La historia de Gustavo Fernández, un emblema del tenis argentino

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Gustavo Fernández es tenista. Cuando tenía un año y medio sufrió un infarto medular y por eso desde los 6 juega en tenis en silla de ruedas o tenis adaptado. Es hijo de Gustavo Ismael Fernández, quien se destacó en la Liga Nacional de Básquet argentina.

POR SEBASTIÁN SAAVEDRA

El oriundo de Río Tercero supo dejar su nombre marcado en el deporte mundial: fue campeón de Roland Garros en 2016 y 2019, del Abierto de Australia en 2017 y 2019,​ y de Wimbledon en 2019. Además, alcanzó el primer puesto en el ranking mundial individual en julio de 2017, como mejor colocación histórica.2 En los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016 fue elegido abanderado de la delegación argentina en la ceremonia de inauguración.​ En 2010 y en 2020 recibió el Premio Konex al Mérito por su carrera deportiva en la última década.

Actualmente es el número 3 del mundo, y en esta charla con Optimism nos cuenta su historia de vida.

-Desde muy chico te tocó no pasarla bien a cuesta del infarto medular que generó la parálisis en las piernas. ¿Qué podés o querés contarnos de ese momento? Lo que recuerdes.
No tengo mucho registro de mi enfermedad porque yo era muy chico. Seguramente para mis padres fue muchísimo más duro que para mí, y no siento que mi discapacidad me haya impedido hacer lo q me gustaba. Siempre me las arreglé para hacer todo lo que hacían los demás, quizás algunas cosas de manera diferente pero puedo decir que tuve una infancia muy normal y muy feliz.

-Teniendo en cuenta que tu papá fue jugador de básquet ¿nunca te interesó ese deporte, o siempre fue tu amor el tenis?
Me encanta el básquet, de hecho fue el primer deporte en el que competí. Incluso a los 11 años formé parte de la Selección de Básquet Adaptado Sub 21 que logró la clasificación para el Mundial que se hizo en Londres en el año 2004. Sólo que cuando descubrí el tenis sentí que lo podía hacer de forma profesional que era lo que más quería hacer. Y eso hizo que me inclinara definitivamente por el tenis más que por el básquet.

-¿Fue duro el camino y linda la recompensa?
Era muy chico cuando pasó todo, y como dije antes, no siento que mi discapacidad haya sido un problema para mí. Al contrario, literalmente no cambió nada en mi vida. La verdad que tuve la posibilidad de vivir experiencias increíbles, que quizás si hubiese caminado, no se me hubieran presentado

-A la distancia y después de haber ganado más de 20 títulos, ¿qué le podés decir a todas esas personas que se dejan caer por una adversidad?
Que traten de encontrarse, y que vayan siempre en busca de nuestros sueños.

-¿Cual es tu próximo objetivo?
Me gustaría jugar el mejor tenis que me sea posible, agotar cada gota de este hermoso deporte que haya en mi cuerpo para sentir, y el día que me retire saber que hice todo lo que podía para ser lo mejor que pudiera ser.

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