explica que se centra en la figura en sí y en hacer un fondo abstracto que lleve a pensar y diga algo.
Si bien Maradona es el protagonista de la mayoría de sus cuadros, no es el único. También se ha dedicado a pintar a otras figuras como el Indio Solari, Luca Prodan y Carlos Monzón, además de las que le piden por encargo. “Siempre con una impronta popular y que resalte a las clases humildes, trabajadoras, a los que sufren, a los que están olvidados”, dice.
“No vi a otro tipo con esas características para jugar al fútbol, y con todas esas condiciones de líder, que ponga la pasión, amor, dolor y desesperación en un campo de fútbol, un tipo muy visceral. Como decía Eduardo Galeano, el más humano de los dioses. Un dios sucio, que representaba a las clases bajas tratando de pedir justicia jugando al fútbol”, sostiene sobre su ídolo.
Sobre su muestra itinerante, cuenta que próximamente va a llevarla a Merlo, y que volverá a colgar sus obras en el Sindicato de Municipales de La Matanza, en San Justo, en el segundo aniversario de la muerte del “10”.
“ Pienso seguir recorriendo, ver si puedo exponer en lugares emblemáticos como la cancha de Argentinos Juniors, que tiene un museo, y en la cancha de Boca”, expresa.
Pintar a “los últimos del carro”
Sobre el trasfondo de su novedosa iniciativa, Ruben reflexiona: “Hay gente que se encuentra en el último lugar del carro y su felicidad única es pertenecer a un club de fútbol, hacerse amigos en la cancha, ver ganar a su equipo. Es mi granito de arena para dar una caricia, generar un ambiente festivo y de armonía que hace que nos sintamos felices todos”.
Uno de sus casos, quizás el más emblemático para toda la hinchada del club, fue el del cuadro que pintó para Darío César, quien falleció a los pocos meses de la entrega de su reconocimiento por una enfermedad que tenía de nacimiento. “‘Es su pasión y su felicidad ver al club de sus amores, entrega todo, pero ¿quién le da una caricia a él?”, recuerda que pensó al momento de pintarlo.
También retrató al “Viejo María”, de 65 años, a modo de “reconocimiento y abrazo” y organizó una entrega a la que asistieron sus amigos y fanáticos de Almirante. “Yo voy a la cancha desde los 5 años y él ya iba y se subía al paravalanchas, pasaron décadas y él siempre está ahí alentando a su equipo”, cuenta.
“La cultura también es un arma fundamental para pensar de mejor forma, para tratar de hacer un mundo mejor en la práctica. A los hinchas característicos que van siempre a la cancha, que le ponen pasión, les aviso previamente, y a modo sorpresa les entrego los cuadros. Está piola dar un poco de cariño, es lo que realmente nos hace sentir vivos”, concluye.