Perdió un brazo, pero no se rindió y continúa trabajando como pintor: la historia de Daniel Porcel

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Si hay algo que podemos destacar de la personalidad cordobesa es la creatividad y la resiliencia. La vida de Daniel Porcel es un claro ejemplo y exponente de estas características. Él perdió un brazo en un accidente y hoy trabaja de pintor de casas en San Francisco. Este hombre tiene 39 años y es padre de tres hijos y no se deja frenar por ninguna adversidad. Siempre con fuerza, ganas e iniciativa, lucha para satisfacer las necesidades básicas de él y su familia.

Un ejemplo de resiliencia

Al filo de los 40 años, Daniel Porcel mira su vida en perspectiva y sostiene que “tiene muchas ganas de vivir y de trabajar”. En 2006 perdió un brazo en un accidente laboral en una fábrica de yerba en la que trabajaba, pero lejos de hundirse por este hecho, logró revertir ese momento doloroso de su vida. Su vida se consolida como un ejemplo de resiliencia, fuerza y motivación para quienes atraviesan momentos duros. Junto a este tipo de historias, siempre es válido aclarar que la superación personal y la búsqueda laboral “a pesar de todo” no debería ser un paso obligado para las personas. Si no una elección, en el que el contexto económico y social acompañe. Ya que es muy importante resaltar que cada historia de vida es un mundo, y para construir una sociedad justa, debemos garantizar los derechos básicos sin necesidad de esfuerzos sobrenaturales. En ninguna familia, en ningún contexto, y de ninguna forma, deberían faltar los derechos más básicos: un plato de comida, el acceso a la educación o una vivienda digna.

Momento bisagra

El 20 de marzo de 2006, a las 18.15, la vida de Daniel cambió para siempre. Unos 15 minutos antes de tomar su descanso, la envasadora comenzó a largar paquetes rotos o fallados. Daniel recuerda todo con detalles: “Como la yerba estaba mezclada, corrí la tapa de un tornillo transportador porque tomó una bolsa y no quería que haga de nuevo el proceso de procesado de las hierbas. Logré sacarla, pero de nuevo me enganchó la bolsa y sentí que me tragó el brazo, me lo tomó por completo“. Su fuerza le permite recordar con dolor, pero sin quebrarse. “En pocos segundos ya no tenía más el brazo porque la máquina tragado. Parecía una película de guerra, de terror y lo peor es que estaba solo“, siguió. No perdió la consciencia, salió corriendo de la fábrica y buscó la ayuda de sus compañeros. Rápidamente, haciéndole frente al horror, lo asistieron con un torniquete improvisado. La ambulancia tardaba y uno de sus colegas lo acercó a la clínica en su auto particular.

Daniel recordó cada momento hasta que llegó a la Clínica de especialidades Enrique J Carrá donde los médicos lo llevaron a cirugía. “Recuerdo que el anestesista me dijo que iba a estar todo bien. Me colocaron la anestesia y me dormí. Cuando desperté, tenía las sábanas que me cubrían hasta los hombros. En ese momento me pregunté qué hacía internado y me acordé. De hecho, sentía que movía el brazo derecho, pero cuando me destapé vi que no lo tenía más. Ese fue un momento muy duro“.

Súper papá

A pesar de su dura historia de vida, Daniel trabaja en la actualidad como pintor de casas en la ciudad de San Francisco. Es padre de tres hijos y ante la falta de empleo estable, se gana el pan con ese oficio. Este cordobés es padre de Luana (14), de Morena (12) y de Agustín (9). Todo el esfuerzo en salir adelante lo hace por ellos. “Me gustaría terminar la casa para recibir a mis hijos porque estoy carente de muchas cosas, ni heladera tengo. Cuando tuve el accidente laboral cobré una indemnización, pero el dinero no me alcanzó para poder construir las habitaciones de los chicos. Quiero darles lo mejor“, dijo el hombre a los medios locales, cuando tuvo oportunidad.

Buscarle la vuelta

Siempre le gustó pintar, pero nunca se lo había propuesto como una salida laboral antes de su accidente en 2006. “Cuando me ocurrió el accidente laboral le tomé odio al trabajo, tenía miedo, bronca. Una mezcla de todo. En la fábrica donde trabajaba me ofrecieron un puesto administrativo o trasladarme a Misiones donde la empresa tiene los molinos de yerba, pero no podía hacer nada. Cobraba el 70% del sueldo y con eso intentaba sobrevivir, pero siempre se me complicaba. Hoy la pintura es mi salida laboral“, expone.

Historia familiar

Daniel no tuvo una vida fácil. Fue criado por su madre sola y por su abuela. Y recién conoció a su progenitor a los 30 años. Tal vez por eso formar una familia fue unos de sus objetivos más anhelados, y como padre se esfuerza día a día para darle lo mejor a sus tres hijos. En un mundo ideal, su esfuerzo sobrenatural no sería necesario, porque los derechos básicos de su familia estarían garantizados. Pero la realidad lejos está de ser un cuento de hadas para muchos.

Nos ayudamos entre todos

Aunque con la ayuda mutua y el apoyo colectivo, la realidad se va acercando un poco más a un mundo de fantasías. La argentinidad al palo no solo es viveza o ventaja, también es saber que existe siempre alguien a quien ayudar. Por eso, es necesario difundir estas historias de vida y sembrar solidaridad para formar redes desde la empatía y la colaboración. Para contratar a Daniel y brindarle una ayuda, las personas interesadas pueden llamarlo al (03564) 15207831.

FUENTE: SER ARGENTINO

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